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viernes, 11 de julio de 2014

LA PLAYA DE LAS MORERAS



LA PLAYA DE LAS MORERAS
Valladolid 25 de Julio de 2001
Queridos hijos: Ha amanecido un día cual corresponde a la fecha veraniega, resplandeciente, cielo muy azul y sol alegre y risueño, y como pasear es placer y salud, en compañía de un amigo hemos dado una  vuelta por entre las flores y los frondosos árboles de las Moreras,  acercándonos después hasta la playa bastante concurrida, proliferando los top-lees, o como se llame esa nueva realidad de llevar las féminas a la intemperie las vergüenzas de arriba.
Algunos bañistas, más bien escasos, mojan los pies en las poco transparentes aguas del Pisuerga. Pero en esos apenas nos fijamos, nos interesan más, poniendo en todo un punto de humor, merodear por la playa en plan jocoso y dar un alegrón a los ojos, dedicándolos al deporte de contemplar lo mucho que hay que ver; porque maduros sí  somos, pero no tan caducos como para haber perdido toda curiosidad e interés por las muevas cosas y modos en uso.
Aún podemos sorprendernos y alegrarnos cuando hace falta, y pasear entre  tanta "dominga" a cielo abierto, es un modo de pasar un placentero y relajado rato.
Lo primero en que se fijan nuestros eufóricos ojos es una treintañera jamona, rubia y reluciente que se mueve muy ufana bamboleando con ostentación sus explosivas grandezas frontales, tan hermosamente desarrolladas que pedir más sería cosa desmesurada. A ojo de buen cubero calculamos un tamaño trasdoble o cuádruple que las de dos mocitas de buen ver que debidamente liberadas de corsés y sujetadores doran  al dios del sol sus bustos de medidas clásicas.
En discordante contraste una abuelita flacucha y algo decrépita festeja el día  exhibiendo con desparpajo sus tetitas,  ayer excelso fruto, hoy colgantes y marchitos cual deshilachado harapo.
En otro orden de cosas, una pareja de novios arrebatadoramente enamorisqueados a juzgar por el hociquearse  con mordeduras  avasalladoras, muestran descocadamente su amartelamiento  en medio de la gente. Y eso no es todo. Desbordados, se lían las cosas y los arrumacos van más lejos. Sin ocultarse ni disimular, sin reparar en nada ni en nadie, menos aún en algunas miradas de desaprobación, aprovechándose al máximo inicia el fogoso romeo un toquiteo a la hermosa. O sea, se conoce, es lo más probable, que no satisfecho con la percepción visual y atacado de una imperiosa necesidad de tocar, pasó a la acción táctil, modelando a dos manos  las teides pectorales de la moza, como dando cuerda a los rosados pezones. "Será -comentó alguien- para ponerle en hora". Acudió a todo esto un policía que reconvino al tenorio por su exhibicionismo:
-Tete, pulpo, las manos quietas.
Se engalló el joven y sin consideración cual ninguna inició a voces una discusión con la autoridad, y en su belicosa actitud llegó a agredir verbalmente al uniformado, gritando que estaba en un país libre y democrático y que bla,bla,bla... El poli, se conoce  era un hombre afable y carente de agresividad, recogió velas, dando por resultado que la operación policial vino a parar en nada y el deslenguado tocón se fue de rositas. Los tiempos son muy otros, no acierto a saber si para bien o para mal han cambiado, pues ocurre que lo ayer mismo estaba estrictamente prohibido  y castigado, hoy resulta natural y empieza a no sorprender a nadie, o a casi nadie.
Besos y abrazos de vuestro padre

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