Historias de toda una vida

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miércoles, 6 de agosto de 2014

23 LENGUAS VIPERINAS



LENGUAS VIPERINAS
Valladolid 23 de Agosto de 2001

Queridos hijos: Paseo por el campo y llega hasta mí el monótono y estridente canto de una cigarra que me pone caviloso, orillándome a reparar que hay gente que la goza levantando bulos y atribuyendo a los demás las mayores tremendeces, y esto no nos ocurre únicamente a las personas, también a los animales, porque anda que no les ponen a bajar de un burro a las inocentes chicharras tachándolas de despistadas, frívolas e irresponsables, con la acusación de no saber hacer otra cosa que tocar y cantar. Y qué decir del avestruz con quien se come la gran injusticia de pintarle como ave tonta de capirote, pájaro bobísimo por usar la política idiota de esconder la cabeza bajo la arena si ve en el paisaje un peligro, creyendo que así elimina el paisaje con peligro y todo.
Sé de buena tinta que nadie  nunca ha visto a un avestruz la absurda estrategia que le atribuye el mito popular, contrariamente, para afrontar el acoso de un depredador recurre a varias estratagemas. La primera es salir corriendo a todo gas, porque esta ave, la mayor del mundo, puede alcanzar si es necesario los 70 kilómetros por hora. Otra manera, sobre todo cuando vigila a los huevos y a los polluelos recién nacidos, en la que distrae al intruso echando a correr en zigzag con las alas colgando  para simular que está herido y, por tanto, resulta presa fácil. La tercera maniobra es un ardid sutil: ante una amenaza el avestruz se acuesta con el cuello estirado a lo largo del cuerpo que le camufla mejor, dando la impresión  de haber desaparecido incluso antes de alcanzar el horizonte.
Hijos, suerte y que os veáis libres de las leguas difamadoras.
Besos y abrazos

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