Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

jueves, 27 de octubre de 2011

COMO MÉXICO NO HAY DOS

COMO MÉXICO NO HAY DOS   26 de octubre de 2011 09:23 

Queridos seres queridos:


Son tiempos en que corren malos vientos para México; no es el México en paz y sin violencia que viví y que llevo en el corazón por los muchos y grandes motivos que conocéis: ser español de nacimiento y mexicano nacionalizado, y, lógicamente, estar orgulloso de mis dos nacionalidades, de mi doble orgullo patrio. Y acumulando razones, vosotros, mis  seis queridos retoños, abristeis los ojos a la luz del mundo en México, capital, merecidamente rebautizado con el sobrenombre de Ciudad de los Palacios. No sin motivos se dice que si París es la ciudad Luz, Roma la ciudad Eterna, de Madrid al cielo, México  es único, un museo de las artes, un reguero completo de maravillas por lo que no se sabe donde posar los ojos sin quedar pasmados de admiración.

Pero la verdad sin adornos, actualmente, aunque fascinante, también es una urbe demencial, inconmensurable, irreal, un monstruo que de la noche a la mañana devora sus propios límites brotando como hongos por cerros y hondonadas “cinturones de miseria”, “ciudades perdidas”, número sin fin de chavolas, de jacales levantados por los propios moradores con materiales de desecho, contando con servicios prácticamente nulos de sanidad y seguridad, la electricidad está pinchada del alumbrado público y las calles son un enjambre de cables. Innecesario resulta señalar que la mayoría de esas personas viven a nivel de pobreza extrema, paupérrimos seres abandonados a su mala suerte para quienes lo peor es bueno porque  no tienen nada.

En estos infrabarrios que rodean la ciudad, la triste realidad es que, como viviendo en otra galaxia, la vida no se contempla precisamente como la imagen del bienestar y la alegría. Fruto de la desesperación  por la profunda desigualdad y la marginación conlleva la        delincuencia a nivel alarmante, y, por supuesto, una ciudad tan sin límites, con tal densidad de población y contaminación por los millones de automóviles circulando como bólidos por viaductos, periféricos, circuitos cerrados, ejes viales…contaminan todo, constituyendo un problema que afecta al nivel de vida y a la salud de la gente. En tiempos, no hace tanto, lo conocí, México gozaba de un cielo tan limpio, tan profundo y tan azul que era considerado y  denominado como la región más transparente.

Vamos a ver, naturalmente, México no es sólo el país del tequila y los mariachis, es un privilegio de la naturaleza del que se dice que tomó Dios como modelo para formar el resto del planeta. Tiene de todo, verdes praderas, selvas profundas, desiertos calcinados, ríos, lagos y lagunas, playas de ensueño en el Caribe y en el Pacífico…y lo mejor de lo mejor de todo su gente alegre, amable, generosa, hospitalaria y con una simpática personalidad con la que se hace querer y admirar. México es eso y mucho más, pero también le azota un grave y extendido problema que le tiene sumido en el desconcierto de una crisis de pobreza y atraso: la indignante corrupción de la clase política. Los que mejor viven en el país son ellos,  los políticos que se reparten el jugoso botín llevándose tan suculentas porciones del pastel que se logran gigantescas fortunas, colocando a México entre los países con mayor número de multimillonarios.

Para qué más que la peritita verdad, en la existencia de la omnipresente y sagrada institución de la “mordida” nadie está exento de responsabilidad, unos por mordelones y el ciudadano normal habituado a convivir con la corrupción acepta con naturalidad dejarse morder.

Por si todo eso no fuese suficiente y sobrado, otra tremenda calamidad asola al país: la brutalidad extrema del crimen organizado que controla la droga, situando a México entre los países más peligrosos y violentos del planeta. Y qué decir de Ciudad Juárez, tierra sin ley, escenario de crueles masacres llevadas a cabo por desalmados criminales que sin límites, sin reparo, sin piedad matan a quien se les ponga por delante, incluidas mujeres que desaparecen y no se vuelve a saber de ellas, o aparecen con evidencias claras de haber sido brutalmente maltratadas y asesinadas. Ante tan lamentables, tan demoledores hechos Ciudad Juárez se sitúa entre los lugares más inseguros y de mayor criminalidad del mundo.

Pues eso, México lindo y querido, tierra privilegiada que pudiera ser un paraíso pacífico y amable, convertido en un infierno de corrupción y violencia. Ojalá todo este mal sirva para bien, logrando dejar atrás las patéticas circunstancias por las que pasa y si quitan del medio tanto indeseable, pronto goce de la tranquilidad y prosperidad que merece.

                   Besos y abrazos.

                          Félix

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