Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

martes, 25 de marzo de 2014

MI VOCACIÓN RELIGIOSA



Querido tío Paulino: Aquí está la nueva entrega de tu apasionante o mejor dicho de tu “Pasionista vida”.
Esperamos ansiosos la siguiente.

Un abrazo enorme

Marisa Pérez

MI VOCACIÓN RELIGIOSA
México D.F 17-03-2014
(5)

Mi querida familia: Como veníamos diciendo, cuando se comprobó que se habían ido a León, nos regresaron de inmediato al Colegio y el P Rector se fue a la guardia civil a plantearles el problema y con el capitán en su coche se fueron rápidamente camino de León, ya estaban a pocos Kms para llegar, cuando por la carretera divisaron a  cuatro jóvenes que iban muy garbosos y a buen paso.  Al ver el coche le hicieron parada para que les llevara a León, pero cuál no sería su sorpresa que el que bajó fue el Rector, se resistieron, no querían volver, entonces bajó el capitán con su gran pistolón y con la autoridad que les caracteriza les ordenó subir y como cuatro corderitos se subieron y de vuelta al colegio, pero les dejaron del todo incomunicados.
Nosotros sólo supimos que les habían regresado, como la falta había sido muy grave a Policarpo le enviaron a su casa, a Víctor Morán no supimos donde lo alojaron el poco tiempo que tardó en caer su pueblo, que estaba cerca, en poder de Franco; Agustín y a Félix, como su tío el P. Agustín, los tres eran de Guardo y había comprendido que había sido un chiquillada, arregló para que les admitieran en los Agustinos de otra Provincia, en la Vid, así que todos desaparecieron sin poder verlos.

Su historia fue: De Víctor nunca supimos nada, Policarpo después de un tiempo entro a los Cartujos.  Agustín, "un santo", perseveró en los Agustinos y murió hace unos años como santo y está introducida la causa de Beatificación. De Félix, todos saben su vida.

Todo esto sucedió como en Septiembre del año 1937. Cuando ya estaba en La Vid, como en Noviembre, mi madre fue a verle y me imagino que como todo había salido tan bien y tan fácil y sabía lo apegado que yo estaba a él, al regreso de La Vid pasó a verme a mí y me dijo que yo no fuera a estar a disgusto, que si me quería ir con Félix.
Nos pusimos de acuerdo que  dijera que me había escrito Félix una carta donde me decía que allí había muchos árboles muy bonitos. Si yo le decía "que había muchos árboles” es que me quería ir con él; esa era la contraseña.
Se podrán imaginar con lo apegado que yo estaba a Félix, no llegaba mi madre a Guardo, cuando ya salía la primera carta que Félix me había escrito  y que allí había muchos árboles muy preciosos, claro que cuando mi pobre madre recibió aquella carta comprendió su error y ni me contestó, pero yo insistí carta tras carta, como nunca me contestaba, empecé a no contestar en la clase, ya estábamos terminando el primer trimestre, cuando un día que el P. me preguntó algo que él sabía que eso sí lo sabía yo y me preguntó: "¿no lo sabes o no lo quieres decir?" y le dije: "no lo quiero contestar"; me dio una bofetada que me hizo sangrar abundante por la nariz, entonces le dije: “es que me quiero ir a casa, no con mi hermano, sino a casa".

Estábamos empezando Enero del año 1938, cuando salí del colegio y ese mismo día moría mi abuelo, mi pobre madre estaba en Villalba en el entierro de su padre, fue tanto su arrepentimiento, que nunca jamás la vi llorar al separase de mí. Y a mí que tanto deseaba ser Sacerdote me costó luchar 34 años hasta conseguirlo.
Me Ordené cuando ya tenía 50 años, sin embargo estoy seguro que Dios que sabe escribir derecho en líneas torcidas me ha llevado por el camino correcto.

Ya en Guardo comenzaron las dificultades; mi madre pidió a los Agustinos de La Vid que me admitieran con Félix. La contestación fue que yo me había ido voluntariamente y no podía ser agustino, pero que tenía buena conducta para entrar  a otra Congregación; de inmediato mi madre empezó a buscar congregaciones: a los Franciscanos contestación: que si había estado en otra congregación que ya no, y siguen los fracasos. A los Jesuita, a los Redentoristas, a los Jesuitas, a los Dominicos, a los Capuchinos, nadie me pedía la buena conducta, todos: "si ha estado en otro colegio ya no".
Así se pasó casi todo el año. Ya en Septiembre, llegó a Guardo un Pasionista, pero sólo buscaba para Hermanos, pues a todos les habían llevado a la guerra, ellos sí me dijeron que si tenía buena conducta que sí me admitían.
Nos dijo que volvería en Diciembre por nosotros. Éramos cuatro, ya sólo era esperar dos meses y efectivamente llegó el 14 de Diciembre  del 1938.
Mi vocación había crecido como una montaña, yo pensaba que ya dentro sería más fácil estudiar para ser Sacerdote, pero no me imaginaba que en esta Congregación el que venía para Hermano ya se quedaba de Hno. ¿Porque? Leyes antiguas que cambiaron con el Vaticano II.
 No fue hasta el año 1974 que se realizó me gran anhelo. Y aquí comienza mi vida de Pasionista.
Hasta la próxima.
Vuestro tío burrete. Paulino

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