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viernes, 11 de julio de 2014

DIOS PONE ALEGRÍA EN LOS CORAZONES



DIOS PONE ALEGRÍA EN LOS CORAZONES

Valladolid 18 de Julio de 2001

Queridos hijos: Recordando con un amigo la fecha, hoy hace 65 años que estalló nuestra incivil y fratricida guerra. Me contó un suceso que presenció.

El personaje es el sargento de su compañía, uno de esos nefastos sujetos que tanto se dio durante la contienda, individuo básicamente malvado, francamente diabólico que como arrastrando  en la sangre instintos bárbaros poseía una atroz capacidad para matar y como jefe de una de tantas fatídicas "escuadras de la muerte" que fusilaban sin miramiento ni fundamento a cuantos se les ponían delante, incluso cuando avanzando conquistaban alguna población entraba en la iglesia y la emprendía a tiro con los santos.

Orgulloso de sus hazañas propalaba haberse llevado por delante a un centenar de inocentes. Ateo moribundo, "Dios no existía, ni había existido ni existiría nunca, lo decía él y sanseacabó y sanseterminó"



Pues bien, a este querubín, un trágico día para él, combatiendo en la trinchera, de pronto le cae a los pies una bomba, raaaca, bum, y tras el estampido, entre el polvo estaba él con el cuerpo por completo destrozado, se moría a chorros, ante el dolor y la muerte se acuerda de Dios y de su madre, los últimos instantes de su existencia fueron un exclamar con aterrada expresión desgarradores y repetidos quejidos: ¡Ay, Dios mío¡ ¡Ay, madre mía! ¡Ay, Dios mío! ¡Ay, madre mía! ¡Ay, Dios mío!...



Este lamentable suceso me lleva a comentar nuestro actual comportamiento hacia Dios, arrojado al saco de los olvidos nos mostramos indiferentes, ni fu ni fa, sólo en el último momento recurrimos a Él, cuando surge un problema que requiere aliento y ayuda superior.

Al único dios que hoy se toma en cuenta es al dinero, que ayuda a solucionar algún tipo de problema, pero que por sí solo no crea atmósfera de paz y alegría. Ah, sin olvidar la tele, que se ha convertido en algo hipnótico para millones de personas, incluidos los niños de todas las edades. La tónica de la programación es telebasura: ensaladas de tiros, matanzas, chismorreo, concursos bobísimos, información escalofriante... todo con serios efectos secundarios.



Bueno, a lo que iba, cada día estoy más profundamente convencido de que creer en Dios ayuda a vivir, pues Dios significa amor y alegría, da sentido a la vida, ayuda a practicar pensamientos y sentimientos positivos. En fin, que tomar en cuenta a Dios da óptimos resultados. Nos iría bien dejar de ser como somos, creyentes de un modo raro, esto es, que creemos creer sin creer o no creemos creyendo; será, es lo más probable, porque Dios nos resulta algo nebuloso y lejano, no es el Dios de antes que se cuidaba personalmente de la gente, la cuestión es que, como en el caso del sargento, Dios es poco menos que un cero a la izquierda.



Hijos, que el buen Dios ponga alegría en vuestros corazones y os ayude a recordar que os acordéis de Él.



Besos y abrazos

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