MARAVILLOSA NIETECITA MARINA
Valladolid, 15 de Febrero de 2006
Queridísima
Marina, nietecita lista que ya puedo
escribir porque sabe leer, a todo esto sumado que eres bonita, dulce y
fresca como las flores de Abril y Mayo.
Me
encantan tus visitas de los sábados en los que me resulta una fiesta contemplar
tu linda cara con el diminuto lunar; tus divertidos ojos que se me antojan
estrellas; tu naricita de botón de rosa, una obra de arte; tus labios cuando se
iluminan, no con carcajadas, sino cuando te pones tan arrebatadoramente
simpática que parece que estás inventando la risa. Por supuesto, también me
fascina oírte, no cuando gritas, cuando tu hablar se asemeja al trinar de un
canario flauta.
Ser
niño, niña, es muy bonito, ¿sabes por
qué? Pues mira, porque los pequeñirrines tenéis dentro del corazón un lugarcito
para lo bueno, lo bonito y lo alegre que es lo que os lleva a reír mucho,
trescientas veces al día según los que las han contado. O sea, dicho de otro
modo, porque los niños tenéis algo en común con los ángeles.
Marina,
viene a visitarnos María, la mocita de piel de seda color perla y pelo lustroso
y ensortijado. Tengo muy presente en la memoria el diálogo que sostuviste con
ella sobre Rodrigo que inventaba
mentiras para asustaros y tú te explicabas así: “La mentira es una verdad que
no existe, pero que tú te la crees y por las noches no duermes”. Tampoco he
olvidado que el día que cumpliste cinco añitos y te pregunte: ¿Qué se siente
tener cinco años? “No siento nada
-respondiste muy seriecita- soy igual que ayer”.
Marina,
¿te gustan los pajaritos, las mariposas y las flores? Un ruiseñor me ha contado
al oído que Dios llenó el campo de esas maravillosas joyas para adornar el
mundo y alegrarnos la vida.
Te
voy a decir que el mejor juguete de los niños son sus padres, pero hay otros
muchos, por ejemplo, los duendecillos que tejen los sueños de los críos. Lo
digo porque en mis sueños infantiles a menudo me veía deslizándome loco de
alegría por el fabuloso tobogán de colores que cuando llueve y hace sol cruza
el cielo: el Arco Iris.
Marinita,
maravillosa nietecita, muchachita única, fenómeno, colorín, colorado esta carta
se ha acabado.
Besos
y abrazos del abuelo
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