Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

martes, 11 de noviembre de 2014

VERANILLO DE SAN MARTÍN



VERANILLO DE SAN MARTÍN

Valladolid 11 de noviembre de 2001

Queridos hijos: Soy más soportador del frío que del calor, pero, por supuesto, la temperatura media es la ideal, y un día hermoso como el que ha amanecido hoy, con 22º, como si la primavera fuera a estallar, resulta un delicioso placer pasear sintiendo el cálido abrazo del sol que levanta el ánimo, mejora el humor, llena de energía, no sólo física, también mental, despertando buenos sentimientos, es decir, que se siente uno más conectado con la vida.
El sol es para nosotros nada menos que todo, por lo que no resulta extraño que en tiempos se le venerase como a un dios, ya que sin él no seria posible la vida en la tierra. Y ¡por supuesto! El astro rey es la vida y la alegría de los abueletes.
En estas fechas cara al invierno en que la falta de luminosidad se junta con el frío y los días se van acortando poco a poco y la vida como que se apaga ligeramente, obligando al personal a refugiarse en locales cerrados iluminados con luz artificial, el veranillo de San Martín luciendo un sol sonriente y cálido, cuyo calorcillo se mete bajo la piel y llega hasta los huesos es una terapia que carga las pilas vitales.
Deambular por las calles alegres, envueltas por airecillo limpio y oxigenante, bajo un cielo de un azul elegante, como esmaltado, no es sólo un gozo para los ojos y el corazón, es motivo también para ver las cosas por el lado bueno y cómico para que así no falten las risas.

Besos y abrazos

lunes, 10 de noviembre de 2014

SER MÁS, SER MEJOR



SER MÁS, SER MEJOR
Valladolid 11 de Noviembre de 2001

Queridos hijos: La tele, a veces, no muchas, hace algo que merece aplausos. Hoy ha presentado al psicólogo Bernabé Tierno haciendo enriquecedoras reflexiones sobre como poner en orden la vida, decidiendo lo mejor en lo posible, esto es, procurando ser más, que equivale a ser mejores, cambiar lo que nos impida sentirnos cada vez mejor con nosotros mismos y con los demás. Ser más es ser optimista y ver las cosas siempre por el lado bueno.
Ser más es también ser fuerte de espíritu para encajar los golpes que a veces da la vida sin derrumbarse. Ser más es ser capaz de dialogar, es decir, hablar menos y escuchar más. Ser más es plantarle cara a todo aquello que conduce al pesimismo y al sentimiento de sentirte víctima. Ser más, siguió diciendo,  el doctor es ser activo, decidido, resuelto y eficaz. Ser más es, sin olvidar el pasado y con fe en el futuro, vivir el ¡ahora! con gozo, plenitud y sencillez, sin necesitar más cosas para ser feliz y hacer felices a los demás.
O sea, que ser más es tener siempre muy presente que la felicidad como estado gozoso y sentimiento de paz, plenitud y armonía es la consecuencia lógica de nuestra forma de pensar, sentir y actuar.
Hijos, ser más es ser lo suficientemente listos para vivir en grata convivencia con todo lo que nos rodea y ¡ojo! en la acogedora compañía de nosotros mismos, porque nadie puede aspirar a ser feliz si no es feliz consigo mismo.

Abrazos y besos

domingo, 9 de noviembre de 2014

DISCUSIONES IMPRODUCTIVAS



DISCUSIONES IMPRODUCTIVAS
Valladolid 9 Noviembre de 2001
Queridos hijos: Muchas veces, cuando las familias se reúnen, las sobremesas dejan un amargo sabor de boca por los enfrentamientos dialécticos que tienen que acabar siempre en vencedores y vencidos.
Si las personas no fuésemos tan dados a discutir improductivamente el mundo sería menos agitado. La discusión es un acto para intercambiar pareceres y puntos de interés sobre determinado asunto con el fin de resolver el problema. Nada de malo tendría, pues, la discusión si no terminase impepinablemente en trifulca acalorada, donde la cuestión concreta no es otra que derrotar al otro. Osea, que no se busca acuerdo ni aclaración, sino estallidos de diferencias y frustraciones.
 En esas desagradables sobremesas se levanta la voz, se pierde el control y asoma de inmediato la violencia, las recriminaciones, la inquina más profunda, aprovechando la ocasión para el desahogo hiriente, como pretexto para la denominación, para atacar y alzar el conflicto al máximo posible por las más insignificantes pendejadas.
El sacar a airear los trapos sucios del pasado más lejano revela inmadurez en el manejo de las emociones. Esa clase de discusiones no ofrecen ningún efecto positivo, sólo alteran los nervios y los ánimos de quienes las sostienen, máximo que no se discuten cuestiones actuales, sino que aluden a hechos supuestamente tuvieron lugar en épocas remotas.
No entiendo que no sea posible que las discusiones no acaben acaloradamente, sino en disculpas, reconciliaciones o, por lo menos en un pacto sensato y no en gritos y camorra.
Hijos, que no se diga que en nuestra sobremesa las injurias son las razones de quienes no tienen razón.
Besos y abrazos

sábado, 8 de noviembre de 2014

NARCISISMO



NARCISISMO
Valladolid 6  Noviembre de 2001

Queridos hijos: Supongo que sabéis quien es Narciso, ese personaje mitológico que se enamoró locamente de su persona  mirándose en las aguas de una fuente, en el fondo de la cual se precipitó. Fue convertido en la flor que lleva su nombre.
Bien pues, de su nombre deriva narcisismo, amor mórbido y exagerado de sí mismo. El narcisista vive de fuera hacia dentro, subordinándolo todo  a su imagen externa, vive de cara a las apariencias, a lo que piensen y digan los demás, sin tiempo para otro cosa desde que se levanta hasta que se acuesta, olvidando por completo las actitudes y valores que verdaderamente marcan la personalidad.
El narcisismo es, pues,  un trastorno psicológico que necesita tratamiento por su incapacidad para el amor al prójimo, por su ansiedad y constante búsqueda de ocupar el primer plano siempre y en todo lugar, donde él esté no cabe otra persona.
El narcisista necesita imperiosamente ser el alma de la fiesta y para lograrlo habla y habla sin cesar contando sus batallitas, y si no lo logra arma una camorra de no te menees. Palidece con los éxitos ajenos; es manirroto consigo mismo, derrochando cuenta dinero sea necesario para comprar ropa y más ropa, para acicalarse y mimarse y no soporta la mínima crítica a su persona ni a su apariencia. Son teatrales y exageran las expresiones de afecto y las emociones, fingiendo mucho amor a los suyos de boquilla delante de la gente. Se consideran lo más de lo más y de su boca no salen más que autoalabanzas y acusaciones hacia los demás a quienes acusa de sus males y de los propios defectos.
En fin, hijos, para qué seguir, vale con que vosotros viváis de dentro a fuera, atendiendo a los mandatos que os dicte vuestro corazón de paz, amor y humor.
Besos y abrazos

viernes, 7 de noviembre de 2014

EPITAFIOS



EPITAFIOS
Valladolid 6 de noviembre de 2001
Queridos hijos: Soy muy de visitar cementerios y en estos días que los vivos acuden a honrar a sus muertos, no suelo faltar para descubrir rincones que invitan a la reflexión, sin faltar la visita al panteón de los personajes interesantes de Valladolid: Zorrilla, Ferrari, Río Ortega, Alonso Cortes, Rosa Chacel...
Resulta  interesante leer epitafios, las inscripciones sobre las tumbas. En la actualidad la mayoría sólo informan la filiación del difunto, incluyendo a lo sumo “no te olvidamos”.
No ocurría así antañamente, tengo algunos anotados que son autenticas perlas. Un refrán dice, “mentiroso como un epitafio”; que será probablemente por aquello que también se dice: “si quieres elogio, muérete”, pero, sin embargo, las inscripciones sepulcrales suelen ser ciertas: “Estoy hecho polvo”, “Polvo somos y en polvo revertimos”. Otro más socarrón  escribe: “Paz, a mis cenizas; por favor, no estornudar”. R.I.P.  “Descanse en Paz”, es el epitafio estándar. Otro más escueto dice: “Fue”, y otro más esperanzador: “Resucitaré”.
Son muchos los epitafios lucidos, graciosos, llamativos, citaré algunos de los mas clásicos: “Lo que fui, eres, lo que soy, serás”; “La vida es un relámpago entre dos eternidades”.
Una viuda anotó sobre la tumba de su esposo: “Aquí yace mi marido y hace bien, el descansa y yo también”; otra le despidió: “Tengas tanta gloria como paz me dejas”. Un mordaz caballero escribió, “Paseantes, hasta pronto”, un general sudamericano, “Aquí yace el general Ferreira, pasead tranquilos, ¡estoy muerto!
Un escritor bebedor: “Estuve borracho muchos años, después me morí”. Un actor: “Estoy haciendo de muerto, y de verdad que lo estoy haciendo bien”. Un socarrón anónimo fue más lejos,”Acudí a una cena, pero no a cenar, sino a ser cenado”. Y uno que al parecer no se resignaba a morir:” ¿Qué tenía Lázaro que no tenga yo?”
Muy conocidos son también estas breves historias: “Siempre estuve sano porque nunca visite a un médico, pero un día la familia insistió en llamar a un galeno, me dio un bebedizo y al día siguiente me morí”
Parecido epitafio es el de aquel que también desconfiaba de los facultativos, “Fallecido por la voluntad de Dios y de un médico imbecil”.
De lo más gracioso resulta el de la tumba de Groucho Marx, “Señora, perdone que no me levante” Woody Allen tiene pedido que escriban: “No merecí terminar así”; El sabio padre Feijoo dijo este epitafio: “Aquí yace un estudiante de medicina pluma y labio, que quiso ser sabio y al fin murió ignorante”, y Unamuno dejo éste: “Sólo pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo”.
Queridos hijos, sobre mis cenizas no pongáis ni flores, ni epitafio alguno. Bueno, si acaso, una recomendación: “Mientras sea posible, reír mucho”.
Besos y abrazos