Historias de toda una vida

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miércoles, 6 de agosto de 2014

24 TODOS QUEREMOS SER RICOS



TODOS QUEREMOS SER RICOS
Valladolid 24 de Agosto de 2001

Queridos hijos: En la homilía de la misa dominical el sacerdote ha hablado largo y tendido sobre el hecho real de que todos queremos ser ricos, que el dinero nunca sobra, o sea, dinero, dinero, dinero y lo demás es lo de menos, sin que nunca nos paremos a considerar que podemos estar viviendo engañados, porque Jesús que por supuestísimo sabía lo que traía entre manos, dijo en el Sermón de la Montaña: “Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el reino del cielo”, y un refrán hay por ahí  que asegura “que si suprimimos los deseos no necesitamos nada, el cielo es nuestro”.
San Francisco, un santo de muchas campanillas, patrón de la iglesia de los frailes, opinaba de idéntica manera y obrando en consecuencia era feliz  a lo grande amando a cuanto había a su alrededor, personas, animales y cosas, necesitando muy poco para vivir y ese poco lo necesitaba muy poco. Evidenciando que para estar sano y ser dichoso no es necesario el dinero, ni casa por todo lo alto, ni cochazo, ni tanta vacación como la actual que todo el mundo ha escapado a la playa.
La riqueza, -siguió su prédica- no es más que un espejismo, una ilusión engañosa que nos impulsa a creer que las tarjetas de crédito son un manantial de felicidad.
Naturalmente  hay que entender por pobreza no el extremo de no tener nada, sino de no tener necesidad de nada esencial, el quid de la cuestión está en el límite que nos marquemos. Si tomamos la pobreza como conformidad  con lo que ofrece la vida, sabiendo apreciar la belleza, la sencillez y lo natural, nos conformamos con lo imprescindible, poniendo freno a la vorágine consumista en que estamos inmersos y suprimiendo lo superfluo la vida se llenará de gracia, alegría y salud.
Hijos, el señor cura está cargado de razón, pues si buen lo consideramos, en la primera respiración después de nacer, nada teníamos, nuestros padre, que no eran precisamente  potentados, nos lo dieron todo.
 Con la última respiración no nos llevaremos nada, entre una y otro sólo necesitamos lo suficiente para cubrir las necesidades vitales. Un momento de reflexión sería suficiente para entenderlo, pero, desgraciadamente, el “taliento de nuestro celebro” es escaso y no goza de la capacidad suficiente para llegar tan lejos.

Besos y abrazos

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