Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

sábado, 2 de abril de 2011

R. I. P.

Estoy segura que lo único que ha cambiado hoy con respecto al momento en que escribiste esta carta, es la fecha.

Y ahora porque puedo y porque me sale del alma, voy a enviaros un fuerte abrazo.

Marisa                                

R. I. P.

Valladolid, 7 de Noviembre de 2001

      Queridos hijos: He asistido al sepelio de un amigo y comentaba con un pariente del finado que todos los funerales son fúnebres, pero que lo son aún más si te pones a considerar que los gastos de inhumación del cadáver se han puesto por las nubes.

Por tanatorio, ataúd, ofrendas florales, coche fúnebre,  maquillaje -porque a los muertos se les ponen mejunjes para que luzcan más guapos- sepultura y toda la demás    parafernalia que rodea a la cosa, de tal modo  sacan los ojos de la cara a la gente que resulta una atrocidad.
      Todo ello  trae a mi memoria recuerdos que conservo de aquellos enterramientos de mis tiempos en el pueblo, hablo de Guardo.
Aunque en esencia todo se reduce a lo mismo, un hoyo en el suelo y una piedra encima por si llueve, como decía el otro, o sea, un "requiescant in pace" y te bajan a la hoya a reverter en polvo, que es lo que somos; pero el espectáculo, la puesta en escena era diferente.
Como hasta para morir hay categorías, empezando por los pobres de solemnidad que no tenían donde caerse muertos -nunca mejor dicho- que eran sepultados  por caridad, sin ceremonia alguna en la fosa común; para  los demás sepelios estaban establecidas unas normas que se aplicaban en todos los casos: el momento del fallecimiento se anunciaba con un triste toque "a muerto" de las campanas que se extendía lúgubre por todo el pueblo. El mismo sepulcral doblar de campanas acompañaba durante todo el trayecto al cortejo funerario formado por la totalidad del vecindario. Existían, por lo demás, varias categorías de honras fúnebres en consonancia con la situación económica de la familia del finado.
Los entierros de "tercera" -por supuesto la mayoría- asistía el señor cura revestido sencillamente con roquete y estola hasta la sepultura a la que había sido trasladado descubierto y a hombros, no existían los choches fúnebre, y allí con el hisopo  aspergeaba agua bendita sobre el ataúd, un pobre cajón de madera de pino forrada exteriormente con una tela negra, a  la par que se rezaba un miserere. Seguidamente, ya en el último momento, el féretro era cerrado y clavada la tapa a martillazos, aquellos golpes sonaban tétricos, motivando que arreciasen los lamentos de los dolientes.
Sepultado el cadáver, allí mismo se despedía el duelo, pasando el público a manifestar su sentimiento de condolencia estrechando manos.
      Los sepelios de máxima categoría eran otra cosa, con la cruz alzada rodeada de sacristanes y monaguillos, oficiado por varios sacerdotes, a veces hasta cinco, revestidos con ornamentos sagrados de lujo, llegaban a la casa del difunto a cantarle el gorigori, después con gran ceremonial y cantos de misereres y responsos el ataúd era llevado descubierto hacia el Camposanto.
La gente curiosa asomaba a ventanas y balcones a ver pasar la comitiva, y sobre todo al cadáver. Se daba un detalle que no he visto en ningún otro lugar: durante el trayecto, de tanto en tanto, la comitiva mortuoria hacía un alto para rezar pater noster y responsos. Los asistentes se acercaban al sacerdote y depositaban dinero en el bonete.
      Si el muerto era un niño, el alegre campanil de la torre tocaba a "gloria", se decía que en el cielo había fiesta para recibir a un angelito nuevo.
      Pero de todos los entierros los que mejor recuerdo son los "civiles" que se celebraban en tiempo de la república.
Eran sepelios a los que no asistía el sacerdote, sino los políticos para celebrar mítines ante la tumba del muerto. Eran los entierros más concurridos porque lo encabezaba la banda de música interpretando marchas fúnebres  que impresionaban mucho y hacían el cortejo más luctuoso y más patéticos los llantos.
       
Hijos, que  Dios os tenga de su mano.
                                                                       Besos y abrazos
 

viernes, 1 de abril de 2011

VIVITO Y COLEANDO

 
Pues hazme el favor de seguir así por mucho tiempo porque yo también te quiero ¡Mucho! ¡¡Mucho!! ¡¡¡Mucho!!!.

Feliz finde guapísimo; y que lo disfrutes con tus retoños.
Abrazos para todos.

Marisa Pérez

VIVITO Y COLEANDO   01-04-2011  10.32 AM

Querida Rebe y demás seres queridos:

Ya es viernes, otro viernes más, y otro viernes menos, el reloj del tiempo no se detiene, pero, personalmente, qué alegría, un día más que tiene lugar la maravillosidad  de despertar y hallarme vivito y coleando, bien dispuesto a disfrutar de un fin de semana divertido, risueño y optimista, gozando del placer  de reunirnos la mayoría de la familia alrededor de la mesa en cordial ambiente para intercambiar pensamientos, sentimientos, buen humor; charlar por los codos, discutir de forma agradable, bromear, reír…o sea, desarrollar la alegría de la que dice el refrán, “cuanto más se gasta, más queda” y, por supuesto, como eficaz curalotodo no existe peligro ni efectos secundarios si se aumenta la dosis.

Juventud, os quiero ¡Mucho! ¡¡Mucho!! ¡¡¡Mucho!!!

                        Abrazos y besos.

                                Félix

LA MIEL DE MI TERRUÑO NATAL


OS deseo un día dulce como la miel… aunque infinitamente menos pringoso. Lejos de  aguijones y zumbidos, cuajado de trabajo grato y merecido descanso.
Abrazos.

Marisa Pérez

La Miel de mi Terruño Natal                                                  
Valladolid 12 de Agosto de 2001


         Queridos retoños: Un anuncio de miel de la Alcarria  me trae a la memoria que Cornón siempre ha sido lugar de colmenas y de abundante consumo de esa sustancia dulce, espesa y viscosa que con productos sacados de las flores preparan los simpáticos animalitos que despiertan sentimientos de admiración muy justificados por su portentosa e infatigable laboriosidad.

         Delicioso es comer miel, pero yo he hecho una cosa aún más deliciosa, exprimir en la boca un trozo de panal en el que la miel virgen, sin manipuleo alguno, diáfana, dorada parece que llega directamente de la flor al paladar. Los entendidos en la materia aseguran que la miel de mi terruño natal es tan fina y gustosa como la que más. Miel elaborada con la esencia de las flores de las hierbas aromáticas que crecen en el paisaje desnudo, claro, luminoso, del amplio páramo de Cornón, bajo un cielo azul, azuul, azulisííísimo.

         La abeja es más sociable que el hombre, que a veces es insociable. La abeja va de flor en flor en viajes que pueden ser larguísimos. Parece imposible que un ser tan diminuto pueda tantísimo. De la abeja se sabe todo: reina, zángano, obreras, y su desarrollo, huevo, larvas, ninfa e insecto con el cuerpo de un pardo negruzco, cubierto de vello rojizo, seis patas, cuatro alas y en el extremo del abdomen un muy fuerte y muy endiablado aguijón que usan en defensa propia. Lo que no se sabe bien a bien es cuanto vive una abeja, pues al ser todas iguales, ¿Cómo saberlo? Ignoramos cuál es su vivir normal en razón de tenerlas de algún modo un tanto esclavizadas trabajando a destajo en  nuestro provecho.

         Bueno, dejo este tema para ponerme a imaginar que disfruto de unos momentos de silencio y quietud sentado al pie de la fuente a la que Cornón debe su existir, con agua tibia en invierno, fresquita en verano y siempre con un exquisito sabor a hidromiel. Y de pronto una abejita revolotea en torno a las flores azules del romero bañadas por los alegres rayos del sol, se posa blandamente sobre el cáliz de una de ella, se cuela dentro para golosa y laboriosa chupar su jugo, el néctar con que preparan un manjar tan sano e inalterable que he leído haberse hallado vasijas con miel que tras más de tres milenios de existencia todavía se encuentran en perfecto estado.
         ¿En Cornón desmoronándose habrá todavía miel?

         Hijos, que vuestras vidas se deslicen con la suave dulzura de la miel.

                                                        Paternos besos y abrazos
Félix

miércoles, 30 de marzo de 2011

ESE MISTERIO LLAMADO DIOS

Demasiado profundo para poder rebatirte, contradecirte e incluso darte la razón; mucho menos cuando hace unas horas unos convecinos de mi pueblo han dejado en el cementerio para siempre el cuerpo sin vida de su querida hija de 33 años. Sí, los mismos que Laura o Rebeca; María era “quinta” de tus dos nietas mayores.
María ha luchado con todas sus fuerzas contra una enfermedad que se resistió a abandonarla y esta madrugada dejó de respirar.
Descanse en Paz María, ella ahora ya sabe verdaderamente lo que hay después.
Si se encuentra con ese  Dios en el que nos hicieron creer desde pequeños, espero que le pregunte por qué precisamente a ella, que jamás le hizo mal a nadie. Fue una niña estudiosa y buena gente. Apenas terminó sus estudios, la enfermedad se cebó con ella y ya no hubo forma de salvar su vida. Demasiados meses de hospitales, quimios y esperanzas de que la lucha serviría para algo.
Hoy no se me ocurre mejor forma de terminar estas líneas que deseando a sus padres, hermanos, su novio, amigos y familiares Fe para sobrellevar tan dolorosísima pérdida.

Marisa Pérez

ESE MISTERIO LLAMADO DIOS 
Miércoles 30/03/2011 10:57

Querida Rebeca y demás seres queridos:

Ante ese misterio que se llama Dios ¿qué pensar? ¿Qué creer? ¿Existe o no existe? Algunos piensan que no, otros que sí; yo creo que existe, no quiero dudar, quiero matar al gusano de la duda; prefiero patinar, equivocarme creyendo en un Dios que no existe que meter la pata no creyendo en un Creador que existe. O sea, que lo que yo le pido al Ser Supremo es que exista.

Cierto que a veces, cuando hay gente sin culpa que sufre, no se entiende bien, y hasta llegas a desear que el mundo frene para saltar fuera de él. Pero vamos a ver, el asunto de rabiosa actualidad, el barullo que ha organizado Gaddafi, ese tipo desconcienciado, esa garrapata que no sólo chupa la sangre de su pueblo, si no que además le bombardea, así como todos los demás atroces y sanguinarios dictadores (Hitler, Stalin, Sadam Hussein, Castro, Pinochet…) ¿se van a ir de rositas? Si Dios no existiese, habría que inventar uno, porque su justicia divina es sumamente necesaria para castigar a los culpables; que paguen su culpa. Ser castigados, si no con el fuego eterno del infierno, sí al menos a un purgatorio semejante al que sufrió el mítico Sísifo, hijo del rey de Corinto, condenado a hacer rodar una piedra hasta la cima de una montaña, llegada a la cual volvía a caer por su propio peso, para volver de nuevo a llevarla hasta la cumbre una y otra vez sin cesar; trabajo inútil, sin tiempo, sin esperanza.

Decididamente, me quedo con Dios; la nada absoluta es nada de nada, la negación total, vacía y misteriosa. Queridos seres queridos, creo que el verdadero sentido que tiene la vida es tener buenas relaciones de amistad con Dios.

Queridos corazones, besos y abrazos.

Félix

martes, 29 de marzo de 2011

GRATA Y MUY FELIZ LLEGADA

Espero que durante su estancia pueda acompañaros tomando un cafelito. Intentaré ponerme de acuerdo con Pili para quedar lugar y hora.

Bienvenido Jose.

Saludos y achuchones para todos.

Marisa Pérez

GRATA Y MUY FELIZ LLEGADA   lunes 28/03/2011 9:50

Querida Rebeca y demás seres queridos:

Para celebrar la grata y muy feliz llegada de vuestro mexicano hermano y tío, os voy a desear una semana de cine; es decir, de hermoso arco iris.

Lunes, naranja: abundancia.
Martes, amarillo: felicidad.
Miércoles, azul: vida plena.
Jueves, verde: esperanza.
Viernes, rojo: energía vital.
Sábado, rosa: amor y paz.
Domingo, violeta: sueños e ilusiones.

Queridos corazones ¿será posible tanta belleza?

Besos y abrazos.

sábado, 26 de marzo de 2011

ANÉCDOTA ANTIPÁTICA

No es justo que sin ton ni son, se hagan “bromas” de tan dudosa gracia, que ni se le cuentan al “agraciado”.
Una broma, se hace para terminar riendo los “hacedores” y los “hacídos”. Cuando no hay risa, no es broma, es simplemente burla, o lo que es peor “putada”.
Otra cosa bien distinta hubiera sido, que tú te dedicaras a “bromear” pesadamente con todo el mundo y que en justa venganza o “justicia” te pagaran con idéntica moneda; cosa que me consta no fue el caso.
Aquí dejaré una  anécdota de las que se cuentan en tantas sobremesas, y que además de resultar asquerosamente jocosas, incluso pueden dar una lección de lo que podría pasar cuando se ejerce la superioridad con saña.
Hace muchos años, ocurrió que una amiga un tanto mayor que yo, había sido en su mocedad “muchacha de servicio” de las de cofia y delantal almidonado; servía la comida a su exigente y prepotente “ama” -mujer escrupulosa en extremo- y ésta escrudiñando el impoluto vaso, envío a su sirvienta de mal modo a cambiarlo por otro porque –decía- estaba sucio.
El vaso –limpio y reluciente, sin mota de polvo ni agua seca o restos de secado- fue devuelto a la pila de fregado y sustituido por otro tan impecable como el anterior.
La señora miró y remiró el vaso y con humor de perros, instó a su criada a cambiarlo por otro; ella de carácter fuerte y contenido por su situación de empleada y la otra de jefa, retiró educadamente el vaso –cagándose en los muertos de la pazguata- y se dirigió de nuevo a la cocina calculando que con agua –y lo que se utilizara para limpiar en los años 50- el vaso no quedaba del agrado de su señora, lo limpió escrupulosamente con su propia  orina, puliendo hasta hacerse daño en las muñecas con un paño que no dejara un solo pelillo.
Vaso en mano regresó a la mesa y dijo: “¿Así está bien señora?”
A lo que la exigentona contestó: “Si, muy bien” y con un “No se preocupe señora, desde hoy siempre lo tendrá a su gusto”, la humilde chacha le dio a su “señora” una lección de saber estar. Lástima que en este caso, nadie pudo decirle a la obtusa cual es el precio del desprecio.

Aseguro que continuará…
Buen finde

Marisa Pérez

ANÉCDOTA ANTIPÁTICA  viernes 25/03/2011 9:05

Querida Rebeca y demás seres queridos:

        Antes de recordar a otro gran amigo y compañero de trabajo me viene a la memoria una antipática anécdota que también tuvo lugar en aquellos primeros tiempos de mi residencia en México y que por haber sido protagonizada por coterráneos, hirió mi sensibilidad.

        Muy próximo a mi oficina en la empresa de transportes había, supongo que aún existe, un surtidor de gasolina atendido por un español. Lógico y natural, faltaría más, al conocernos, de inmediato establecimos lazos de amistad, y resultaba grato y favorable la circunstancia para que, en compañía de otro español  que frecuentemente pasaba por allí, reunirnos los tres paisanos para tomar una cerveza y charlotear a placer del tema favorito: España.

        Bien, así estaban las cosas hasta que pasado algún tiempo conocí la ignominiosa broma de que había sido objeto. En una de aquellas tertulias en que hube de ausentarme reclamado por la oficina para atender una cuestión, uno de los indigno amigos aprovechó la ausencia para cometer la inaudita vileza de orinar en mi cerveza. A mi regreso, el primer trago tan caliente estaba y con sabor tan desagradable que escupí con asco el sorbo que tenia en la boca, por supuesto, sin la más leve sospecha del alevoso bromazo, hasta que tiempo después, por boca del gasolinero, que resultó un traidor con alma de judas, pues en su momento consintió, callando y a destiempo abrió de par en par la boca para confesar lo inconfesable.

        Residiendo en otro país, entre compatriotas resulta punto menos que obligado la estimación, más aún, la mutua ayuda y la abyecta burla me decepcionó, dejándome el ánimo por el suelo.

        Naturalmente, el remedio contra amigos nocivos como el gasolinero está inventado, borrarlo de inmediato y definitivamente de la lista de las personas nobles y enviarlo a la mismísima “eme” a toda velocidad. Respecto al tercer cretino en discordia me excedí con el calificativo de tipo: “consecuencia de un fallido aborto de su madre”, jurando y perjurando que cuando le echase la vista encima, pasase lo que pasase, me lanzaría sobre él como tigre para lavar la ofensa.
Dado que a raíz de los hechos desapareció de escena, tardé tiempo en dar con él, quizá dos años, o más, pero al fin nos encontramos, y entonces el más imposible de los imposibles cumplir mí promesa, iba en silla de ruedas, un tren le había arrollado amputándole las dos piernas por encima de las rodillas. Me dio pena, estaba profundamente deprimido, deshecho; lógicamente se le habían borrado de raíz los deseos de gastar bromas estúpidas.

        La vida, a veces, tiene estas cosas.

        Corazones a los que más quiero, besos y abrazos.

                                              Félix