Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

viernes, 10 de enero de 2014

SI TE QUEDARAN DOS MESES DE VIDA, ¿QUÉ HARÍAS?

Me consta que te preparaste para el momento de tu partida.
Hoy sólo quiero desearte dulces sueños.


SI TE QUEDARAN DOS MESES DE VIDA, ¿QUÉ HARÍAS?

Valladolid, 4 de Noviembre de 2001

       Queridos hijos: Por estar en días de recordar a los difuntos se me ha ocurrido plantear a los amigos que, tomándoselo como una realidad y no como un disparate, responder a esta pregunta: si les anunciasen que les quedaban dos meses de vida, ¿Cómo afrontarían el hecho? ¿Qué harían?
       Como cada uno tiene sus prioridades, los más intrépidos aseguraron que lo aceptarían con serenidad, pues si la cosa venía así, sin posibilidad de cambio, así la aceptaban. Otros encontraban muy triste verse tan pronto bajando al sepulcro, y para ellos  los dos meses resultarían desagradables, ásperos y espinosos. Una señora dijo que lo que ella hería es prepararse para una buena  muerte con confesión general y rezar, rezar y rezar; otra opinó que tomando en consideración  que el fin de esta vida es el inicio de otra mejor, la cosa no resulta tan trágica. Siguen los pareceres: me gusta tanto la vida que no me gusta hablar de la muerte, dijo uno; otro, que prefería no haber nacido para no tener que morir, otro más, que bebería para olvidar lo breve de su vida...
       Los que se consideran inmortales, pese a la advertencia de planteárselo en y ser sinceros consigo mismos, se lo tomaron un poco en chirigota y aseguraron, uno que se fugaría con una rubia; otro que montaría en globo y saltará en paracaídas, un tercero que mandaría a la porra a su jefe, el siguiente, montaría una fiesta por todo lo alto con todos los amigos y les obsequiaría con un viaje al Caribe. Uno hubo que aseguró iba a organizar unas honras fúnebres tan solemnes y espectaculares que dejaría a la gente envidiosa,  deseando ser el muerto...
       Pero imaginemos que esto es así, que es real, ¿Qué haríamos?
       Lo más probable es que la inmensa mayoría  quedásemos aplastados, sin saber que hacer, aferrándonos a la vida, a la improbable  esperanza de seguir en la tierra un poco más. Por supuesto, no faltarían temerarios que creyéndose imperecederos despreciarían los dos meses sin  desesperarse demasiado.
       Sin embargo, sea cierto o fantasía, lo que entonces deberíamos haces es lo que tendríamos que estar haciendo en este momento ¿Qué esperamos? ¿Acaso sabemos cuanto nos queda de vida?
                                                                         Besos y abrazos,

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