QUERIDO DIOS
Valladolid 21 de Febrero de
2002
Querido Dios: Te voy a tratar
de tú a tú, como corresponde a la relación padre-hijo, y te cuento:
Mi madre, mujer de acendrada
religiosidad, creía dulcemente en Ti, y es que para nosotros tu realidad, tu existencia
es cosa de fe, de esa fe que es como tener dentro del alma un foco de luz, un
sol, y es por ello que la magia de la fe obra prodigios, tal como esperar sin
la más leve duda que después de esta vida nos espera otra de felicidad sublime
y eterna.
No tengo yo tan claras las
cosas como la autora de mis días, pero, por supuesto, personalmente creo, soy
su hijo y me enseñó a quererte, y soy hijo de mi pueblo, nací bajo un cielo
pletórico de estrellas florecidas en cuyos pestañeos se evidencia sin contradicción
posible que algo extraordinario existe, llámese Dios, Gran Todo, Nada Absoluta.
Te voy a ser enteramente sincero: Creo en Ti a pies juntillas, pero a mi
manera, sin pizca de olor a español, que por ser quienes somos, hijos
predilectos del Corazón de Jesús, gozamos de favoritismo divino, ni a ruso, ni
a americano, ni a conchichino. Tampoco a católico, ni protestante, ni a judío,
ni a mahometano, ni budista... Tú para mí eres simple y llanamente Dios- Dios,
a secas. De Ti me gusta todo, menos que seas tan bonachón y permitas pasar por
tonto, que te tomen por el pito de un sereno, que se hayan subido a las
barbas y vivas cosido a los caprichos de
esa caterba de canallas ingobernables: talibanes, integristas, racistas,
tiranicidas, magnicidas...No se comprende que permitiese a Reagan que rezase
como dicen que lo hacia "Dios, no sean soberbio, si quieres algo, baja y
pídemelo".
Dios, existir, desde luego,
pero ¡qué pena! cada vez menos, por doquier se oye eso de "¿Pero aún
quedan ingenuos que creen en esa cosas en las que ya sólo creen pobres e
ignorantes? El único dios que interesa en el dinero, comer y beber bien y
dormir con tías buenas, lo demás es lo de menos".
Alguna razón asistía a mi tío
Rojo, de Cornón, cuando decía que no lo consideraba probable, pero que si algún
día por un prodigio inaudito el Divino Hacedor le cediese el trono, así sólo
fuese por unos días, las cosas cambiarían radicalmente, porque desde el momento
mismo que tomase las riendas, por las buenos o por las malas, todos derechitos,
de lo contrario no iba a repartir garrotazos, por lo gordo.
Convenencieramente es
preferible creer e Ti, sin tu existencia la vida sería como atravesar un túnel
y al final encontrarse con la nada. Muy triste. Cosa diferente es morir para
nacer a la eternidad, y fundidos contigo gozar de excelsa e indefinida
felicidad.
Padre, respetuosos y encendidos
besos y abrazos de tu hijo.
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