CONSUMO DESAFORADO DE FÁRMACOS
Queridos hijos:
He visitado a un amigo griposo y he quedado alucinado, porque es un aprensivo
de aúpa; en todo ve síntomas de enfermedades y su habitación semeja la de un
hospital y las mesillas farmacias bien surtidas.
Se conoce que
su hipocondría le lleva a visitar a cada paso al médico y siempre sale con
recetas, y listo para análisis, radiografías, ecografías, resonancias
magnéticas, etc, etc.
Su médico de
cabecera será de esos que “por si acaso” y para cubrirse la espalda ante la
creciente demanda exigiendo indemnizaciones por negligencias médicas receta lo
que sea sin duelo. O sea, que con médicos y enfermos así los grandes
laboratorios se ponen las botas y la sanidad española va de cráneo; es decir,
se inclina hacia el fracaso con consiguiente temor de los jubilados de que la
fuente de sus ingresos se seque.
Porque aquí no
termina la historia, existe el problema de la automedicación con la que la
gente se apiporra de fármacos siguiendo consejos de amigos y vecinos.
Y qué decir del
hecho de saturar el servicio de urgencias acudiendo por asuntos menores tales
como para solicitar un antiinflamatorio para aliviar algún
Dolorcillo.
Desde el simple “paracetamol”, el más prescrito, u otros más eficaces, pero que
obligan a tomar protectores de estómago (en prevención de efectos secundarios y
por ahí va la cadena).
No resulta
fácil evitar el problema porque los políticos no se atreven a abordar la
cuestión para mejorar las cosas, y no se deciden porque saben que receta de
menos puede suponer un voto también de menos.
Hijos, tener
muy presente que una dieta equilibrada y unos hábitos saludables son factores
mucho más eficaces para gozar de buena salud que apiporrarse de píldoras.
Besos, abrazos,
salud y alegría.
Félix
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