MACARRONES CON SABOR A HÚMEDOS
Valladolid
17 de Junio de 2007
Queridos hijos: Alegremente, sin enojo cual ninguno, como anécdota
graciosa protagonizada por mis hijos mexicanos, cuento que ayer comían en casa
los nietos, que son unos comistrajas de aúpa, pero que nunca le hacen ascos a
la pasta. Cien formas diferentes existen de prepararla y todos son de su
agrado, pero la preparada con bechamel es, con mucho, su preferida, de tal modo
que con ella he alcanzado, en plan familiar, el honroso título de “el mejor
cocinero del mundo”.
Pues bien, en su honor y en agradecimiento por el excelente
trabajo que están realizando con la instalación del plato de ducha, compré en
el Corte Inglés los mejores productos: mejor pasta, mejor tomate, mejor nata,
etc., etc., etc., y los elaboré poniendo en ellos las tres salsas más
exquisitas que requiere el plato. CARIÑO, TIEMPO Y UN POCO DE IMAGINACIÓN.
Lógicamente, en mis muchos años cocineriles, me han sido
rechazadas comidas por sin fin de motivos: salado, soso, dulce, amargo,
picante, agrio, etc., pero nunca me había ocurrido lo de ayer, con cara de
desagrado fueron rechazados mis prestigiosos macarrones por su sabor a “húmedos”.
¿Alguien puede imaginar lo desagradable que puede resultar comida con sabor
tal?
Un trapo sucio y húmedo bajo el fregadero huele a demonios y lo
inmediato es que cree moho. ¡Gua, qué
asco!
Besos y abrazos,
Félix
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