CAMPO
GRANDE OASIS VERDE
Valladolid 29 Junio de 2007
Estimado amigo José Luis: El verano está aquí, otra tarde larga y alegre
con temperatura benigna, ideal para pasear de nuevo por el Campo Grande, oasis
verde, fábrica de oxígeno en el centro de la ciudad que proporciona salud y
recreo, pues desde infantes a ancianos todos buscan en él descanso y diversión
paseando entre frondosos árboles, agua, flores y animales, destacando como aves
favoritas pavos reales y cisnes, criaturas aristocráticas puramente decorativas,
paisaje ellas mismas.
Es una fiesta para los ojos y para la imaginación
contemplar los pavos reales, joyas haladas de elegante figura y noble porte
desplegando la singular belleza de su abanico de plumas verdes con visos de oro
y azul, y a los cisnes deslizándose graciosamente por el lago, estirando
vanidosos sus largos cuellos en forma de misteriosa interrogación que le da ese
aspecto de extraña y enigmática ave.
Soy amigo del Campo Grande, vergel que me proporciona inefables horas de
sosiego y en agradecimiento le guardo el más profundo respeto, a más conocer
hasta el último rincón y los nombres de todos y cada uno de sus árboles. Y eso
no es todo, porque he acudido al vivero y de mi bolsillo he adquirido árboles
que no figuraban en su plantío y los he trasplantado conmemorando fechas
significativas en la vida de mis nietos, tales como nacimientos, bautizos,
comuniones... robles americanos, sauces llorones, secuoyas, alisos, capalcas,
abedules... En razón de ello, para nosotros pasear por ese jardín romántico
constituye un especial placer.
Amigo José Luis, que tu vida sea un tejido de alegría y felicidad.
Un abrazo,
Félix
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