Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

miércoles, 22 de diciembre de 2010

ABURRIMIENTO EN EL CENTRO DE PERSONAS MAYORES


Precisamente por esta forma de pensar te admiro tanto. Si desde siempre nos decidiéramos a prepararnos para la "vejentud" otro gallo nos cantaría.
Los que aún estamos a tiempo pongámonos a la tarea ¡YA!
Besos.
Marisa Pérez

21-12-2010
Querida Rebeca:

          En el Centro de Personas Mayores al que acudo cada día, desafortunadamente, no escasea el aburrimiento, porque salvo las horas que se dedican al juego de carta y a ver la insufrible televisión, son muchas las horas en las que no se sabe que hacer.

          A mí, la verdad, me sorprende mucho que alguien pueda aburrirse. Lo comprendo, pero me da pena, sobre todo tomando en cuenta la corta que es la vida y la cantidad de cosas que aún hay que ver y que realizar. Lo que corresponde es poner el suficiente entusiasmo que nos arrastre, que nos empuje hacia delante para que no se nos vuelva todo soso, insípido, indiferente. Se dice que el aburrimiento es un estado de ánimo próximo a la depresión, esto es, a la apatía, la desgana, la tristeza. Los viejos no tenemos porqué ser tristes. Nada de desilusionarse y dedicarse al bostezo.

          Existen recetas para llenar los huecos vacíos:
-Recuperar la capacidad de sorpresa y asombro.
-Poner amor en todo lo que hacemos cada día.
-Educar la mirada para que sea capaz de ver lo mejor de la realidad.
-Evitar la mezquindad de la inteligencia y el empequeñecimiento del corazón…

          Rebeca, querida nieta, procuremos todos, jóvenes y mayores, tener siempre bien ocupada la cabeza  y el alma despierta.

                         Adiós y besos.

                                Félix

lunes, 20 de diciembre de 2010

JORGE TIARRÓN DEL NORTE

   
Querido gruñoncete: estoy segura que no fue para tanto ni el reproche ni la cantidad de sal que se puso nuestro mozarrón, pero si el leve susurro de su protesta ha servido para que escribas esta carta tan bonita y provechosa, sea bienvenida.
Abrazos.

Marisa Pérez

20-12-2010

Querida Rebeca:

Jorge, chico saleroso, no tanto por lo sandunguero como por amigo del cloruro de sodio, la exquisita comida de ayer la encontró desabrida, insípida por no nadar en un mar de sal.

Pues bien, que abra de par en par las orejas este jovenazo y se entere que la sal es el enemigo en la cocina y que el abuso de este condimento contribuye a desencadenar la temida hipertensión, traidora enemigo que mata sin avisar por no doler ni presentar síntomas alarmantes. Pero vamos a ver, pese a ser un tiarrón del norte lleno de vigor y salud obrará prudentemente escuchando y poniendo en practica estos buenos consejos controladores de la alta tensión arterial, porque seguirlos  equivaldrá a reducir el riesgo de ataques cardiacos, diabetes, cánceres…todos ellos principales causas de muerte, y la solución no puede ser más sencilla: reducir el consumo de sal, comer fruta con el estómago vacío, evitar el exceso de peso, tomar lácteos desnatados…

En verdad, hoy por hoy no hay quien no esté al cabo de la calle que el abuso del salero es culpable de serios problemas de salud, pero como quien oye llover, despreocupación total hasta que estalle la tragedia

Por supuesto, la sal no afecta a todos por igual, pero por un por si acaso más vale ser prudente y no dejarse llevar más por el paladar que por la razón, porque los médicos advierten que la sal en la mesa no sólo afecta peligrosamente a la hipertensión, también al asma, enfermedades renales, úlceras, cáncer de estómago…

Jovencitos, ¿es para tomárselo en broma?

                   Adiós, besos.

                             Félix

domingo, 19 de diciembre de 2010

LA NAVIDAD PARA LOS POBRES CALLEJEROS

   19-12-2010

 Querida Rebeca: 

Mucho se habla de crisis, pero deben ser pocos los que la sufren, más bien parece que pasamos por un periodo de gran prosperidad, si por prosperidad se entiende consumismo, porque las tiendas tanto grandes como pequeñas están de bote en bote.
Bueno, pobres callejeros no faltan, ni miseria espectacular. Digo que serán pobres de verdad, los que anoche, de hecho noche tras noche, al asomarme a la ventana los vi, bien vistos, primero uno y después otro, pasar un buen rato hurgando el los contenedores de basura.
Sin duda las navidades son tiempo especialmente propicio para que se haga más ostensible la diferencia entre ricos y pobres. Quiero decir que sin poner los ojos en países del Tercer Mundo con sus tremendas necesidades, se nos ofrecen aquí sobradas oportunidades de ejercer la virtud de la caridad, no sentando a un pobre en nuestra mesa, como en la famosa y divertida película de Berlanga, sino procurando que coman en la suya en compañía de los suyos.
Bien, dado que mi santa esposa se muestra generosa en ese tema, lo dejo en sus manos, en tanto que doy en pensar que en navidades los buscadores de contenedores, sin que nadie ejercite la caridad sobre ellos se dan buenos atracones, porque encuentran suculentos desperdicios de toda clase de viandas, incluso vino y champán.
Pero vamos a ver, lo curioso del caso es que quienes más se quejan de las navidades no son los pobres, sino los que tienen demasiado: Demasiadas alternativas de comida, demasiados festejos, demasiados regalos que hacer y que recibir, demasiados compromisos que no tienen nada que ver con el auténtico compromiso de la Navidad, que no es otro que la adoración del Niño en el portal de Belén.
Será bonito, me gustará que en nuestra mesa no figuren manjares agobiantes por los precios exorbitantes, no confundamos la tradicional gastronomía de la Navidad sencilla y simpática, al tiempo que contundente.
Querida Rebeca y todos los demás, ¡Viva la lombarda, el guacamole, los espárragos y el turrón! Y felicidad para todos.

Adiós y besísisimos navideños.

                 Félix

sábado, 18 de diciembre de 2010

AÑORANZA NAVIDEÑA

16 -12- 2010

Querida Rebeca:

La Navidad fue, de siempre, una época de alegría, para los católicos por el nacimiento de Jesús, para otros por el nacimiento de la luz, dando cada cual a esa luz el valor que quiera. Pero eso, que ya están aquí los días con exceso de bombillas callejeras, de rutilantes comerciales de los escaparates, las comilonas obligadas, los anuncios televisivos de champán, de juguetes y de felicidad comprada, todo ese brillo, los atascos, el fulgor, los regalos suena a falso, vacuo, lleno de oropel, comercio, dinero, dinero, dinero, tanto que todo es poco.

Bien sabido es que no faltan personas que se ponen tristes, incluso deprimidas al llegar la Navidad, porque una fiesta llena de tradición y de alegría la hemos convertido en una bullanga de masas, perdido el auténtico significado navideño.

Verdaderamente eran otras las navidades de mi niñez, siempre en primer plano la nieve, la familia reunida  en torno al dulce nacimiento de figuras de barro, cantando villancicos al son de panderetas y zambombas, la cena especial de guisos y dulces condimentados con lumbre de leña, los mozos, como no era noche de dormir, toda la noche, hasta la madrugada, cantando y bailoteando por la calle.
Aquellas navidades tenían sentido, por supuesto, incluida la Misa de Gallo. Hoy, mezclado todo, religioso y pagano, el falso abeto con guirnaldas, el falso nacimiento con figuras de plástico…de aquellas tradicionales, entrañables fiestas ¿qué queda?

De verdad, debiéramos pensar y hacer una nueva Navidad con el verdadero corazón de su fiesta, lejos del comercio, la bullanga y el sentimentalismo turronero. Ciertamente hace falta una Navidad nueva porque aquella que llenó nuestra infancia ha desaparecido, todo lo que queda suena a falso, falso el calor, falsa la intimidad, falso el brillo, falsa la alegría comprada. No nos gusta demasiado el mundo en que vivimos, no dejamos de sentir agobio, desazón, hasta angustia sin saber exactamente por qué. Será, quizá, porque todo es peor de lo que era. Más abundante todo, pero peor.

En fin, Rebeca de mi corazón, tú que eres de otro tiempo, se feliz, pero, por favor, no analices.

                         Adiós y besos, besos, besos, besos……

                                              Félix 

LA FE DE MI MADRE

15/12/2010

Querida Rebeca: "Dios ha muerto, el cielo está cerrado por defunción"; decía, ejerciendo el oficio de gracioso, un tertuliano en la tele.

Ciertamente, no faltan barbaridades a diario en prensa, cine, radio y televisión referidas a Dios, y pienso que de Dios y de religiones no se puede hablar a la ligera; son demasiadas las personas que están metidas en el ajo: dos mil millones de cristianos; mil millones de musulmanes y otro montón de millones entre hindúes, budistas, judíos...Está claro que las religiones tienen su cara oscura, pero también su cara luminosa, lo que da lugar a pensar que se puede ser religioso de forma inteligente y de forma no inteligente.
Los fanáticos seguidores de Osama Bin Laden defienden a su Dios matando a los “perros infieles”. Con su pan se lo coman.

No soy en absoluto ateo, al revés, tengo sentido de la divinidad, de lo sagrado, vinculado, por supuesto, a lo católico, pero así como digo una cosa digo otra, envidio la fe de mi madre, que como ya he dicho y lo repito, creía en Dios de manera tan natural como creen los pájaros, las mariposas, las flores...Pero vamos a ver, el Dios que no es santo de mi devoción es el vengativo y lejano, en un cielo más allá del infinito del universo. El Dios que prefiero es un Dios próximo, con sentido del humor y fantasía, libre de fanáticos y liberador.

Rebe, querida Rebe, ¿tú como lo ves, bien, mal o tanto te da?

Adiós, besos.
Félix

lunes, 13 de diciembre de 2010

EL MILAGRO DE ESTAR VIVITO Y COLEANDO

 13/12/2010

Rebe, estupenda muchachita: 

No sé como lo ves tú, pero yo, que de los tres días que es esta  vida ya he vivido dos y medio, o más, y por consiguiente, tengo más amigos en el "más allá que el más acá", soy consciente del milagro casi asombroso de estar vivito y coleando, y de que los días que en adelante viva son de propina; años dorados que debo forzarme en vivir intensa y positivamente, en una atmósfera, a ser posible -que no lo es tanto- grata; en un ambiente amable y alegre, y sería bonito, me gustaría tener muy presentes las joyas que tiene la vida que nos enaltecen: autoestima, amor a los demás, verdaderos amigos, espíritu de reconciliación...y huir de lo que nos deteriora: orgullo, arrogancia, mal humor y tristeza que envejece el corazón y la cara.

Adiós, besos y a disfrutar de todo lo útil, bonito y placentero, porque nadie está a cargo de nuestra felicidad si no somos nosotros mismos.

Félix

jueves, 9 de diciembre de 2010

ABORTO Y SIMILARES

Otro sabio consejo del Yayo Félix con el que estoy muy muy de acuerdo. 

Marisa Pérez

9-12-2010

Querida Rebeca:

 Durante el larguísimo puente he dado en cavilar en que se me están apagando los últimos rayos del sol de la esperanza de gozar del privilegio maravilloso de ser bisabuelo. ¿Qué extraño fenómeno ocurre para que mis nietos, y todos los nietos de España, no quieran tener hijos? ¿Qué inaudita anomalía para que haya caído en picado el instinto pater-maternal? ¿Cuestión económica?

No puede restarse importancia a la economía, pero en absoluto puede ser la razón fundamental, porque no existe punto de comparación entre el bienestar material de que se goza actualmente y las dificultades por las que nosotros pasábamos y, sin embargo, teníamos copiosa descendencia.

Éramos padres y madres llenos de espíritu paternal que es más fuerte que el egoísmo y las condiciones económicas y actuábamos impulsados por las alegrías y la felicidad que dan los hijos.

De verdad deseábamos tener hijos y no nos importaban las estrecheces, ni echábamos de menos comodidades ni lujos: coche, tele, frigorífico, parquet…Considerábamos que un hogar sin hijos era como un jardín sin flores.

Los hijos de nuestros hijos que gozan de alto nivel de vida no tienen escrúpulos en decir que no tienen hijos porque no pueden criarlos, no se atreven a confesar que no los tienen porque no quieren tenerlos. Cuentan, por añadidura, con todo a su favor en perjuicio de su descendencia: además de la excusa de lo económico, el freno religioso, ya no existe el pecado, los anticonceptivos tan eficaces para evitar el embarazo, el aborto…Y eso no es todo, la emancipación de la mujer que sale del hogar para trabajar fuera, la idea de que los hijos los arrebataron la libertad de que gozan, el deseo de alargar la juventud de la esposa, y sobre todas las cosas la falta de voluntad procreadora. Todo ello aislado o unido son la causa y razón de tan rápida, continua y profunda caída de la maternidad.

No quiero meterme en honduras históricas, pero Roma dejó de ser Roma cuando faltó el respeto a la vida y empezó a practicarse a gran escala el infanticidio ahogando a los hijos no deseados. Séneca, sin ir más lejos, contemplaba el hecho de ahogar a los hijos en el momento de nacer como algo completamente razonable.

La siniestra y perturbadora acción fue causa de la gran crisis demográfica y el déficit de población una de las razones de la caída del Imperio. Igual, igualito que está ocurriendo en la actualidad, y dado que la magnitud del problema es enorme cara al futuro, espero que alguien tome conciencia de ello y eche freno y marcha atrás, poniendo los medios para que de nuevo florezca el instinto meter-maternal y se vuelvan a llenar las casas de críos y de risas.

                 Adiós, besos. 
Félix