LA CASA DE
ROCÍO
Melilla 7 abril 2001
Querida hija ex: Mira, verás, la casa de Rocío está
situada en un lugar de aurora boreal, mejor imposible: en la playa mismamente,
el agua la tocamos, como quien dice, con la mano. El puerto está en frente y
toda embarcación grande o chica que entre o salga de Melilla impepinablemente tiene que pasar ante
nuestras narices. El agua desde la playa hasta justo el rompeolas es de un azul
verdoso y allí, bruscamente, cambia de color, a un azul añil, hasta el
horizonte, donde se abraza con el cielo de un azulillo claro que asciende
pasando por una gamas de azules más pronunciados, hasta llegar al cenit de un
azulón muy semejante al nuestro de Castilla en sus buenos días. La verdad es
que no me canso de mirar y remirar.
Hace años, cuando yo tenía ocho menos, Melilla era
para mí un pañuelo que recorría a pie divertidamente, ahora con
mi espalda averiada, ya no tanto, pero con Rocío, automovilísticamente,
callejeamos que es un contento. “Chanquetear” que tanta ilusión me hacía, de algún modo me ha decepcionado, no es lo
que era en absoluto. Tiene más de caro que de ninguna otra cosa, un vasito de
vino y un platito de paella 250 ó 300 pesetas, se ha triplicado y ni la
cantidad ni la calidad ha mejorado.
En la plaza creo que no ocurre lo mismo, hoy, por
poner un ejemplo, vamos a comer unas buenas gambas frescas, a 1500 ptas. Kilo y
unos salmonetes a 1000, lo que no está mal, considerando que estas mismas
gambas valen allá exactamente el doble y los salmonetes no te digo, por que el
último día que casualmente los vi, valían 3.800 pelas el kilito en el
Corte Inglés, una autentica exageración.
Cambiando de tema, con la nueva corporeidad que
irás adquiriendo, te hago también con un alma como la de las flores, llena de
buen ánimo y excelente humor que te convierta en un surtidor de risas. Si es
así, que así será, usando la varita mágica de
la imaginación te veo portando la bandera de la alegría, y harás muy bien, porque conviene
no olvidar que la alegría y el buen
humor son uno de los mejores conservantes de la salud, y la risa es como una
farmacia abierta, lo cura todo. De nuevo, aunque no me lo pidas, otro consejo
paterno: relájate, alégrate, tonifícate, revitalízate, ríe y olvida los
problemas, porque lo demás es lo de
menos, ¿vale?
Abrazos tan cordiales como paternales
del gran jefe
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se tan educado en tus comentarios como quieres que lo sean contigo