Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

miércoles, 9 de abril de 2014

NOCHE TIBIA Y CALLADA



NOCHE TIBIA Y CALLADA
Melilla 9 de Abril de 2001
Querida hija, futuro saltamontes:
Son las siete cuarenta y cinco de la mañana y verás: Después de una noche tibia y callada, como las de Veracruz, y un crepúsculo algo más corto que el de Valladolid la línea del horizonte se besa con el mar,  el cielo se tiñe de un vistoso color naranja que se va intensificando a ojos vistas en un lugar determinado, exactamente frente a mí, y cuando ese anaranjado es ya casi sangre, aparece muy sigilosamente el primer resquicio del disco solar. 
Rápidamente va mostrando en su totalidad su carota  dorada y sonriente, semejando enteramente un gran medallón de oro pulido cuyos primeros rayos incendian el mar, centelleando el agua bajo la luz del sol naciente.  No deja de tener su grado de emoción ver nacer un nuevo día, se experimenta algo así como una grata sensación de bienestar.

Hoy, seguro, ese solecito que he visto aparecer tibio y sedante, se convertirá en corto rato en un brasero que nos pondrá a sudar la gota gorda.  Hemos tenido un par de días que el viento alborotado soplaba  bastante enfurecido, y aunque molesto, resultaba un muy eficaz ventilador disipador de excesivos calorones.  Hoy el aire acondicionado que nos ofrece la naturaleza no funciona, así que a ver que pasa.

Por hoy, hasta mañana, y entretanto que todos seáis  felices como una estrella recién nacida.
El gran jefe, tu apá.

martes, 8 de abril de 2014

LA VIDA NO PASA PASAMOS NOSOTROS



LA VIDA NO PASA PASOMOS NOSOTROS
Valladolid 11 de febrero de 2010

Querido Carlos y todos los demás: Se nos fue, lástima grande, pero, desgraciadamente, es ley de vida, al fin para eso hemos venido a este mundo, mas por lo que sé, su muerte fue suave y tranquila, muy merecido, también su vida fue sencilla, tranquila y provechosa, porque, como bien se sabe, la vida no es sólo vivir, es vivirla, dejarla vivir, dejando huella y él dejó profunda huella. Sin su paso por el mundo ¿cuántas cosas estupendas hubieran dejado de suceder?
En verdad, a vuestros padres fue ilimitada la estima que los tuve, resultaba fácil quererlos, son sobrados los motivos para ser considerados personas maravillosas, profundamente buenas, buenas al más alto nivel. Así son las cosas y así hay que decirlas.
El vivo recuerdo que guardo de vuestra madre es el de una cocinera cariñosa, activa y con enorme capacidad para derrochar generosidad, que pasó la vida en la cocina elaborando exquisiteces culinarias para agasajar el paladar de todo el mundo. Creo que su felicidad se cifraba en hacer felices a los demás.
Los dos, se juntaron dos iguales, igualitos, una pareja con prodigiosa capacidad para la amistad y la generosidad, con pasmosa aptitud para la hospitalidad, por lo que las puertas de su casa permanecían siempre abiertas de par en par para recibir con los brazos  abiertos a todo aquel que se acercase a ellas, y como donde hay nobleza, hay largueza, nunca faltaba que ofrecer a manos llenas. Eso fueron ellos.
Últimamente, circunstancias obligan, nos vemos poco, pero dado que la amistad es una de los pilares sobre los que se sostiene la existencia, nuestro amistoso parentesco no es sólo un sentimiento, es una obligación, es también una interpretación de la vida. ¿Me explico?

La vida no pasa, pasamos nosotros, deteriorándonos, caso evidente el de la pobre Ufi, que por lo que contáis está pasando por el difícil trance de sufrir ese agujero negro en el cerebro que es el Alzheimer. Desde lo más profundo de mi corazón la deseo lo mejor.
Abrazos y que siempre os acompañen la salud, la suerte y la alegría

Félix

lunes, 7 de abril de 2014

LA CASA DE ROCÍO



LA CASA DE ROCÍO
Melilla 7 abril 2001

Querida hija ex: Mira, verás, la casa de Rocío está situada en un lugar de aurora boreal, mejor imposible: en la playa mismamente, el agua la tocamos, como quien dice, con la mano. El puerto está en frente y toda embarcación grande o chica que entre o salga de  Melilla impepinablemente tiene que pasar ante nuestras narices. El agua desde la playa hasta justo el rompeolas es de un azul verdoso y allí, bruscamente, cambia de color, a un azul añil, hasta el horizonte, donde se abraza con el cielo de un azulillo claro que asciende pasando por una gamas de azules más pronunciados, hasta llegar al cenit de un azulón muy semejante al nuestro de Castilla en sus buenos días. La verdad es que no me canso de mirar y remirar.

Hace años, cuando yo tenía ocho menos, Melilla era para  mí un pañuelo  que recorría a pie divertidamente, ahora con mi espalda averiada, ya no tanto, pero con Rocío, automovilísticamente, callejeamos que es un contento. “Chanquetear” que tanta ilusión me hacía,  de algún modo me ha decepcionado, no es lo que era en absoluto. Tiene más de caro que de ninguna otra cosa, un vasito de vino y un platito de paella 250 ó 300 pesetas, se ha triplicado y ni la cantidad ni la calidad ha mejorado.
En la plaza creo que no ocurre lo mismo, hoy, por poner un ejemplo, vamos a comer unas buenas gambas frescas, a 1500 ptas. Kilo y unos salmonetes a 1000, lo que no está mal, considerando que estas mismas gambas valen allá exactamente el doble y los salmonetes no te digo, por que el último día que casualmente los vi, valían 3.800 pelas el kilito en el Corte  Inglés, una autentica exageración.

Cambiando de tema, con la nueva corporeidad que irás adquiriendo, te hago también con un alma como la de las flores, llena de buen ánimo y excelente humor que te convierta en un surtidor de risas. Si es así, que así será, usando la varita mágica de  la imaginación te veo portando la bandera de  la alegría, y harás muy bien, porque conviene no olvidar que la alegría y  el buen humor son uno de los mejores conservantes de la salud, y la risa es como una farmacia abierta, lo cura todo. De nuevo, aunque no me lo pidas, otro consejo paterno: relájate, alégrate, tonifícate, revitalízate, ríe y olvida los problemas, porque lo demás es lo de  menos, ¿vale?


Abrazos tan cordiales como paternales del gran jefe

domingo, 6 de abril de 2014

HIJA GASTROPLÁSTICA



HIJA GASTROPLÁSTICA

Melilla 6 Abril de 2001
M’ija, en breve exgordis: Tu gastroplastia, intervención quirúrgica adelgazadora, me ha sugerido la idea de lanzarme a esta aventura; en tanto en cuanto no desengordes y pierdas tu opulencia y exuberancia y te vea convertida en un costal de huesos, te van a llover los e-mails, correo electrónico un día si y otro también como el pan nuestro cotidiano, a más de que, para que te resulte estimulante, lo más rosa posible, en términos tan mimosos que, como la miel, te ayude a cicatrizar la herida. Tal me he propuesto e impuesto, a ver si cumplo.
Lo que de momento nos interesa fundamentalmente es saber lo que ya sabemos, que estás como una rosa, que no te duele mucho, y si te duele, te aguantas a lo mero macho. Hombre, claro, así se habla, sí señora.
El hecho de que tengas que repetir una docena de veces tu estado salutífero resulta positivo, es indicativo de que la gente se interesa por ti, ¿o prefieres ser  olvidada?
Tu apá  en las presentes circunstancias te aconseja vivir sin prisas ni sofocones, de modo alguno sumirte en un estado de ansiedad, y cuando se obre el prodigio de  sacarte de encima el lastre que te atosiga, con tu nueva grata presencia y tu despierto cacumen (mucho taliento en el celebro) seas una nueva mujer desbordante de alegría y buen humor, que sepas  gozar de las menudencias de las que está llena la vida. Una nueva Pili con un corazón lleno de buenas vibraciones  y la boca de risas, porque conviene no olvidar que la risa es al   hombre  lo que el sol a las flores.
Aunque no me lo pides, como padre te daré un consejo: puesto que has de comer  poco, hazlo sacándole el máximo provecho, es decir, con los cinco sentidos, que con todos se come: la vista, el oído, el tacto, el olfato, y, por supuesto, con el gusto, ¿vale?


Un beso  con chasquido en cada moflete de tu apá

sábado, 5 de abril de 2014

FÉLIX A SER FELIZ



FÉLIX A SER FELIZ
Melilla 30 de Abril de 2001

Estimado amigo Licerio: Son las siete y cuarto de la mañana y mira, verás: Después de una noche tibia y callada como las de Veracruz  y un crepúsculo algo más corto que los de Valladolid, la línea del horizonte, donde se besan el mar y el cielo se tiñe de un vistoso color anaranjado que se va intensificando en un punto determinado, exactamente frente a mí, y cuando ese tono naranja se torna casi sangre, aparece el primer resquicio del disco solar. Rápidamente va mostrando por completo su carota dorada y sonriente, semejando totalmente un gran medallón de oro pulido y cuyos primeros rayos incendian el mar y el agua centellea bajo la luz de ese sol recién nacido. No deja de tener su grado de emoción ver nacer un nuevo día, se experimenta una grata sensación de bienestar.

Pero eso no es todo, aún hay más, algo que no lo digo en tono alabancioso ni para provocar envidiejas, pero mi hija vive en una casa situada en un lugar de aurora boreal, mejor imposible: en la playa mismamente, el agua la alcanzamos, como quien dice, con la mano. Tanto cuanto barco grande o pequeño que entre o salga de Melilla ha de pasar impepinablemente delante de nuestras narices. Me encanta mirar y mirar. El mar, justo hasta el rompeolas, es de un azul verdoso, allí cambia bruscamente a un azulón añil que se mantiene hasta el horizonte, donde se abraza con un cielo de un azulillo suave que va ascendiendo pasando gradualmente por una gama de azules hasta alcanzar el cenit que se intensifica al máximo, llegando a asemejarse al espléndido  color del firmamento vallisoletano de los buenos días.

¿Piensas que ya lo he dicho todo?  Pues no, aún queda más, lo mejor, mi hija es una mujer, apacible y alegre que todo lo hace con buen grado y simpatía, por lo que vivir a su lado es cosa grata, es gozar de paz y tranquilidad. O séase, que estoy pasando unas vacaciones contentorro, lleno el cuerpo de buenas vibraciones y la boca de risas, lo que es estupendo, porque no conviene olvidar que la risa es al hombre lo que el sol a las flores.

Hace años, no muchos, cuando mi espalda era otra,  Melilla era para mí un pañuelo que recorría cómodamente a pie, ahora ya no tanto, pero con mi hija, automovilísticamente callejeamos que es un primor por una ciudad transformada hasta casi convertirse en una bella desconocida. La vida aquí según en qué y cómo, esta más barata. Por poner un ejemplo: la gasolina sin plomo, 90 pelas, la super, veinte duritos. El pescado, ayer compre salmonetes y gambas, ambos a mil pesetas el kilo. Por cierto, como estoy de vacaciones, y bien sabes que tengo mucho taliento en el celebro y tengo que usarlo para que no se me evapore, he decidido que he de  tratarme como si fuera mi mejor amigo. Al fin y al cabo, así debe de ser, voy a alegrar el estómago con unas gambitas al ajillo  de chupe lere, porque si el estómago está contento, alto está el ánimo. Te llevaría  un par de kilos, pero amor con amor se paga, tú de las bodas nada me trajiste.

Voy a hablar con franqueza y confianza, tú, Licerio, listo no eres, te gano al mus, te gano al billar, te gano a comer y beber...pero la verdad, y  todo y solo la verdad, tontito del todo tampoco, así que echa a volar la imaginación y contémplame tal cual estoy tumbadote en la terraza ante una vista espléndida,  a la derecha, ahí mismo, quinientos metros, el puerto marroquí de Beni-enzar, aquí mismo, a la izquierda, el de Melilla, debajo la playa bulliciosa y frente por frente la bahía animada con motoras rápidas, algunos pequeños veleros y, casualmente ahora parte el Ferry con destino a Málaga; en el cielo luciendo un sol espléndido que a mí me llega tibio y acariciador porque tengo funcionando  el aire acondicionado, es decir, que sopla una brisita marina que es el mejor ventilador disipador de calores excesivos. Pues bien, así como me ves, me digo a mí mismo: Félix, a ser feliz. Y como lo soy, dentro de lo que cabe, echo también mano a la varita mágica de la imaginación y ensimismado, metido en hondas ensoñaciones fantaseo con una idea levemente irreal, toda una utopía. Verás lo que ha pasado por mi cabezota. Pienso que la vida, bien considerado, no es vegetar, que debiera ser saltarse a la torera la realidad e intentar hacer posible lo imposible. Me explico, si puedo: si ahora mismo se me hiciera visible un portentoso mago (Dios, Alá, Jehová...), y se ofreciese a concederme un deseo, lo que iba a pedir sería que de pronto a los seres humanos nos brotasen alas en el corazón para volar hacia los demás, esto es, capacidad para mirar al prójimo con ojos alegres, benevolentes, hasta con cariño y de este modo ser todos perfectamente felices. Será difícil, por no considerarlo imposible, pero ¿a que sería bonito se hiciera realidad el prodigio tal como lo he imaginado?

Licerio, sé que me tienes envidia porque soy más guapo que tú, pese a ello y para patentizar que tengo un corazón de oro que rebosa sentimientos amistosos, te envío un abrazote que deje claro para siempre que te estimo al máximo. Otro, con todo el respeto del mundo, para tu santa esposa, que ella si es buena, y no tú.  Ah, que no se me olvide, saludos a los amigos.

Salud y felicidad,

Félix
P.D.   Licerio esta carta te llagará  no sé cuando y no sé desde donde, quizás la recibas desde el mismo Valladolid, aunque yo esté aun aquí en Melilla. Se la envío a una nieta que vive allí, por medio del correo electrónico.