¿CÓMO SE SOSTIENE DIOS?
Valladolid,
14 Julio del 2001
Querida hija: Ser abuelo, tener nietos es una de las
cosas más estupendas que le pueden ocurrir a un hombre en la vida, aunque todo
hay que decirlo, a veces los diablillos te arrinconan en un callejón sin salida
cosiéndote a preguntas, ¿por qué esto? ¿Por qué lo otro y lo de más allá? ¡Ni
que fuéramos sabios!
A propósito me viene a la mente la
ocasión en que Rebeca, aunque aún
chiquirritina, ya se interesaba por conocer el apoyadero con que se
sostiene Dios en lo alto del cielo, y me lo preguntó, pero en esta ocasión no
supuso problema alguno, porque ella misma y a su manera me dio la respuesta:
-
¿Dios
se sostiene porque tiene “helicóptiro” con “múmeros”?
Ya mayorcita y muy seria, volvió a la carga:
-
Yayo, ¿Cómo se sostiene Dios?
-
Uuuuyyy,
Rebequita, preciosa, Dios se sostiene divinamente, porque no se tiene que
sostener de ninguna manera, está en todas las partes ocupándolo todo.
Y entonces quiso saber más,
-
¿Quién
es mayor, Dios o el Universo?
-
Mira,
el Universo con ser enormisísimo, le caben legiones en número infinito de
galaxias con su carga inconmensurable de
estrellas de todos los tamaños y colores: novas y supernovas, fijas y fugaces, dobles, múltiples, con rabo y sin él,
satélites, cometas, luceros, agujeros negros...
Pero Dios es más, su grandeza
consiste en que no empieza ni termina, es lo más infinito de los infinitos.
Dios es todas las cosas existentes, la luz, el cielo, los astros, el arco iris,
las nubes, el mar y el viento, los árboles, los elefantes y las libélulas, los
pájaros, las flores y las mariposas, tú y yo, todo, absolutamente todo y todos
formamos parte de Él. ¿Me explico?
Dijo que así era, pero ya lanzada quiso conocer más
porqués, dóndes y cuándos:
-
¿Cómo
hizo Dios a Adán y cuántos años tenia cuando lo hizo?
-
Oye, guapísima Rebequita, de momento no tengo
la respuesta, déjame estudiarlo y otro día te contestaré.
Y digo yo, ¡que te cueste tanto invitarme a merendar
con lo que he tenido que estrujarme el “taliento” de mi “celebro” para dar
respuesta a tantísimas preguntas incontestables de tus hijos! ¡Qué hija! ¡Total, sólo me dices ven a
merendar siempre que quieras!
Abrazos de tu padre
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