LA CARA
ES EL ESPEJO DEL ALMA
Valladolid, 15 de Agosto de 2001
Queridos hijos: Bien sabe Dios,
y sé yo también, y lo sabéis vosotros, y lo sabe todo el mundo que la alegría
es el mejor remedio contra la tristeza, que no hay nada más bonito que vivir
llenos de alegría, y si todos sabemos que es una bendición ser feliz, ¿a qué
ese afán por ser desgraciados?
Estar triste es perder tiempo y
vida, el tiempo es oro y no se puede perder y la vida es la realidad de todas
las realidades, el mayor tesoro que poseemos.
Vivir, dejar vivir, ayudar a
vivir es una buena consigna. ¿Quién puede no estar de acuerdo en que hay que
estrujar al máximo hasta la última neurona
que se posee para hacer que este
valle de lágrimas resulte un paraíso encantador? Vivir cada día como si fuera
el último, no poniendo nunca mala cara a la vida, recordando que somos polvo y
en polvo revertiremos, lo inteligente es apartar de nosotros seriedades y
tristezas, alegrar la cara y con el mejor estado de ánimos, a vivir sosegada y
moderadamente feliz, ¡Que son tres días!
La cara es el espejo del alma,
la expresión de la cara revela el estado emocional, por ello el control de la
cara es decisivo y contagioso. La cara larga, triste y preocupada produce
percepciones desagradables, pero la voluntad puede influir sobre las emociones,
por lo que hay que tratar de borrar la sensación de tensión interior y probar a
poner en la cara un gesto de alegría y se verá como de inmediato se percibe un
estado de calma en el cuerpo y felicidad interior.
Queridos hijos, echar mano a la
bendición de la risa y no dejar escapar la alegría que tenéis en la mano.
Paternales besos y abrazos
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