DOÑA PATATA
21-Agosto-2001
Queridos hijos: Nacisteis con la
fortuna de ignorar lo que es el hambre; lo dolorosa que resulta cuando
mordisquea el buche, algo que lastimosamente ocurre diariamente a millones de
personas en el mundo, y aun sería peor sin el maná de las patatas: “tubérculo
carnoso y feculento que ha saciado hambre sin cuento”, salvando más vidas que
la penicilina.
Doña patata es un alimento de
importancia tal que de no abundar tanto se vendería por piezas, como joyas
gastronómicas, que sirven para todo: guisar, freír, purés… sin embargo se
utilizan como comparsa, como una actriz secundaria, mereciendo ser
protagonista, brillar con luz propia, ser acompañada, no acompañante.
No se debería decir patatas con
cualquier cosa, poniéndola por delante como restándole importancia, sin
rendirle el homenaje, la gran ovación de que es merecedora por lo deliciosa que
es preparada de cualquier manera. Simplemente hervida y regada con unos
chorritos de aceite de oliva tan sabrosa y sana que resulta un bálsamo para
cualquier estómago por delicado que sea.
Esto dentro de la sencillez suma,
pero poniendo un poco de imaginación se preparan sin fin de recetas con chispa
que quitan el hipo, he aquí algunos ejemplos: “Puré a la mouse de roquefort con
foie-gras”; “Suflé de queso, huevos y jamón“; “Corona de caviar”; “Ñoquis de
patatas a la importancia“; “Pastel de patatas con setas de espárragos” y ni qué
decir tiene la famosísima “Tortilla española” en sus mil versiones: acompañada
con una salsa de queso y nueces; gratinada con queso rallado, bechamel… y la novedosa exquisitez de espuma de tortilla.
Innecesario resulta resaltar que
es el acompañamiento ideal para cualquier plato. Y para no extenderme más
repararé con un par de huevos fritos con patatas ídem, que se asegura es un
manjar que se cena los domingos en el Cielo.
Hijos, sed felices comiendo
patatas con perdices.
Besos y abrazos:
Félix
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