LO DIGO CON GRATITUD Y ORGULLO
Valladolid 26 de Julio de
2001
Querida hija:
Siento gratitud y orgullo hacia Eva que con relativa frecuencia me invita a
merendar y me trata obsequiosamente; tú también, pero lo diré fácil, rápida y
tajante, menos, me sometes a accesos de emoción con promesas de sublimes
deleites que mimarían mi paladar con exquisiteces tales como el tan ponderado
arroz con liebre, tostaditas calientes embarradas con foi auténtico, jamón del
mejoncito o la suprema morcilla de Villada, pero ¿lo haces realidad? No, qué
va, qué va, ni mucho menos, ¿por qué?
Vamos a ver, se
sincera, ante todo sinceridad que es un sentimiento de valor excelso que merece
honor y gloria y admite que eludes el compromiso por orgullo mal entendido al
no aceptar yo, no puedo, que las sopas de ajo elaboradas por ti son superiores
a las que yo preparo, que son, quiero que se sepa, el no
va más en sopas, todo un poema, al grado de llegar a producir hasta
placer olfativo, porque huelen que alimentan.
¿Tú sabes admirar? Hija, no te avergüences de saber
admirar porque es otro sentimiento dichoso y noble que depura el corazón del hombre y reconoce
con leal franqueza que donde estén mis sopas las tuyas tienen que apartarse y
descubrirse.
Hija, si eres agradecida creo que harías bien
invitándome con trato opíparo, así sólo
sea por el estupendo detalle de ser algo así como el autor de tus días, pues al
menos admitirás que de no ser por mí a buenas horas ibas a estar tú en este
mundo tan oronda y satisfecha.
Bueno, lo que quería decir, y es a lo que iba, que
no te seré muy gravoso, puesto que por vivir aunque pobre satisfecho me tildáis
de tío miserias, y en cierta medida, en gran medida es correcto, por dos
fundamentales razones; primera, por que cada día admiro más a san Francisco,
que necesitaba poco para vivir, y eso poco lo necesitaba muy poco, "segundamente"
porque cuando logro reunir alguna pesetilla se me escapa de las manos para ir a
parar a las de los nietos que la necesitan más que yo.
Querida hija, bien sabes que no puedes dar excesiva importancia ni enfadarte al leer estas
cosas que acabo de relatar con irónico sentido del humor cornito al fin y al
cabo y únicamente para “chincharte”, dando la vuelta a la verdad, porque ya sabes
cuánto me complacen los domingos sentado a tu mesa, sobre todo si por sorpresa
me obsequias con esas sopas hervidas mejor imposible….
Besos
y abrazos
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se tan educado en tus comentarios como quieres que lo sean contigo