NARCISISMO
Valladolid 6 Noviembre de 2001
Queridos hijos: Supongo que sabéis quien es Narciso,
ese personaje mitológico que se enamoró locamente de su persona mirándose en las aguas de una fuente, en el
fondo de la cual se precipitó. Fue convertido en la flor que lleva su nombre.
Bien pues, de su nombre deriva narcisismo, amor
mórbido y exagerado de sí mismo. El narcisista vive de fuera hacia dentro,
subordinándolo todo a su imagen externa,
vive de cara a las apariencias, a lo que piensen y digan los demás, sin tiempo
para otro cosa desde que se levanta hasta que se acuesta, olvidando por
completo las actitudes y valores que verdaderamente marcan la personalidad.
El narcisismo es, pues, un trastorno psicológico que necesita
tratamiento por su incapacidad para el amor al prójimo, por su ansiedad y
constante búsqueda de ocupar el primer plano siempre y en todo lugar, donde él
esté no cabe otra persona.
El narcisista necesita imperiosamente ser el alma de
la fiesta y para lograrlo habla y habla sin cesar contando sus batallitas, y si
no lo logra arma una camorra de no te menees. Palidece con los éxitos ajenos;
es manirroto consigo mismo, derrochando cuenta dinero sea necesario para
comprar ropa y más ropa, para acicalarse y mimarse y no soporta la mínima crítica
a su persona ni a su apariencia. Son teatrales y exageran las expresiones de
afecto y las emociones, fingiendo mucho amor a los suyos de boquilla delante de
la gente. Se consideran lo más de lo más y de su boca no salen más que
autoalabanzas y acusaciones hacia los demás a quienes acusa de sus males y de
los propios defectos.
En fin, hijos, para qué seguir, vale con que
vosotros viváis de dentro a fuera, atendiendo a los mandatos que os dicte
vuestro corazón de paz, amor y humor.
Besos
y abrazos
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