Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

viernes, 11 de julio de 2014

LO DIGO CON GRATITUD Y ORGULLO



LO DIGO CON GRATITUD Y ORGULLO
Valladolid 26 de Julio de 2001
Querida hija: Siento gratitud y orgullo hacia Eva que con relativa frecuencia me invita a merendar y me trata obsequiosamente; tú también, pero lo diré fácil, rápida y tajante, menos, me sometes a accesos de emoción con promesas de sublimes deleites que mimarían mi paladar con exquisiteces tales como el tan ponderado arroz con liebre, tostaditas calientes embarradas con foi auténtico, jamón del mejoncito o la suprema morcilla de Villada, pero ¿lo haces realidad? No, qué va, qué va, ni mucho menos, ¿por qué?

Vamos a ver, se sincera, ante todo sinceridad que es un sentimiento de valor excelso que merece honor y gloria y admite que eludes el compromiso por orgullo mal entendido al no aceptar yo, no puedo, que las sopas de ajo elaboradas por ti son superiores a las que yo preparo, que son, quiero que se sepa,  el no  va más en sopas, todo un poema, al grado de llegar a producir hasta placer olfativo, porque huelen que alimentan.
¿Tú sabes admirar? Hija, no te avergüences de saber admirar porque es otro sentimiento dichoso y noble  que depura el corazón del hombre y reconoce con leal franqueza que donde estén mis sopas las tuyas tienen que apartarse y descubrirse.      
Hija, si eres agradecida creo que harías bien invitándome con trato  opíparo, así sólo sea por el estupendo detalle de ser algo así como el autor de tus días, pues al menos admitirás que de no ser por mí a buenas horas ibas a estar tú en este mundo tan oronda y satisfecha.
Bueno, lo que quería decir, y es a lo que iba, que no te seré muy gravoso, puesto que por vivir aunque pobre satisfecho me tildáis de tío miserias, y en cierta medida, en gran medida es correcto, por dos fundamentales razones; primera, por que cada día admiro más a san Francisco, que necesitaba poco para vivir, y eso poco lo necesitaba muy poco, "segundamente" porque cuando logro reunir alguna pesetilla se me escapa de las manos para ir a parar a las de los nietos que la necesitan más que yo.
Querida hija, bien sabes que no puedes dar  excesiva importancia ni enfadarte al leer estas cosas que acabo de relatar con irónico sentido del humor cornito al fin y al cabo y únicamente para “chincharte”, dando la vuelta a la verdad, porque ya sabes cuánto me complacen los domingos sentado a tu mesa, sobre todo si por sorpresa me obsequias con esas sopas hervidas mejor imposible….
Besos y abrazos

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se tan educado en tus comentarios como quieres que lo sean contigo