HAY DIOS COMO HAY
ATEOS
Valladolid 14 Agosto 2001
Queridos hijos: Me he descuajaringado
de risa leyendo a un inglés que infectada el alma por el virus del ateísmo dice las cosas más divertidamente graciosas
que se pueden escribir. Las cuento para que también a vosotros se os alboroten
algo las alegraderas.
Lo jocoso no es que el hijo de la
Gran Bretaña sea ateo, todo quisque es muy libre de serlo, decisión muy
respetable, sin duda, y que allá se las arregle con él Dios; el Dios que
asegura estar dispuesto a demostrar que no existe, como es demostrable que
tampoco existen el tiempo ni el espacio, puesto que todo ello no son más que
utopías maquinadas por imaginaciones poco lógicas. Y el buen hombre sigue el
hilo insistiendo con algo no sé si calificar de enormísima patochada o graciosa puerilidad, pues afirma que el
color no es más que otra fantasía nada real, sólo una ilusión óptica resultado
del encuentro de ciertas condiciones ambientales: vibraciones en el éter y ojos
impresionados que vean. ¿Se puede razonar más ramplonamente? Empieza negando a
Dios, creyendo en el supuesto éter que, por lo pronto es tan hipotético como
Dios. .Niega además, la evidencia misma, porque el color, con ojos o sin ellos,
ahí está siempre luciendo como tal. Los invidentes en materia de colores poco
pueden opinar, lo que no evita que el mundo que les rodea esté profusamente
coloreado.
Siguen las pedanterías regocijantes, ahora no está de acuerdo con la realidad del frío y
niega su existencia, atribuyendo el fenómeno a la ausencia de calor, algo por
otra parte subjetivo e independiente de nosotros, resultante de la disminución
de movimiento de tales y cuales moléculas o lo que sea. Bien está saberlo, pero
en la realidad pura y dura le gente tirita cuando los termómetros bajan y suda
la gota gorda cuando el calor aprieta.
No paran ahí las cosas, el
ocurrente británico cierra con broche de oro sus escépticas racionalizaciones
con una cosaza boba de remate: el hielo no es lo que parece, no es hielo, sino
agua congelada. Quiera el Dios en que no cree no le caiga de punta sobre la
cabeza uno de esos grandes carámbanos que en los fríos días de invierno cuelgan
de una gota de agua y compruebe que efectivamente el hielo es lo que parece.
Por lo demás ojalá el tiempo y el
espacio ni existiesen, puesto que de ser así, pienso que sería posible estar en
todos los lugares a la vez y vivir en todo tiempo, ayer, hoy y mañana. ¡Sería
estupendo!
Si este simpático descreído sin
idea de Dios desea que las cosas le queden evidentes y claras lo tiene claro,
que dé una vuelta por Cornón, pues allí, contemplando el sublime espectáculo
del mogollón de estrellas tachonando la bóveda celeste, con íntima emoción, con
palpitaciones del corazón y del espíritu comprenderá y sentirá, sentir es algo
más íntimo, al Creador, porque allí palpita y es tan real y concreto que dejando
volar libre la imaginación se llega a gozar de la inefable sensación si se da
un paso más se abren las puertas del cielo y se puede entrar a abrazar a Dios.
Hijos, que el gran Dios os conceda
la salud y la alegría que os desea vuestro padre
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se tan educado en tus comentarios como quieres que lo sean contigo