Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

viernes, 11 de mayo de 2012

ARRITMIA




Hoy leyendo esta añeja carta, he aprendido una cosa nueva: la palabra “valetudinario” que ni idea tenía que significa  Achacoso, enfermo, decrépito y otras tantas acepciones más. Como ves, sigues teniendo mucho que enseñar y yo mucho que aprender. Y como ves también, desde que escribiste esta carta han pasado 11 añazos de vellón, por tanto mi querido yayo, nada cambió bajo la capa del cielo.

Besazos guapísimo yayete.

Marisa Pérez Muñoz

ARRITMIA  22-07-2001

Queridos hijos: Mi valetudinario corazón, en mayor medida en estos días ardientes, pierde fácilmente el ritmo, cuestión de arritmia, que por lo que he entendido de las explicaciones de mi doctor se trata de un trastorno en la instalación eléctrica en mi octogenaria víscera torácica, dando lugar a una anormal generación de los impulsos eléctricos del órgano cardiaco o la transmisión de los mismos a través del músculo del corazón. Las arritmias, me advierte mi médico, constituyen uno de los problemas cardiovasculares más frecuentes. En algunos casos son benignas y no comprometen la esperanza de vida de los que las padecemos, sin embargo, algunos tipos de arritmias son muy peligrosas y pueden llevar al fallecimiento por muerte súbita.
       En tocante a dietas me recomienda seriamente la abundancia de frutas, verduras, legumbre y pescado, por aquello de que contienen ácidos grasos omega 3 que, me asegura, reducen en un 80 % el riesgo de muerte instantánea.
       Con todo, por edad y ley de vida, supongo que me moriré pronto, entre los ochenta y los noventa es la edad  en que Dios da la orden formal de que acudamos a su lado. Moriré, por su puesto, y es mi más ardiente deseo, mucho antes que vosotros, eso es cosa segura. Tal vez mañana o pasado, la semana que viene o el mes próximo. Uno de esos días, a lo mejor en un santiamén y sin que exista médico alguno capaz de evitarlo mi corazón hará una pausa y entonces dejaré de estar en esta casa para vigilarla  desde la distancia. No creo, y además es lo que espero, que os vayáis a morir de pena cuando ya no esté. Lo que sí me gustaría es que, ojalá sepa ser un anciano sabio capaz de aceptar con valentía la llegada de mi apocalipsis, que acepte con resignación y serenidad el hecho de que ha llegado la fecha de caducidad de mi vida y de que el mundo se ha acabado.
       Hijos, sinceramente, por lo pronto, al día de hoy, la idea de saltar la tapia que separa el Más Allá del Más Acá no me infunde excesivo sobresalto ni mieditis, lo que sea será en su momento.

                               Besos y abrazos

MI POBRE CORAZÓN YA GASTADO


Querido yayo Félix: como te comenté esta mañana, aquí está esta carta con título oportuno. Escrita hace 10 añacos.
Haberte cuidado mucho y bien, hace que tu “pobre corazón gastado” siga latiendo a un ritmo suficiente para poder mostrar la enorme sonrisa que hoy te vi.
Te quiero mucho. Sigue tan animoso y guapo. Pronto volveré a visitarte.

Marisa Pérez Muñoz


MI POBRE CORAZÓN YA GASTADO
Valladolid JULIO-2002

Queridos hijos: Mi pobre corazón ya gastado, a veces, sin más ni más, pierde el compás con palpitaciones alocadas; como tal trastorno del ritmo cardiaco puede suponer peligro para la vida, soy cornito y como  en Cornón  no hay tontos me interesa seriamente una ligera idea del porqué ese tic tac desordenado que llaman arritmia y que consiste en una irregular y desigual frecuencia de las contracciones de los músculos del corazón.

Os cuento lo que conozco del tema. El corazón digamos que tiene un marcapasos natural que los médicos llaman “Nodo sinusal”, su impulso genera la contracción de la aurícula, que se transmite hacia los ventrículos.  Estos se contraen a continuación cuando se llenan de la sangre que llega de las aurículas. Digamos que de esta forma late con un ritmo regular y permite primero el llenado de sangre de las aurículas, que la impulsan hacia los ventrículos, de donde se va hacia la aorta o a la arteria pulmonar según provenga del izquierdo o del derecho. El proceso es más sencillo de cómo lo explico, pero espero lo entendáis.

El mecanismo más importante que influye en la frecuencia cardiaca es el sistema nervioso. O sea, si no entiendo mal, cuando las cosas están en estado normal el cerebro envía impulsos eléctricos al sistema encargado de mover el corazón y organizar el tema del bombeo de la sangre y todo sobre ruedas; pero ahí están las arritmias trastornándolo todo, porque las palpitaciones  resultan un problema complejo tras los cuales se esconden muy diversas motivaciones: estrés, drogas, tabaco, tensión arterial, colesterol y ciertos fármacos que bien pudiera ser mi caso.
Retengo líquidos controlados con diuréticos que producen cambios en el nivel del potasio o el magnesio lo que quizá sean la causa de que el corazón reciba estímulos erráticos que provocan que el marcapasos natural del corazón funcione a un ritmo totalmente irregular.

Yo noto preferentemente cuando sufro el trastorno, el pulso se acelera y de pronto el corazón se detiene para a continuación empezar de nuevo a latir a todo gas y a rachas, para nuevo parón y acelerón, lo que logra ponerte nervioso.

Las palpitaciones son gran motivo para acudir a la consulta del cardiólogo; aunque la mayoría resultan benignas, pero si los impulsos eléctricos se vuelven erráticos y dan lugar a los bombeos de sangre desordenados arrastrando un trombo que tapone alguna arteria, organizando un problemón que pone en serio peligro la vida. Para evitar tomo sintrón que deja la sangre limpia y fluida.

Besos y abrazos

lunes, 30 de abril de 2012

EL MUNDO AL REVÉS


EL MUNDO AL REVÉS 27 de abril de 2012 19:32 

Queridos seres queridos:


Si os digo que creo que el mundo camina al revés, que se está volviendo loco, imagino que me creéis, empezando porque las noticias de la tele, los comentarios de las tertulias radiofónicas, los artículos de la prensa, todo lo que nos venden a través de los medios de comunicación son críticas negativas, violencia verbal, descalificaciones, tragedias, catástrofes, cuanto más dramáticas, rocambolescas, extrañas, dolorosas e injustas mayor éxito. Bien sabido es que las cosas sencillas, naturales y nobles carecen de interés y no se venden.
En estos tiempos de crisis, no únicamente económica, también de desconcierto, confusión y materialismo, proliferan quienes, vamos a ver, creyendo no creer o sin creer creen que no hay más vida que esta vida, que el otro mundo está en éste, con lo cual bien parece que todo esté permitido, la ambición de dinero, dinero, dinero con su poder absoluto, el afán de poder y placer. Disfrutar del presente al máximo, lo que venga después es lo de menos.
No quiero ser pesimista ni derrotista, afortunadamente estoy convencido de que todo esto es una percepción negativa no por entero verdad, pues no todo es violencia, ingratitud, inconsciencia; abundan las personas felices que abrigan en su pecho una verdadera buena fe y esperanza, en paz con Dios, cualquiera que sea la idea que tengan de Él, y se esfuerzan por alcanzar nobles ideales. El mundo funciona precisamente gracias a tantas personas valiosas, sacrificadas, generosas, solidarias…
La vida es un maravilloso regalo que no hay que desaprovechar, y ser conscientes de que hemos de humanizarnos y aspirar con tesón a ser excelentes personas, repitiéndonoslo a nosotros mismos hasta creerlo, porque si no lo creemos nadie lo creerá tampoco.
Bien, amablemente y sobrado de razón hay quien me señala como reiterativo, siempre machacando sobre lo mismo: la risa es una medicina de maravillosa eficacia; que el verdadero éxito de la vida es llenar el corazón de entusiasmo y alegría… Por supuesto, quienes prefieran permanecer cabreados y ver todo negro, sembrando derrotismo, es muy libre de hacerlo; por mi parte, prefiero animaros a cultivar el sentido cómico de la vida, a no ver las cosas demasiado en serio y vivir en paz y contentos, queriendo, haciendo amigos, cantando, bailando, riendo mucho. En definitiva, siendo felices. ¿Vale?

                  Besos y abrazos
                                                  Félix

sábado, 28 de abril de 2012

A VECES NO VAS A LA GUERRA


Pues nada, ayer tras publicar mi última crónica recordé esta y aquí está 11 años más tarde de haber sido escrita por este yayo gruñón, pero certero en sus dardazos a un especímen absurdo y terco como mula.
Buen finde lectores.

Marisa Pérez Muñoz

A VECES NO VAS A LA GUERRA

 Valladolid, 11 de Agosto de 2001

     Queridos hijos: A veces no vas a la guerra, viene ella a ti, sin saber a punto fijo donde va a estallar. Lo digo porque estaba sentado anoche en el Paseo de Zorrilla muy pacifica y relajadamente, cuando llegó un señor, ya antañón, de mi quinta al menos, y pese a estar todos los bancos desocupados, acomodó sus buenos cien kilos y pico a mi lado, comentando de entrada:
-  Buen tiempo tenemos.
-  Efectivamente, estupendo -corroboré.
- Demasiado para la época en que estamos
Con tono de autoridad y superioridad afirmó que el clima había cambiado radicalmente y ya ni llovía, helaba, ni nevaba como antes.
- Eso se dice -asentí - y eso parece, pero en mi pueblo sigue lloviendo, helando y nevando como toda la vida.

Quiso saber cuál era mi tierra, y cuando se enteró que del norte de Palencia, preguntó que si visitaba con frecuencia el pueblo.
-  Antes más - le informé - ahora, como he regalado el coche a una nieta, menos.
-  O sea, ¿qué es de los de coche?
Me escupió a la cara con el mayor descaro -Usted es un mentiroso, que presume de rico siendo pobre.

Me dejó de piedra. Pasaron unos momentos de tensión que debí haber aprovechado para mandar a hacer buches a semejante incordio, bobo desde que era huevo y largarme; pero traté de tranquilizarme picado por la curiosidad de saber hasta donde llegaba la pésima educación del bufón ofensivo.
-  ¿A qué viene esto? -pregunté ya sereno- ¿ y cómo sabe si soy pobre o rico?
-  Si, porque es usted como mi hermano, que regaló dos pisos que tenia a sus hijos.
-  Bueno, vamos a ver, hoy por hoy, tener coche es cosa de todos.
-  No de todos -dijo- porque yo he trabajado como un burro toda mi vida y no tengo coche.
-  ¿No me echará a mí la culpa?
-  Lo que no entiendo -continuo ofensivamente- es cómo los palentinos pueden ser ricos si Palencia es la provincia más pobre de España.
-  No tanto -me defendí.
-  En una ocasión -contó- que tuve que viajar a León, y pasé necesariamente por la ciudad palentina comprobé su pobretería, allí todo son páramos. ¿Sabe usted lo que es un páramo?
-  Nací en un páramo, así que algo sabré del tema.
-  A ver -me examinó- ¿qué es un páramo?
-  Por ejemplo -conteste pacientemente- el lugar donde se ubica mi  pueblo.
-  No señor -replicó enérgico- usted no sabe nada, para que haya un páramo tiene que haber un valle y una ladera. Para que se entere, ¿Sabe lo que es una ladera?
-  Mi región es montañosa y cada montaña tiene al menos dos laderas.
-  Usted cada vez me demuestra más que no sabe nada y que es un mentiroso.
-  Dejemos lo de mentiroso -dije- y explíqueme porqué, para ir a León tuvo necesariamente que pasar por la capital palentina.
-  Señor mío, porque no existe otro camino.
-  Es decir ¿qué desconoce usted que existe una carretera directa Valladolid-León?
-  Yo fui en tren -aclaró- pero llevo muchos años viviendo aquí y no sabía que existiese esa carretera.
-  Pues, con perdón, con razón no ha tenido usted coche.
Siguió la parla, y entre otras cosas aseguró que León es el mayor productor de maíz de España.

Agradecí el dato que desconocía y comenté el gran beneficio que presta a los leoneses el Pantano de Riaño. Entonces me espetó otra pregunta:
-  ¿Sabe usted donde esta Riaño?
-  Por supuesto -aclaré- He estado en el lugar en diversas ocasiones. Riaño y Guardo son dos poblaciones muy próximas, como 30 km.
-  Mentira -volvió a su pésima educación- Riaño pertenece a León, y León linda con Asturias y Santander.
-  Y si usted me hace el favor, también con Palencia.
-  ¿Con Palencia? Se levantó bruscamente, me miró de arriba abajo con desprecio y dijo: No lo aguanto más, me voy porque usted cada vez me demuestra que no sabe nada y que es un mentiroso.
Ahí estuvo mi error, en vez de dar gracias al cielo por dashacerme de tal ladrillo de hombre, me fui tras él acusándole de camorrista y buscabullas. Y en esto estaba cuando pasò un amigo con quien comenté la extraña circunstancia que mantenia con el inverosímil individuo. Me oyó, y se acercó de nuevo a mí:
-  ¿Por qué habla a este hombre de mí?
-  Porque es mi amigo y quiero...
-  ¡Mentira, qué va a ser su amigo!
- Oiga, usted -dije ya alterado- se ha pasado usted diez pueblos, sin motivo ni razón me está usted ofendiendo, y ahora le voy a decir dos cosas: Tiene usted razón, tío mentiroso, y  como ha demostrado usted estar mal del coco, le digo la otra -que fue la frase hecha engolada y grandilocuente-
- "Para qué tomar en cuenta las emanaciones que brotan de cerebros cretinos".
Quedó sorprendido, sin saber qué hacer, sólo se le ocurrió hacer como que me agujereaba la tripa con el bastón, y se fue voceando.
-  ¡Usted es un cabrón y un mentiroso!
Yo para no ser menos español y alegrar las orejas de los mirones, me fui por mi lado, gritando también:
-  ¡Imbécil   irrecuperable, cretino!

 Este es vuestro padre que os abraza.