NUNCA SE ES DEMASIADO BUENO
Valladolid 24
de Julio de 2001
Queridos
hijos: No lo digo por darme jabón, pero soy un malvado, así lo aseguro... Pero
así como digo una cosa, digo otra; ser malvado no está al alcance de
cualquiera. Ser malvado con un poco de pitorreo no tiene nada que ver con
ser buena o mala persona. Malas personas
con pésima uva hay muchos en esta vida, buenas también hay bastantes en el mundo, pero veréis, soy de los malvados que
saben “engañar”, haciendo creer a la gente que soy pan bendito. Entre mis
amigos paso por un buenazo de órdago, sin serlo, como bien sabéis vosotras.
No
sé si sabré explicarme, los malvados a "mi estilo" tenemos
dificultades para ser malvados-malvados porque no somos conscientes de lo malas
personas que somos y esto nos impide jugar con nuestra maldad.
Pero,
bueno, voy a aclarar porque soy un bicho redomado: llamo "gordis" a quien
le sobra algún kilito, y eso en su opinión no se puede decir, porque, sin darse
cuenta que yo mismo soy “gordis”, a ellos les molesta y dicen es quedarme con
ellos y les pone de pésimo talante.
Ósea, todo un bicho que saca de quicio y
solivianta a los amiguetes, porque sé ponerme borde y maldoso, con muchos
reflejos para improvisar maldades, muy eficaz para resultar dañoso y pesado.
Cierta
y contrariamente, vosotras sois muy diferente cosa, aunque no está de más
reconocer que demasiado bueno no se es nunca y no estará nada mal procurar ser
mejor de lo que somos.
Concluyo,
pero no antes de poner en duda que sea tan malvado como se me pinta, por varias
razones:
a)-
¿Puede ser tan mal bicho un gordo tranquilo con una nariz que provoca risa,
cuando la risa es un bálsamo?
b)-
¿Quién reconoce plenamente que ser mala
gente es el colmo de los desatinos?
c)-
¿El pobre infeliz que se deja picar por moscas y mosquitos por no molestar?
d)-
¿Un abuelo con síndrome de gallina clueca con sus nietos?...
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