Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

sábado, 5 de abril de 2014

FÉLIX A SER FELIZ



FÉLIX A SER FELIZ
Melilla 30 de Abril de 2001

Estimado amigo Licerio: Son las siete y cuarto de la mañana y mira, verás: Después de una noche tibia y callada como las de Veracruz  y un crepúsculo algo más corto que los de Valladolid, la línea del horizonte, donde se besan el mar y el cielo se tiñe de un vistoso color anaranjado que se va intensificando en un punto determinado, exactamente frente a mí, y cuando ese tono naranja se torna casi sangre, aparece el primer resquicio del disco solar. Rápidamente va mostrando por completo su carota dorada y sonriente, semejando totalmente un gran medallón de oro pulido y cuyos primeros rayos incendian el mar y el agua centellea bajo la luz de ese sol recién nacido. No deja de tener su grado de emoción ver nacer un nuevo día, se experimenta una grata sensación de bienestar.

Pero eso no es todo, aún hay más, algo que no lo digo en tono alabancioso ni para provocar envidiejas, pero mi hija vive en una casa situada en un lugar de aurora boreal, mejor imposible: en la playa mismamente, el agua la alcanzamos, como quien dice, con la mano. Tanto cuanto barco grande o pequeño que entre o salga de Melilla ha de pasar impepinablemente delante de nuestras narices. Me encanta mirar y mirar. El mar, justo hasta el rompeolas, es de un azul verdoso, allí cambia bruscamente a un azulón añil que se mantiene hasta el horizonte, donde se abraza con un cielo de un azulillo suave que va ascendiendo pasando gradualmente por una gama de azules hasta alcanzar el cenit que se intensifica al máximo, llegando a asemejarse al espléndido  color del firmamento vallisoletano de los buenos días.

¿Piensas que ya lo he dicho todo?  Pues no, aún queda más, lo mejor, mi hija es una mujer, apacible y alegre que todo lo hace con buen grado y simpatía, por lo que vivir a su lado es cosa grata, es gozar de paz y tranquilidad. O séase, que estoy pasando unas vacaciones contentorro, lleno el cuerpo de buenas vibraciones y la boca de risas, lo que es estupendo, porque no conviene olvidar que la risa es al hombre lo que el sol a las flores.

Hace años, no muchos, cuando mi espalda era otra,  Melilla era para mí un pañuelo que recorría cómodamente a pie, ahora ya no tanto, pero con mi hija, automovilísticamente callejeamos que es un primor por una ciudad transformada hasta casi convertirse en una bella desconocida. La vida aquí según en qué y cómo, esta más barata. Por poner un ejemplo: la gasolina sin plomo, 90 pelas, la super, veinte duritos. El pescado, ayer compre salmonetes y gambas, ambos a mil pesetas el kilo. Por cierto, como estoy de vacaciones, y bien sabes que tengo mucho taliento en el celebro y tengo que usarlo para que no se me evapore, he decidido que he de  tratarme como si fuera mi mejor amigo. Al fin y al cabo, así debe de ser, voy a alegrar el estómago con unas gambitas al ajillo  de chupe lere, porque si el estómago está contento, alto está el ánimo. Te llevaría  un par de kilos, pero amor con amor se paga, tú de las bodas nada me trajiste.

Voy a hablar con franqueza y confianza, tú, Licerio, listo no eres, te gano al mus, te gano al billar, te gano a comer y beber...pero la verdad, y  todo y solo la verdad, tontito del todo tampoco, así que echa a volar la imaginación y contémplame tal cual estoy tumbadote en la terraza ante una vista espléndida,  a la derecha, ahí mismo, quinientos metros, el puerto marroquí de Beni-enzar, aquí mismo, a la izquierda, el de Melilla, debajo la playa bulliciosa y frente por frente la bahía animada con motoras rápidas, algunos pequeños veleros y, casualmente ahora parte el Ferry con destino a Málaga; en el cielo luciendo un sol espléndido que a mí me llega tibio y acariciador porque tengo funcionando  el aire acondicionado, es decir, que sopla una brisita marina que es el mejor ventilador disipador de calores excesivos. Pues bien, así como me ves, me digo a mí mismo: Félix, a ser feliz. Y como lo soy, dentro de lo que cabe, echo también mano a la varita mágica de la imaginación y ensimismado, metido en hondas ensoñaciones fantaseo con una idea levemente irreal, toda una utopía. Verás lo que ha pasado por mi cabezota. Pienso que la vida, bien considerado, no es vegetar, que debiera ser saltarse a la torera la realidad e intentar hacer posible lo imposible. Me explico, si puedo: si ahora mismo se me hiciera visible un portentoso mago (Dios, Alá, Jehová...), y se ofreciese a concederme un deseo, lo que iba a pedir sería que de pronto a los seres humanos nos brotasen alas en el corazón para volar hacia los demás, esto es, capacidad para mirar al prójimo con ojos alegres, benevolentes, hasta con cariño y de este modo ser todos perfectamente felices. Será difícil, por no considerarlo imposible, pero ¿a que sería bonito se hiciera realidad el prodigio tal como lo he imaginado?

Licerio, sé que me tienes envidia porque soy más guapo que tú, pese a ello y para patentizar que tengo un corazón de oro que rebosa sentimientos amistosos, te envío un abrazote que deje claro para siempre que te estimo al máximo. Otro, con todo el respeto del mundo, para tu santa esposa, que ella si es buena, y no tú.  Ah, que no se me olvide, saludos a los amigos.

Salud y felicidad,

Félix
P.D.   Licerio esta carta te llagará  no sé cuando y no sé desde donde, quizás la recibas desde el mismo Valladolid, aunque yo esté aun aquí en Melilla. Se la envío a una nieta que vive allí, por medio del correo electrónico.

viernes, 4 de abril de 2014

EL ÁRBOL MARAVILLOSOS AMIGO DEL HOMBRE



EL ÁRBOL MARAVILLOSOS AMIGO DEL HOMBRE
Valladolid 2004

Queridos  hijos: Como amigo entrañable del Campo Grande, sonrisa y pulmón de Valladolid, le paseo mucho, en todas direcciones y en todo tiempo. En primavera, pintado de todos los colores; en verano cuando la luz lo inunda todo y predomina el verde oscuro, en otoño teñido de rojo y oro, ahora en pleno invierno de tono cobrizo. Cuando el tiempo es propicio me resulta placentero sentar frente al lago y rodeado de cisnes, patos, palomas, gorriones y pavos reales ponerme a fantasear. Por poner un ejemplo, en aquella España de cuando entonces, de la que se dice, y creo que se dice bien, era un país mitad selva virgen y el resto jardín botánico. Pero ¿Quién quema el bosque? Dendrófogos y piromaniacos son los culpables de haber reducido aquella Iberia a la que una ardilla podía cruzarla en cruz sin pisar tierra, esto es, desde la desembocadura del Duero a la del Jucar, del Peñón hasta Roncesvalles, en la actual Piel de Toro, lo que conlleva tantos perjuicios. Hoy se tiene más conciencia de la influencia del árbol en todos los terrenos, pero aún así en absoluto faltan enemigos acérrimos del monte.

Rebeca con apenas ocho añitos era la admiración de los jardineros del parque-jardín por conocer por su nombre todos los árboles que le pueblan, ello porque siempre he puesto el máximo interés el inculcar en los nietos amor y respeto hacia las plantas y los animales, haciéndoles ver que el árbol es un maravilloso amigo del hombre, porque son, entre otras cosas, muchas otras cosas, la base del equilibrio atmosférico, y por ser manantial de oxígeno nos resuelve la cuestión respiratoria, etc., etc. Pero, pese a ello, existen dos tipos de personas, las que consideran como misión en su vida “escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo”, y los otros cortar árboles, quemar libros y evitar hijos. Por supuesto, entre estos no faltan quienes acusan directamente al árbol de ser culpable de las alegrías, no entienden que es una falsa acusación, porque resulta más que evidente que el polen no provoca nada, es sólo un avisador del deterioro ambiental y las tales alergias no se curan talando, ni quemando el monte, sino eliminando la contaminación.

Hijos, bien conocéis mi ilusión por plantar en el campo grande un árbol para señalar muy significativamente algún acontecimiento notable familiar: la primera comunión de Rebeca un roble americano; de Cris, un sauce piramidal; Raquel, tilo; Jorge, sauce llorón; Javi, secuoya; Raúl y Rodrigo dos alisos; Bautizos de María y Marina, dos abedules.

Aún hay más, catalpas, alianthus, árbol del amor, sabino….

Besos y abrazos

jueves, 3 de abril de 2014

INDÍGENA HUACHICHILA



INDÍGENA HUACHICHILA
Valladolid 2007
Queridísima indígena huachichila: Tal como lo siento lo digo, eres un caso excepcional de mujer con carácter tierno, mimoso y zalamero que con la sensibilidad a flor de piel te hace tan vulnerable que el mínimo roce te hiere penosamente y en razón de ello vives cargada de tensión emocional y el corazón lastimado; lo que mina tu salud.

Sería bonito, más que bonito estupendo, que te pusieras a luchar denodadamente por hacerte más dura, más resistente a tu hipersensibilidad para que llenándote de entusiasmo, amor, humor, alegría paz y armonía, las cosas, sin duda alguna, te irán a toda eme.
Piénsalo. Porque has de admitir que no todos nacen con un temperamento querindongo y zagaratero, les habemos bruscotes e insultativos.  ¡Qué se le va a hacer!
Indita patitarajada, chica lista, que vales mucho, pero tal vez ignores que la mujer es el animal más bello del redondo mundo, pero endemoniadamente complicada, contradictoria y compleja; pero sí sabes que el hombre, hecho de barro como los botijos, y una mezcla de elementos dispares, instintos, razón, sensibilidad, fantasía, temperamento, voluntad, y, escucha bien lo que digo, material suficiente para hacer de cada hombre un santo... si se manipula correctamente. Por sabido se olvida que el hombre es lo que su mujer quiere que sea.
Silvia, carita aindiada color de miel, estoy imaginando volar mágicamente a México lindo al encuentro de tus deliciosas manos curapiés para que con tus expertos cuidados dejes las patotas elefantiosas de tu insultativo suegro como nuevas. ¿Vale?  A cambio, mi otra hija más, porque te quiero    mucho, muchísimo, te voy a sugerir que practiques el mejor de los ejercicios: reír. Ríe mucho, a más no poder, porque, quiero que lo sepas que la risa es poco menos que la madre de todas las ciencias, por ello hace milagros curativos, tanto físicos como mentales.
Encantadora nuera, mira, tú, insisto, no me importa ser reiterativo, llena tu corazón de lo dicho: entusiasmo, amor, humor, alegría, paz    y armonía y verás logrado el milagro portentoso de hacer de tu marido un santo.
Adiós, dos besitos, uno en cada carrillo de esa carita de color canela y miel.
Abrazos,

miércoles, 2 de abril de 2014

AGUA CON OLOR Y SABOR



AGUA CON OLOR Y SABOR
Valladolid 2002

Queridos hijos: En fugaz viaje a Cornón con obligada visita a la fuente, el alma se me cayó a los pies, porque más claro agua, los cornitos se han mostrado total y absolutamente ingratos con quien  durante siglos les dio vida, o sea, agua. Imposible vivir sin ella y allí no había otra. No cabe pues, el menor resquicio de duda de que al chorro alegre y cantarín que mana abundante, fiable, muy fina, con temperatura adecuada, calida en invierno y deliciosamente fresca en verano, debe Cornón su existir.

La puritita verdad es que en tanto en cuanto mis paisanos se modernizaron un poco y consiguieron el gran logro de obtener agua en la propia casa directamente del grifo dieron la espalada a la benefactora fuentecilla abandonándola a su suerte, que se vino abajo, y allí yace arrinconada, invadida de algas, musgo, hongos y malas hierbas. No me agrada sacar a relucir los trapos sucios de mis coterraneos, pero pienso que han actuado con deslealtad, además de quedar claro que han perdido el sentido del gusto al cambiar el agua fácil de beber, digestiva y exquisita por otra corriente y vulgar traída de una charca.

Bueno, vamos a ver, los químicos dicen que el agua es un líquido incoloro, inoloro e insípido. Con perdón eso será el agua de su pueblo, la del mío transparente no puede ser más, pero huele a finas hierbas y sabe a miel, como la exquisita miel que elaboran las abejas cornitas a base de tomillo, espliego y romero.

No es preciso ser experto en… nada, para saber que hay gran diversidad de aguas que todas son diferentes entre sí. De allí que haya aguas maravillosas y de pésima calidad, turbias, gordas, crudas, sosas, salubres, con sabor a calcio, a sodio, cloro, azufre, lejía, tierra… Por poner ejemplos experimentados, el agua que en México D.F. se consigue a través del grifo no es apta para beber, en realidad se trata de un bebetrajo que resulta un maltrato para el paladar. La bebible se vende por la calle, distribuida por vehículos especiales en garrafones de veinte litros, tal como se hace acá con el butano. El agua de la llave de Valladolid está potabilizada, pero huele y sabe a cloro.

Hijos, si se presenta la oportunidad de visitar y beber agua de la fuente Cornita no la desaprovechéis , sabréis lo que es agua-agua, ya que aquel modesto y sencillo líquido no  sólo tiene ligereza y finura, es que además huele y sabe que alimenta.

 Besos y abrazos.

martes, 1 de abril de 2014

EL MEJOR ESPEJO LA CARNE SOBRE EL HUESO



EL MEJOR ESPEJO LA CARNE SOBRE EL HUESO

Valladolid, 2004

Queridos hijos: cuando yo era joven y esmirriado estaba en boca de todos, aquello de que no había mejor espejo que la carne sobre el hueso;  Hoy que luzco abundante carne sobre el hueso la Batalla de Covadonga de la moda son las criaturas esqueléticas. Así es la vida. Pero, bueno, gordo o flaco, lo primero y principal es intentar pasarlo bien sin hacer conscientemente mal a nadie durante nuestra breve estancia en el planeta azul, cada día menos azul.

Por supuestísimo, detalle vital es la salud, ya que de ella depende en muy elevado porcentaje ese bien tan deseado que llamamos felicidad. Pero vamos a ver, porque parece ser que hoy por hoy la salud y la alegría es privilegio exclusivo de los tipos fideo. Ignoro cuanto tenga de cierta tal afirmación, porque la puritita verdad es  que hay tristes que hincan el pico en proporción igual o parecida flacos y gordos; la señora vestida de negro y con guadaña no anda con miramientos y se lleva por delante lo primero que pilla, descarnado o metido en carne.
O sea, que eso de vincular la salud y la alegría de vivir con los famélicos no deja de ser una tontería como un queso, porque, no alcanzo a ver por parte alguna a ningún anoréxico vendiendo vitalidad ni regocijo, y sí conozco legión de jamonas y mantecosos sanos como una manzana y felices como castañuelas. Es más, entre los longevos tanto montan, montan tanto los metidos en carne como los siete jijas. Y aún voy a ir más lejos de la mano del refrán que asegura “Que sólo los tontos y los enfermos no dan importancia a la comida”. Tan cierto el refrán como que sentados en la mesa es incomparablemente más grata la compañía de un gorditín  que todo lo encuentra exquisito que la de un comistrajo que no encuentra cosa a la que no le haga ascos.

Pero vamos a la realidad pura y dura, para lucir una silueta Juncal nada como levantarte de la mesa aún con apetito, o seguir el excelente consejo de “menos plato y más zapato”, porque poco motivo de duda ofrece el hecho de que la causa de la obesidad es primordialmente la tragonería: Claro como el agua que en el tercer mundo no abundan precisamente los cachigordos.

Tan imposible como querer parar un tren en marcha resulta pretender ocultar que en la actualidad la obesidad está muy mal vista, y en razón de ello los propensos al tema tratamos de buscarle tres pies al gato, es decir, hallar un chivo expiatorio, por ejemplo, a la comida basura cargada de colesterol que sirven McDonald, Telepizza, Donuts… Pero yo, lo digo alto y claro, ni por equivocación pongo un pie en tales lugares y ya me veis gordinflón, ¿será quizá, porque me engorda hasta el consomé de perejil? Quizá, todo  cabe y es posible que la gordura sea problema que no dependa única y exclusivamente de la alimentación, ni de factores externos, concurra algún cambio fisiológico, por decir algo, motivado por cuestión del metabolismo.

En fin, que hace ya tiempo largo que esperamos ilusionados la esperanzadora promesa de que la sabiduría médica solucione de una vez y para siempre la dificultad, amén, amén, amén.

Hijos, pues eso, que nos tocó la lotería al revés, negativa, al acaparar avariciosamente líquidos.  Somos poco menos que un charco de ranas.

Besos y abrazos