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viernes, 11 de julio de 2014

RAYOS Y TRUENOS



RAYOS Y TRUENOS
Valladolid 31 de Julio 2001

Queridos hijos: Si cuando Dios hizo el mundo me hubiera llamado a mí para decirme: "Haz tú las nubes", no es que hubiera enmendado la plana al Creador, que eso no, porque cómo superar el portentoso espectáculo de un rebaño de nubes ampulosas y cambiantes adornando el cielo y, por añadidura, amiguísimas del hombre, nos traen el vital beneficio de la lluvia, pero en lo que sí hubiera osado meter mano, borrándolas del firmamento, es a  esos furiosos nubarrones negros responsables de huracanes y gotas frías que tan gravísimos disgustos causan por doquier.
Otro fenómeno atmosférico del que también hubiera hecho borrón y cuenta nueva es de los electro meteoros, peligrosos como ninguna otra cosa, primero por la frecuencia con que se producen, puesto que son cincuenta mil las tormentas que diariamente se desatan, produciendo nada más y más nada menos  que ocho millones  de descargas de rayos y centellas, lo que significa que cien relámpagos por segundo  golpean algún lugar del mundo.
Todos sabemos, más o menos, que los rayos son chispas eléctricas que saltan de una nube a otra, o de una nube a la tierra. Los rayos no nacen en cualquier nubecilla inocente, sino en un tipo muy concreto denominado cumulonimbo y los asustadizos rayos en el interior de estos locos celestes,  convirtiéndoles en una pila con el polo positivo en la parte alta y el negativo en la base.
Bueno, el caso es que el rayo es un salto de millones de electrones, o sea, para entendernos, de cargas negativas que brincaran la tierra atraídas por la carga positiva de ésta. Los estrepitosos truenos que les acompañan es el sonido generado por la explosión del aire en razón del terrible calor del rayo, cuya potencia es variable, pero que en ocasiones supera los cien millones de volteos, ¡qué burrada!

El fragor y el fulgor, la fiesta pirotécnica que frecuentemente se organizan estas noches con tormentas veraniegas son tan espectaculares como peligrosas, porque morir partido por un rayo es una fatalidad más frecuente que lo que se piensa, dado que cada año se llevan por delante a no menos de un par de docena de españolitos.
Sin embargo los rayos no siempre fulminan a quienes le caen encima, se dan casos insólitos de existir "repetidores" que han sobrevivido, no a un chispazo, sino a dos y a más. Se cuenta de un guardabosque americano que ostenta el nada agradable récord de haber superado el golpe de siete calambrazos. Eso es aguante.
Bien, hijos, ante tal realidad, ¿hubiera hecho bien, mal o regular eliminando los cumulonimbos, esos diablos del cielo?
Besos y abrazos

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