Historias de toda una vida

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miércoles, 25 de junio de 2014

RIO CARRIÓN



RIO CARRIÓN
Melilla 25 de Junio de 2001

Querida hija: María por la mañana nada en el mar y por la tarde en la piscina, o sea, mejor imposible, pero siempre bajo la mirada atentísima de su madre que no la pierde de vista ni un instante; yo fui un niño libre como el viento. Voy a que no me lo crees, pero siendo apenas un crío de ocho o diez años salía de casa después del desayuno y no regresaba hasta la hora de cenar, por supuesto, sin causar alarma ni angustia familiar.

Pues eso, que iba al río y allí pasaba horas sin fin, el día completo. Era un adicto al líquido elemento, no era una simple afición, era autentica fascinación, pura pasión. Reconozco culpable que me dejaba arrastrar por un exceso de atracción,  pero es que así eran entonces las  cosas.
- Paulino, hijo, -preguntaba mi madre- ¿has visto a tu hermano?
- Sí, madre, está en el río.
- Hay, este hijo mío, que no sale del río, se va a convertir en trucha.
Y eso era todo, pero no porque fuese la autora de mis días una mujer despreocupada que se desinteresaba por la suerte de sus retoños, qué va, todo lo contrarío, era una madre amantísima muy pendiente de su prole, pero es que entonces el mundo así funcionaba.

En las muy cristalinas aguas del Carrión, tanto que por grande que fuese la profundidad siempre se alcanzaba a ver nítidamente el fondo, pasé muchas horas de  mi vida lleno de entusiasmo, divertido y feliz.
Yo era incansable  y el río segurísimo, que recuerde nunca un niño se ahogó en sus aguas. Recuerdo vivamente aquellos años de infancia y adolescencia, pobres, eso sí, que todo hay que decirlo, fueron años de vacas flacas, hoy lo son de vacas supergordas, pero que los niños disfrutamos con alegría y en plena libertad.

Viene esto a cuento porque yo también tengo ahí en frente a mi entera disposición el ancho mar, y dentro de la casa una hermosa piscina, que uso y disfruto, pero si seré  cornitoide, teniendo el mar tan a mano aún no he metido un dedo.
Cierto que el mar para mí es tabú, veneno puro, pero ¿porque no después de que el Astro Rey se retira no chapuceo en él a placer?  El contacto con el agua, y más aún la salada que por salada es más fuerte y beneficiosa, me resulta agradable, y disfruto de lo lindo practicando natación con la única contradicción que sólo me es posible al estilo “ranita” el menos agresivo, relajante, suavemente,  aún así resulta un deporte completo.

Tú este año con la nueva figura y nadando como un delfín, lo disfrutarás  a placer.  Abrazos de tu papi

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