QUERIDO DIOS
Valladolid 16 Agosto 2001
Querido Dios: Te voy a tratar de
tú a tú, como corresponde a la relación padre-hijo, y te cuento:
Mi madre, mujer de acendrada
religiosidad, creía dulcemente en Ti, y es que para nosotros tu realidad, tu
existencia es cosa de fe, de esa fe que es como tener dentro del alma un foco
de luz, un sol, y es por ello que la magia de la fe obra prodigios, tal como
esperar sin la más leve duda que después de esta vida nos espera otra de
felicidad sublime y eterna.
No tengo yo tan claras las cosas
como la autora de mis días, pero, por supuesto, personalmente creo, soy su hijo
y me enseñó a quererte, y soy hijo de mi pueblo, nací bajo un cielo pletórico
de estrellas florecidas en cuyos pestañeos se evidencia sin contradicción posible
que algo extraordinario existe, llámese Dios, Gran Todo, Nada Absoluta.
Te voy a ser enteramente sincero:
Creo en Ti a pies juntillas, pero a mi manera, sin pizca de olor a español, que
por ser quienes somos, hijos predilectos del Corazón de Jesús, gozamos de
favoritismo divino, ni a ruso, ni a americano, ni a conchinchino.
Tampoco a católico, ni
protestante, ni a judío, ni a mahometano, ni budista... Tú para mí eres simple
y llanamente Dios, Dios, a secas.
De Ti me gusta todo, menos que
seas tan bonachón y permitas pasar por tonto, que te tomen por el pito de un
sereno, que se hayan subido a las barbas
y vivas cosido a los caprichos de esa caterva de canallas ingobernables:
talibanes, integristas, racistas, tiranicidas, magnicidas...
No se comprende que permitiese a
Reagan que rezase como dicen que lo hacia "Dios, no sean soberbio, si
quieres algo, baja y pídemelo".
Dios, existir, desde luego, pero ¡qué pena! Cada
vez menos, por doquier se oye eso de "¿Pero aún quedan ingenuos que creen
en esa cosas en las que ya sólo creen pobres e ignorantes? El único Dios que interesa
es el dinero, comer y beber bien y dormir con tías buenas, lo demás es lo de
menos".
Alguna razón asistía a mi tío
Rojo, de Cornón, cuando decía que no lo consideraba probable, pero que si algún
día por un prodigio inaudito el Divino Hacedor le cediese el trono, así sólo
fuese por unos días, las cosas cambiarían radicalmente, porque desde el momento
mismo que tomase las riendas, por las buenas o por las malas, todos derechitos,
de lo contrario no iba a repartir garrotazos, por lo gordo.
Convenencieramente es preferible
creer en Ti, sin tu existencia la vida sería como atravesar un túnel y al final
encontrarse con la nada. Muy triste. Cosa diferente es morir para nacer a la
eternidad, y fundidos contigo gozar de excelsa e indefinida felicidad.
Padre, respetuoso, encendidos
besos y abrazos de tu hijo
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