Historias de toda una vida

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miércoles, 6 de agosto de 2014

14 HAY DIOS COMO HAY ATEOS



HAY DIOS COMO HAY ATEOS
Valladolid 14 Agosto 2001

Queridos hijos: Me he descuajaringado de risa leyendo a un inglés que infectada el alma por el virus del ateísmo  dice las cosas más divertidamente graciosas que se pueden escribir. Las cuento para que también a vosotros se os alboroten algo las alegraderas.

Lo jocoso no es que el hijo de la Gran Bretaña sea ateo, todo quisque es muy libre de serlo, decisión muy respetable, sin duda, y que allá se las arregle con él Dios; el Dios que asegura estar dispuesto a demostrar que no existe, como es demostrable que tampoco existen el tiempo ni el espacio, puesto que todo ello no son más que utopías maquinadas por imaginaciones poco lógicas. Y el buen hombre sigue el hilo insistiendo con algo no sé si calificar de enormísima patochada  o graciosa puerilidad, pues afirma que el color no es más que otra fantasía nada real, sólo una ilusión óptica resultado del encuentro de ciertas condiciones ambientales: vibraciones en el éter y ojos impresionados que vean. ¿Se puede razonar más ramplonamente? Empieza negando a Dios, creyendo en el supuesto éter que, por lo pronto es tan hipotético como Dios. .Niega además, la evidencia misma, porque el color, con ojos o sin ellos, ahí está siempre luciendo como tal. Los invidentes en materia de colores poco pueden opinar, lo que no evita que el mundo que les rodea esté profusamente coloreado.

Siguen las pedanterías  regocijantes, ahora  no está de acuerdo con la realidad del frío y niega su existencia, atribuyendo el fenómeno a la ausencia de calor, algo por otra parte subjetivo e independiente de nosotros, resultante de la disminución de movimiento de tales y cuales moléculas o lo que sea. Bien está saberlo, pero en la realidad pura y dura le gente tirita cuando los termómetros bajan y suda la gota gorda cuando el calor aprieta.
No paran ahí las cosas, el ocurrente británico cierra con broche de oro sus escépticas racionalizaciones con una cosaza boba de remate: el hielo no es lo que parece, no es hielo, sino agua congelada. Quiera el Dios en que no cree no le caiga de punta sobre la cabeza uno de esos grandes carámbanos que en los fríos días de invierno cuelgan de una gota de agua y compruebe que efectivamente el hielo es lo que parece.
Por lo demás ojalá el tiempo y el espacio ni existiesen, puesto que de ser así, pienso que sería posible estar en todos los lugares a la vez y vivir en todo tiempo, ayer, hoy y mañana. ¡Sería estupendo!

Si este simpático descreído sin idea de Dios desea que las cosas le queden evidentes y claras lo tiene claro, que dé una vuelta por Cornón, pues allí, contemplando el sublime espectáculo del mogollón de estrellas tachonando la bóveda celeste, con íntima emoción, con palpitaciones del corazón y del espíritu comprenderá y sentirá, sentir es algo más íntimo, al Creador, porque allí palpita y es tan real y concreto que dejando volar libre la imaginación se llega a gozar de la inefable sensación si se da un paso más se abren las puertas del cielo y se puede entrar a abrazar a Dios.

Hijos, que el gran Dios os conceda la salud y la alegría que os desea vuestro padre

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