Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

lunes, 15 de diciembre de 2014

EL ARTE DE VIVIR



EL ARTE DE VIVIR
Valladolid 15 de Diciembre de 2001
Queridos hijos: Supongo que habréis leído a Dostoievski, Crimen y castigo, Los hermanos Karamazov… Pues bien, el gran escritor ruso dijo: “Si Dios está muerto, todo está permitido”.
Es una triste verdad que en la actualidad mucha gente, demasiada, acepta como bueno, el hecho de que todo está permitido y enriquecerse, cuanto más mejor, es la meta culminante de la vida, dado que el único dios es el dinero, y sin más moral triunfar a costa de lo que sea. No hay que darle muchas vueltas a la batidora de la cabeza para llegar a la conclusión de que ese sistema de vida, vivir sin fe, al menos en sí mismo y en la humanidad no conduce precisamente a la dicha del hombre.

Triunfar, ser listo para acumular dinero sin importar los medios, si se llega al fin, es alcanzar méritos para ser elevado a la categoría social suprema. La norma ética es llegar alto económica y socialmente sin escrúpulos ni miramientos, si resulta beneficioso para él, vale, por muy nocivo que pueda resultar para los demás, que es como decir estar cargado de sinsentido común, de indiferencia hacia si mismo, que si se  conociese bien se negaría el saludo, porque quererse es desear superarse, pretender llegar a ser lo que somos potencialmente, esto es, un verdadero ser humano capaz de amarse y amar al prójimo, porque bien se sabe que el amor es como la luz que pesa poco, y como la fe que mueve montañas.

Pensando despacio se cae en la cuenta de que hay clases de placer, los buenos, que no cuestan dinero y los malos, siempre caros: Dicho de otro modo, rápido y claro, la dulce vita, vivir por todo lo alto, comer, beber, fumar y buenas tías, que son el sucedáneo de la felicidad, porque lo demás es lo de menos, fatal error de apreciación, interpretación torcida de la realidad.

Hijos, vosotros inclinaros siempre por el placer positivo, el que trata de conocer el verdadero arte de vivir, conociéndonos, amándonos y amando a los demás.

Besos y abrazos

domingo, 14 de diciembre de 2014

EN RECUERDO A MI QUERIDÍSIMO TÍO PAULINO, MISIONERO

 
EN RECUERDO A MI QUERIDÍSIMO TÍO PAULINO, MISIONERO

A veces publico las cartas de papá con gran orgullo. Se fue EL 8 DE Diciembre de 2012.
HOY, 2 años y 5 días después nos ha dejado su hermano.
HOY , DEDICO MI REFLEXIÓN A TÍO PAULINO, HERMANO DE MI PADRE. HOMBRE BUENO , MISIONERO EN AMÉRICA, DONDE VIVIÓ DURANTE MÁS DE 60 AÑOS.
Yo, nací en México porque mi tío Paulino animó a mi padre a ir a trabajar allí, ya que en España en esos tiempos las dificultades eran grandes. Paulino ayudó, apoyó, enseñó, TRABAJÓ DURO y luchó junto a mis padres para sacar adelante un negocio, y lo consiguieron. Otro día os hablaré de ese negocio.
Después de ayudar a mi padre y orgulloso de dejarlo en buena posición formando ya una familia y con recursos para sacarlos adelante , decidió ir a ayudar a los más necesitados en otros lugares.
Comparto con vosotros , un vídeo de un reportaje que le hizo televisión Española hace unos 5 años. LE LLAMABAN EL GUAJERO DE DIOS.
¿OS PREGUNTARÉIS PORQUE? EN el vídeo lo cuenta todo. ES interesante todo el reportaje, porque hablan de él desde el principio y enseñan la vida de los guajeros , y ,en el minuto 4 empieza a salir él hablando.
Mi tío era , junto con su madre, el hombre más creyente que yo haya conocido en mi vida. Dedicó absolutamente su vida a los pobres. En Salvador, Honduras, Guatemala y México hoy existen en pequeñas aldeas iglesias y escuelas levantadas por él. Con su lucha, su tesón, su bondad y su fe. Siempre sonriendo, feliz, nunca un mal gesto, nunca una mala palabra.
UN HOMBRE DE LOS QUE HAY MUCHOS , PERO SE LES CONOCE POCO, PORQUE PASAN POR EL ANONIMATO , MIENTRAS NOSOTROS VIVIMOS AJENOS AL SUFRIMIENTO Y AJENOS A TODO POR LO QUE ÉL Y ELLOS DEDICAN CADA GOTA DE SU SUDOR Y SUS POCAS O MUCHAS FUERZAS, dependiendo del cuándo y el cómo.
En dos años, han fallecido los 3 hermanos, Mi padre, mi tía Evangelina que dedicó su vida a cuidar a los niños huérfanos y a los enfermos mentales. Y mi tío Paulino del que ya os he hablado. Papá y mi tío con 90 años y mi tía con 88.
Extensas vidas repartiendo felicidad. Ya los tres juntos en el cielo. DESCANSAN EN PAZ
Espero os guste


                                                                                                 Rocío Alonso


http://www.rtve.es/…/ultimas-preguntas/ultimas-preg…/648432/



ADIOS TÍO PAULINO

 ADIOS TÍO PAULINO 14-12-2014

Querido tío Paulino: Cuando esta mañana recibí la llamada de Pili, nada más escuché “Hola” y supe que algo malo ocurría. Enseguida me contó entre lágrimas que nuestro tío Paulino ha partido a un lugar lejano, muy lejano, para reunirse con nuestro querido Yayo Félix y todos los que con él, esperaban tu llegada.
Tu vuelo ha sido rápido y placentero, la mejor forma de partir que se me ocurre tras una vida tan apasionada como dura, y tras un día feliz de despedida sin saber, ni tú ni ellos que lo era.

A través de Pili conocí tu historia y siendo ella “mi hermana” y tu hermano su padre, mi querido yayo Félix se autonombró “mi padre adoptivo” por el cariño que nos teníamos, raro no fue que tú, te convirtieras en “mi tío”. Ninguno de los propios me mostró tanto cariño y respeto como me regalaste. Bien sabes que ese cariño y respeto es reciproco.
Hoy he perdido a uno de mis más fieles lectores. He sabido que no volveré a recibir tus cariñosísimas cartas, pero he sabido que si un día necesito tu ayuda, la tendré incondicional.
Se nos fue el querido tío Paulino, ejemplo de bondad y dulzura. Has sido un hombre sin maldad ni egoísmo; de alma pura como la de un niño y fuerza de gigante en el corazón.
Noble, generoso, sencillo, humilde, que entregaste tu vida a los demás hasta extremos que contigo llevaste al Cielo y que tan sólo saben aquellos que hasta la vida te deben.
Hombre amable, ejemplo de persona, ejemplo de hombre de Dios, de caridad y amor...ejemplo de ejemplos.
Me faltan adjetivos que puedan calificar tu grandeza.

Hoy lloramos tu partida a sabiendas que estás con todos aquellos que te amaron y amaste. ¡Qué grande habrá sido el abrazo que te han dado para recibirte! Y qué bonita la sorpresa del Yayo Félix al verte allí sin esperar tu llegada.
Dejas tras de ti una vida tan plena como humilde, siempre haciendo lo que más amabas: llevar al extremo tu vocación religiosa para hacer el bien y entregar todo tu amor a quien más lo necesitaba, ayudando a enfermos y desvalidos. Hoy todos ellos llorarán tu muerte y aunque mereces más que nadie ser canonizado, ellos, te elevarán a los altares y serás su “Santo Padre Paulino” al que dirigir sus oraciones y lo que con amor te pidan, con amor concederás, porque ahora continuarás con tu labor llegando al mundo entero que te necesite, ese era tu sueño en la tierra y ahora podrás cumplirlo.

No nos olvides tío Paulino. Somos muchísimos los que no te olvidamos.
Hoy, tal como lo hago con mi adorado padre y mi querido Yayo Félix, miraré tu estrella junto a ellos y diré: Dulces sueños mis vejetes amados.

LA ODISEA



LA ODISEA
Valladolid 14 de Diciembre de 2001
Queridos hijos: Estoy de lo más interesado y divertido leyendo a Homero, legendario escritor griego, padre de todos los poetas, un ciego por más señas que se supone que vivió seis o siete siglos a de Jesucristo.  Lo que tengo entre manos es la Odisea, una fascinante novela llena de poesía y emoción que narra todas las peripecias del viaje de regreso de la guerra de Troya de Ulises, en griego Odiseo, Rey legendario de Itaca, padre de Telémaco, un mozo gallardo e intrépido de elevada estatura, esposo de Penélope, modelo de fidelidad que le esperó en el palacio durante veinte años con el ánimo afligido pasando los días y las noches tristemente, llorando sin cesar, tejiendo una tela sutil e interminable porque lo que tejía por el día, lo deshacía por la noche para dar largas a los muchos pretendientes que llenaban el palacio, hombres malévolos que se comportaban con gran insolencia, cometiendo la inicua acción de matar y comer bueyes y ovejas. Al regreso del héroe a su casa los mató a todos.

Ulises figura también en la Iliada, fue uno de los más importantes personajes heroicos de la guerra de Troya, penetró en la ciudad en el caballo de madera con el que vencieron a los troyanos. En la larga y accidentada odisea sufrió gran número de males. Relataré algunas de sus andanzas: el naufragio de su nave por un rayo que envió Zeus;  el encuentro con el hijo de Poseidón, Polifemo, el más famoso de los cíclopes, un hombre gigantesco, un monstruo terrible que le encerró en su cueva cerca del Etna donde se fabricaban los mortíferos rayos de Zeus, se cenó un par de compañeros vivos con intestinos y huesos, desayunando otros varios. Se libraron de él reventando su único ojo en mitad de la frente, incándole una gran estaca de olivo aguzada, ardiendo. Este fue el motivo por lo que Poseidón se mostrara siempre tan irritado con Ulises. Muy diferente era la actitud de Palas Atenea, los deleidad de los ojos de lechuza que quería y protegía a Ulises y a Telémaco.

Otros episodios notables de su accidentado peregrinaje fue su descenso a los infiernos donde habló con las sombras de su madre y de Aquiles; la huida del melodioso canto de las sirenas, taponando los oídos a sus hombres y él amarrado con fuertes lazos al mástil de su nave: el delicioso encuentro con la princesa Náusia y con la Dolosa ninfa Calipso, deidad poderosa que quería a Ulises sin que él la quisiera, pero anhelando tenerle de esposo, le retuvo en su cueva siete años, prometiéndole hacerle inmortal, libre de la vejez.

Hijos, os sugiero con mucho interés su lectura, con la seguridad de que lo pasaréis pipa, particularmente Rebeca que ha estudiado mitología y los griegos vivían codo con codo con sus dioses.

Besos y abrazos

sábado, 13 de diciembre de 2014

AGUSTÍN BEATIFICACIÓN



AGUSTÍN BEATIFICACIÓN

Valladolid 12 de Diciembre de 2009
Estimado Padre José: Perdón por la demora en mostrar mi agradecimiento por la fina atención del envío de la biografía de Agustín, que, por supuesto, he leído y releído con máximo interés, no sin quedar un tanto, un mucho, desconcertado por darse la extraña circunstancia de tener de Liébana desfavorable opinión, motivada por haberse mostrado conmigo, -sobre todo con mis hijos- en plan gárrulo desbordado, acaparador total de la conversación, contando chiste sin fin, no precisamente graciosos, y actuando tan desatento y displicente que, en verdad, me dejo muy herido.

Pero vemos a ver, en modo alguno quiero ejercer de abogadillo del diablo y como, además, también me inclino por la paz y la alegría, creo que está puesto en razón reconsiderar los hechos, poniendo en ello una buena dosis de sentido común para hacerme cargo de que lo tendría merecido, pues si en opinión de infinidad de personas fue Agustín un ser excepcional, un santo sacerdote, sumamente inteligente que sobresalía por su alegría, entusiasmo, optimismo y cordialidad, con tanta sensibilidad y lleno de calor humano.
Si era así, que  amaba siempre, nunca rechazaba ni hería ni hacía daño, si su espíritu se resolvía con la acogida, la compasión, el perdón, la ternura y la misericordia, la lógica conclusión es que el desencaminado soy yo, porque la diferencias en nuestro arte de vivir existía un abismo. O dos.
Perdón por el atrevimiento de reenviarle esta carta que en su momento, y tal cual, envié a mis hijos, dado que el único interés que puede tener es aclarar meridianamente que en las épocas que Agustín y yo respiramos el mismo ambiente nuestro modo de actuar no coincidían precisamente.

Con absoluta sinceridad deseo que su trabajo encaminado a alcanzar la beatificación de Agustín tenga pronto resultados satisfactorios.

Atento y agradecido saludo

viernes, 12 de diciembre de 2014

NI SANTO NI CANTO


NI SANTO NI CANTO  

Valladolid 20 de Febrero de  2007
Muy señor mío: Hace muchos, muchos años, la friolera de setenta, cuando yo no era más que un atolondrado mozalbete, en compañía de otro irreflexivo mozuelo cometimos una solemne estupidez merecedora de un par de sonoras bofetadas. Pero el tal hecho tuvo lugar en los enrarecidos días de la guerra incivil y manipulado y sublimado dio pie a que la Justicia nos castigase con severidad. Saldamos nuestra deuda con la sociedad con no pocas humillaciones y varios meses de reclusión. O sea, que no se trató de un hecho truculento merecedor de una condena de por vida a galeras.
No seré yo, en modo alguno, quien escatime a nadie los muchos méritos que le puedan adornar para ser encumbrado a lo más alto de los altares, pero cada quien cuenta la feria según le va en ella. Vamos ver, la notabilísima virtud o actitud que según mi humilde punto de vista ha de ennoblecer la personalidad de un ministro de Dios, saber perdonar y olvidar los fallos de los demás, en el caso del P. Agustín y mi persona brilló cegadoramente por su ausencia.
Como el más severo juez para el que nada significó eso de redención ni rehabilitación, despreciando olímpicamente el respeto debido al derecho ajeno, es decir, sin una brizna de amor al prójimo ni caridad cristiana, de por vida continuó castigándome, propalando a los cuatro vientos mi nefasta conducta. Abundan los testimonios que me indican que donde quiera que estuvo, fue o vino, sin consideración alguna se ensañó conmigo, que jamás le hice mal alguno, pintándome siempre como un despreciable malhechor.
Después de mi indisculpable villanía dos veces se cruzaron nuestras vidas. En la primera me acompañaban un par de amigos y sin venir a cuento, a quemarropa, contó de pe a pa mi miserable proceder. En la segunda se superó, resultando incomparablemente peor, puesto que en ésta quienes me acompañaban eran mis seis hijos y varios parientes, y fuera de toda razón, incomprensiblemente, de nuevo contó con lujo de detalles y de la manera más denigrante para mí la oprobiosa canallada.
Una docena de testigos pueden dar fe del hecho. El comentario de mis hijos, lógicamente, fue: “Papá, si ese señor cura es tu amigo, nunca hemos conocido a nadie más indigno de llamarse amigo y además ser cura”.
Pese a estar así las cosas, siempre opté por la prudencia del silencio, pero ahora me resulta difícil asumir lo suyo.
Por supuesto, no he leído su libro, pero no ha faltado quien me informe que, aunque silenciando mi primer apellido, ha venido usted –autor de él- a rematar la faena eternizando en letras de molde mi deshonrosa acción. ¿Qué daño le he hecho yo? ¿Qué razón le asiste?
En realidad quizá lo que me corresponda hacer es agradecer su encomiable detalle: Resulta verdaderamente emocionante figurar nada menos que en la biografía de un santo, aunque sólo sea representando el papelón del malandrín que cometió un pecado inaudito e imperdonable.
Estoy considerando recurrir a la Justicia en demanda de amparo contra el atropello que cometen conmigo.
Atentamente:

P.D. Reconsiderada la cuestión, de acuerdo, de acuerdo, en una ocasión maté un gato, para siempre matagatos.
He quedado marcado por un estigma que jamás podré borrar, pero no paran ahí las cosas, hay más; tengo familia, honorable, supongo, por ejemplo, mi hermano, un digno sacerdote que no se dedica a infamar a la gente, sino a luchar denodadamente a favor de los necesitados; mi hermana, una maravillosa monjita, mis hijos... a quienes la chiquillada cometida el año catapún y que ustedes hasta el día de hoy elevan a la categoría de asombrosa perversidad, siempre algo les salpica.
Por favor…