Historias de toda una vida

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miércoles, 9 de abril de 2014

NOCHE TIBIA Y CALLADA



NOCHE TIBIA Y CALLADA
Melilla 9 de Abril de 2001
Querida hija, futuro saltamontes:
Son las siete cuarenta y cinco de la mañana y verás: Después de una noche tibia y callada, como las de Veracruz, y un crepúsculo algo más corto que el de Valladolid la línea del horizonte se besa con el mar,  el cielo se tiñe de un vistoso color naranja que se va intensificando a ojos vistas en un lugar determinado, exactamente frente a mí, y cuando ese anaranjado es ya casi sangre, aparece muy sigilosamente el primer resquicio del disco solar. 
Rápidamente va mostrando en su totalidad su carota  dorada y sonriente, semejando enteramente un gran medallón de oro pulido cuyos primeros rayos incendian el mar, centelleando el agua bajo la luz del sol naciente.  No deja de tener su grado de emoción ver nacer un nuevo día, se experimenta algo así como una grata sensación de bienestar.

Hoy, seguro, ese solecito que he visto aparecer tibio y sedante, se convertirá en corto rato en un brasero que nos pondrá a sudar la gota gorda.  Hemos tenido un par de días que el viento alborotado soplaba  bastante enfurecido, y aunque molesto, resultaba un muy eficaz ventilador disipador de excesivos calorones.  Hoy el aire acondicionado que nos ofrece la naturaleza no funciona, así que a ver que pasa.

Por hoy, hasta mañana, y entretanto que todos seáis  felices como una estrella recién nacida.
El gran jefe, tu apá.

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