Queridos hijos: dos razones fundamentales me asisten para
interesarme por la relación que existe entre el agua y la salud. Primera por mi
nociva y molesta propensión a retener líquidos; la segunda en razón de ser el
agua el más importante de los alimentos que metemos en el cuerpo como bien
patente queda en caso de los huelguistas
de hambre que pueden aguantar sin probar bocado un mes, y hasta dos, pero si se
privan del agua, una semana y no lo cuentan.
Según los que saben hacer este tipo de cálculos, al
nacer, la proporción de agua corporal es de 75%, mientras que en los viejos no
sobrepasa el 50%, con el inconveniente de que con el paso de los años se tiene
menos sed, pero el organismo necesita más agua para estar bien hidratado, sano.
En opinión de los médicos especialistas, la carencia de
agua puede ser motivo y razón de numerosos problemas de salud: Úlcera gástrica,
reumatismo, lumbalgias, hipertensión, alergias, migrañas, etc. Y la cuestión es
que constantemente, de día y de noche, vamos eliminando líquido (Sudor y
orina).
Una persona con una actividad física normal, pierde al
día 2 o 3 litros de líquido.
Los niños
en movimiento continuo de pies y manos, pierden vasos y más vasos del líquido
elemento, por lo que se han de apiporrar de agua, zumos y frutas para evitar la
deshidratación. A la vista de todos está que la necesidad de beber de los críos
es acuciante y beben y beben a todas las horas; los viejos rara vez, a pesar de
necesitarlo especialmente.
¿Cómo y cuanto beber? No se trata de llenar el buche con
enormes tragos, sino de ir hidratando el organismo con pequeñas cantidades,
hasta completar no menos de de dos litros y medio.
La mitad de esa cantidad se cubre con las bebidas y los
alimentos más o menos líquidos; verduras, frutas y hortalizas, incluso con los
alimentos sólidos.
No resulta difícil entender tal necesidad y de alguna
manera conocer como ocurren los hechos: El trago de agua pasa rápidamente al
intestino, de este a la sangre, de la sangre que las células que la necesitan
vitalmente para cumplir sus funciones.
Yo bebo mucho en las comidas, aunque hay quienes lo
desaconsejan, otros no ven inconveniente en ello.
Por supuesto, lo que si es aconsejable es beber
generosamente entre comidas, con otro consejo; beber a temperatura ambiente
para evitar no se cuantos inconvenientes. A mí, para qué más que la verdad, me
chifla el agua fría sin que nunca haya sentido por ello ningún tipo de las
molestias que el agua fría acarrea.
Hijos, un elemental cálculo aclara que si a lo largo
del año, 1.000 litros de agua
atraviesan, limpian e irrigan mi cuerpo, son 80.000 los que me he metido entre
pecho y espalda.
¡Qué enormidad!
Besos y abrazos
Félix
¡Hola! Acabamos de descubrir tu blog y te seguimos desde ahora. Ojalá que también te guste nuestro espacio :D
ResponderEliminar¡Un abrazo grande de parte de los tres!
www.melodiasporescrito.com