Historias de toda una vida

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viernes, 11 de julio de 2014

HOMO SAPIENS



HOMO SAPIENS
Valladolid a 11 de Julio de 2001
Hijos míos: Uno de vuestros retoños, no recuerdo exactamente quién, pero eso sí, con la condición de todos los niños de coser a preguntas a los abuelos poniéndolos en grandes aprietos, a boca de jarro me interrogó un día.
-Yayo, ¿descendemos del mono?
No guardo en la memoria la explicación en aquel momento, hoy así aclararía el embrollo:
¿Del mono? !Uy!, pues veras, eso dicen, y para algunos la cuestión está difusa, muy confusa; para otros, los seguidores del gran Darwin, meridianamente clara, proclaman que los misterios del origen del hombre ya no son ningún secreto, el eslabón perdido ha sido hallado, la incógnita despejada: Somos ex simios. Esto no significa necesariamente que todos descendamos del antropoide en el mismo grado, en igual media. En algunos el gran cambiazo se les nota que es reciente. Es más puede asegurarse hay monos que son más humanos que ciertos hombres, y hombres que son más monos que muchos primates.
Bueno pero vamos a los hechos que ocurrieron, lo sé sin el menor resquicio de duda,  sobre poco más o menos, de la siguiente guisa:
Un mono simpático y vivaracho, pero a la vez algo desmañado, hacía el oso saltando de rama en rama sobre el árbol genealógico de las especies animales, viejo como el mundo, de pronto chascó la madera dando con el cuadrúpedo en tierra. Afortunada caída, puesto que chiripudamente aterrizó de pie sano y salvo. Por la fuerza del impulso del cachiporrazo salió corriendo en plan bípedo. Lo verdaderamente sorprendente viene ahora: a lo que parece le hizo gracia al chango la novedad de correr en posición erguida y siguió trotando sobre las patas traseras, dando gritos guturales y aporreándose  el pecho con los puños a la manera de Tarzán.
Es para dejar pasmado y haciéndose cruces a cualquiera lo simple y natural que resulta a veces las cosas más complejas y trascendentes, puesto que en virtud de un hecho tan  trivial surgió nada más y nada menos que la aparición  del "Homo erectus"  del que derivó el "Homo hábilis" para rematar en la especie llamada "Homo sapiens", o sea nosotros.
Casi nada, el rey de la creación, como nos gusta proclamarnos. Aunque diré lo que se suele decir, la más sublime y abominable criatura que pisa el Universo, porque a veces- muchas veces- cuando descarga su conducta agresiva, más que monos somos ratas, imbéciles gusanos.
Ni que decir tiene que personalisimamente no necesito conjeturar con excesiva lógica para desear contar como antepasados con el ingenuo Adán y la pizpireta Eva en lugar de un animal de especie inferior como el susodicho subhumano.  ¡Qué diferencia!
Apretados abrazos de este hombre-mono que es vuestro padre.

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