Historias de toda una vida

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domingo, 22 de junio de 2014

COPÉRNICO



COPÉRNICO
Melilla 23 de Junio de 2001

Querida hija: En la playa de Melilla, a fin de evitar en lo posible el movimiento de la arena en los frecuentes días de viento, han colocado unos grandes dados de cemento pintados de colores. Pues bien, apoyada la espalda en uno de ellos, en tanto que Bruno corre que pierde el rabo tras las piedras que le arrojo lejos, con mi volátil imaginación estoy sentado, ¿a qué no me adivinas dónde? En Finisterre, en el mismísimo acabadero del mundo, en el borde de la Tierra con las piernas colgadas en el vacío, corriendo el grave riesgo de precipitarme en el abismo del mare Tenebrosum.
Por supuesto, en la realidad algo así sólo hubiera sido posible antañamente, cuando la Tierra era una superficie redonda y plana como un posa vasos, a más del eje central de todas las cosas, antes de que llegara Copérnico, Galileo y otros tales que culpables por su curiosidad impertinente y censurable de poner patas arriba el sistema planetario, demostrando, no sé qué, se meterían en el bolsillo, que no era el Sol el que giraba  en torno a nuestro planeta, sino justamente al revés: Vaya golpe bajo a nuestro mágico planeta azul, pasar de la posición especial y privilegiada de ser el ombligo del universo a no ser el centro de nada  ni ocupar espacio alguno especial ni único.
¿No estaban bien las cosas como estaban? La Tierra como reina del Universo, el único punto  fijo en el cosmos, con el Sol, la Luna y los millones de estrellas girando y convergiendo hacia nosotros, moviéndose en función nuestra, bailando a nuestro alrededor en la bóveda acristalada del firmamento, para de pronto pasar a ser apenas un grano de arena perdido en la inmensidad bruta del macrocosmos.
Hay que reconocer que Copérnico nos tocó bien tocadas las narices. ¿Y qué decir de Galileo Galilei que con gestos de cabeza concedía la razón a la Inquisición  y a la vez murmuraba por lo bajines su tozuda "e por si muove"?

Ya lo ves, hija, hay gente para todo. Besos y abrazos

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