Historias de toda una vida

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viernes, 21 de marzo de 2014

LA LENGUA



LA LENGUA 
GUARDADA EN 21-3-2005
Valladolid
Queridos hijos: Hoy por hoy nos sobran motivos para vivir sanos, contentos y confiados respecto a la salud al contar con una sanidad eficaz y barata que a la mínima nos permite acudir al médico que de inmediato ordena análisis con los que descubren de pe a pa como andamos de colesterol, glucosa, ácido úrico, tensión, etc… Lejísimos de ocurrir así no hace tanto tiempo. Nuestros progenitores tenían como preocupación primordial tener ahorradas cuatro pesetillas para hacer frente a problemas tan vitales como el médico y la botica.

Recuerdo perfectamente que la eficaz analítica con que  entonces contaban los médicos era la lengua. Enseñar la lengua al doctor era abrir de par en par una ventana a nuestras interioridades: Siempre se ha dicho que dicho músculo es la leche, más importante, imposible, dado que es un órgano interno conectado muy estrechamente con el estomago, el corazón, hígado, riñones, bazo… razón por la que además de servirnos para largar por la boquita, de órgano gustativo y ensalivador, observándola, oliéndola e incluso tocándola informaba de cuanto ocurría en el interior del organismo.

Ya no está tan de moda este eficaz método de sacar la lengua al mecánico de los hombres para obtener un diagnóstico certero. Por lo que recuerdo, tomar el pulso y observar el aspecto del órgano del habla indicaban un sinfín de valiosos datos sobre la salud. Un momento, vamos a ver lenguas: azul o violeta; roja- sangre de toro; espumosa y con flemas; tierna, blanda y como envejecida; hinchada en la que se marcan los dientes; lánguida y reseca; rígida, como lija, mal sabor…
Bueno, vamos a ver, o sea, que yo sepa, que del tema no sé de la misa la media, cada uno de esos síntomas son reflejo seguro de problemas, tales como indigestión, deshidratación en la boca, mala circulación sanguínea, deficiente nutrición, y un largísimo etc., etc., etc.

Mi madre, amiga de libros, leía también la lengua, por lo que las vecinas acudían a ella, pues en Cornón, sin ir más lejos, poblachin hasta hace poco sin carretera, con malos caminos, más dificultosos aún en tiempo de lluvia o cubiertos de nieve, se corría el peligro de que el médico llegase con retraso fatal, cuando el enfermo estaba en el cementerio a disposición de los gusanos.

Hijos, vosotros, además de contar con excelentes médicos, fuisteis niños, no sólo sanos, salubérrimos, con la lengüita siempre limpia y sonrosada.

Besos y abrazos

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