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miércoles, 5 de noviembre de 2014

EL FERVOR POR LO MÁGICO Y MARAVILLOSO



EL FERVOR POR LO MÁGICO Y MARAVILLOSO
Valladolid 5 de Noviembre de 2001
Queridos hijos: En nuestro México lindo y querido el día de los difuntos se celebra en mezcla de ritos católicos y mitos indios de muy diferente y sorprendente manera que, por ejemplo, en España, que el tema de la muerte se toma más en serio.
Allá el “día de los muertos” las almas de los difuntos regresan al mundo de los vivos, y para facilitarles las cosas y que se sientan contentos y agradecidos les señalan el camino con pétalos de rosas, velas y ofrendas de lo más variadas. O sea, que en vuestra tierra la celebración del día consagrado a los fieles difuntos lo hacen por todo lo alto, sin reparar en gastos, con ofrendas, ritos, liturgias y celebraciones de lo más variadas, todo con tal colorido, tal riqueza folklórica y costumbrista que desde luego, no existe otro país en donde el culto a los muertos esté tan arraigado y con tantas manifestaciones como en México, ya que, verdaderamente, a extraños, incluso a los propios mexicanos asombra el modo de honrar a los muertos.
A esta celebración acuden muchos visitantes y lo que más les llama la atención son los cementerios iluminados y llenos de multitud de ofrendas. Lo que sin duda no faltan son flores a porfía, candelarias y alimentos preparados, platos típicos, atole, tamales, chocolate, calabaza dulce, pan de muertos, calaveras de azúcar de todos los tamaños que suelen tener el nombre del difunto, sin que por su puesto falte el alcohol, cerveza, pulque. Hay difuntos de distintas categorías según la causa de la muerte, natural, accidente o asesinado.
No sólo se manifiestan en los camposantos, también lo hacen en las casa particulares en las que se improvisan altares con imágenes de santos, se cubren los espejos, se coloca la foto del difunto sobre un mantel blanco en el cual se deshojan flores llamadas cempasúchil. También se colocan sombreros, rebozos y otros objetos que usaron los difuntos, tales como utensilios y herramientas de trabajo. Por supuesto, no pueden faltar los alimentos y bebidas preferidas de los muertos. De los alimentos los difuntos sólo toman la esencia de lo sólido da buena cuenta los vivos. Si el fallecido es un infante en las ofrendas se incluyen juguetes de barro o madera, arroz con leche, pan dulce gelatinas...
En tales ofrendas manifiestan gran riqueza espiritual y artística, puesto que hay ofrendas que son verdaderas obras de arte popular que expresan el fervor del pueblo mexicano a lo mágico y maravilloso.
Besos y abrazos

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