Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

martes, 25 de marzo de 2014

REFLEXIONES JUICIOSAS



REFLEXIONES JUICIOSAS
Valladolid,
Querida hija Rocío, gotita de agua, como perla, evaporada: Voy a ponerte un humildísimo ejemplo de padre  a toda madre que nunca deja sin respuesta una carta: yo mismo, un cornito químicamente puro, esto es,  tipo listo para dar consejos, pero menos practicar con el ejemplo. Quiero decir que por no ser un modelo ideal para seguir, no hagas lo que hago, pero no te irá nada mal si haces lo que te digo. Como ser una mala persona es una tontada como un queso, tú lucha denodadamente por hacer de tu vida una obra de arte. No es difícil, tan sencillo como procurar ser hoy mejor ser humano que ayer, pero menos que mañana, engrandeciendo así tu vida y la de todos los que te rodean. ¿Te parece bien, mal o regular?
Como estoy en racha de hacer reflexiones juiciosas, entiende bien, enteramente bien esto. Venimos a este valle de lágrima a llorar lo menos posible, y como bien sabido es que  no hay mejor bien que la risa y la alegría, con motivo o sin ellos muéstrate siempre feliz, aunque realmente no sé  si esa ansiada felicidad existe o sólo existen alguna ilusiones que nos hacen buscarla y mientras tanto vamos tirando, pero tú, querida hija, entre tanto, practica lo más posible el famoso y simpático nervio zigomático, que es el que gestiona la risa, Te sugiero que más que la sonrisa, la risa. Ríe mucho sincera y noblemente, porque en la sonrisa cabe todo, la astucia, la ironía, la mentira...En la risa sólo la camaradería, el respeto.
Ninguna manera mejor de hacer honor a la verdad que la sinceridad. Como tienes motivos más ilusionantes  para vivir, las cosas malas que se las coman los gochos. 
Siempre me sentiré obligado a estarte agradecido al máximo por haber sido tú quien me descubrió el mágico artilugio reproductor de música llamado MP3 ¡Qué maravilla! Todas las tardes, al menos una hora, me  acomodo bien rempanchingado en el sillón, cierro los ojos, respiro lenta y profundamente, conecto el diminuto ingenio y suena la música selecta, la más enteramente de mi preferencia, y como el  armonioso ruido llena por entero la cabeza, dejando volar  la fantasía me hago la ilusión de que música y mente se entremezclan formando un todo, y el batiburrillo de tal fusión, sin duda, serena las células cerebrales, porque, ¡Qué gusto! ¡Qué sensación de relajamiento! ¡Qué  bien me siento! Tanto y tan bien me siento, tan en armonía conmigo mismo, que sin exagerar puedo decir que estos momentos placenteros dejan mi ánimo lleno de tranquilidad, sosiego y descanso. Muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido.
El sol y yo actuamos de igual modo, nos acostamos como las gallinas y nos levantamos con los gallos. Cuando la tarde languidece se me cierran literalmente las persianas e irremisiblemente  he de ir a planchar oreja.
Como dormir es un formidable sistema de recuperación, cuando por la mañana, temprano, las seis, me tiro de la cama, es el momento mas lúcido del día, en el que mejor fluyen las ideas y reflexiono con más agilidad, dentro, por supuesto,  de mi escasa capacidad razonadora. Bueno, pues eso, que al menos no está mal esté acorde con el sol.
Paso a otro capítulo, me place y me complace que María, mocita en flor con aires inconfundibles de princesa egipcia, morenita guapa de verdad, sea además, lista, estudiosa, magnífica hija, y, cómo no, que haya reanudado sus prácticas de piano.
Adiós, preciosos pimpollos, capullitos  de rosa, si hacéis lo que yo, vivir FELIXmente,  vuestros días se os llenarán de diversión, alegría, humor y vida.
Mil abrazos

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