EL ARTE DE VIVIR
Valladolid 15
de Diciembre de 2001
Queridos
hijos: Supongo que habréis leído a Dostoievski, Crimen y castigo, Los hermanos
Karamazov… Pues bien, el gran escritor ruso dijo: “Si Dios está muerto, todo
está permitido”.
Es
una triste verdad que en la actualidad mucha gente, demasiada, acepta como
bueno, el hecho de que todo está permitido y enriquecerse, cuanto más mejor, es
la meta culminante de la vida, dado que el único dios es el dinero, y sin más
moral triunfar a costa de lo que sea. No hay que darle muchas vueltas a la
batidora de la cabeza para llegar a la conclusión de que ese sistema de vida,
vivir sin fe, al menos en sí mismo y en la humanidad no conduce precisamente a
la dicha del hombre.
Triunfar,
ser listo para acumular dinero sin importar los medios, si se llega al fin, es
alcanzar méritos para ser elevado a la categoría social suprema. La norma ética
es llegar alto económica y socialmente sin escrúpulos ni miramientos, si
resulta beneficioso para él, vale, por muy nocivo que pueda resultar para los
demás, que es como decir estar cargado de sinsentido común, de indiferencia
hacia si mismo, que si se conociese bien
se negaría el saludo, porque quererse es desear superarse, pretender llegar a
ser lo que somos potencialmente, esto es, un verdadero ser humano capaz de
amarse y amar al prójimo, porque bien se sabe que el amor es como la luz que
pesa poco, y como la fe que mueve montañas.
Pensando
despacio se cae en la cuenta de que hay clases de placer, los buenos, que no
cuestan dinero y los malos, siempre caros: Dicho de otro modo, rápido y claro,
la dulce vita, vivir por todo lo alto, comer, beber, fumar y buenas tías, que
son el sucedáneo de la felicidad, porque lo demás es lo de menos, fatal error
de apreciación, interpretación torcida de la realidad.
Hijos,
vosotros inclinaros siempre por el placer positivo, el que trata de conocer el
verdadero arte de vivir, conociéndonos, amándonos y amando a los demás.
Besos
y abrazos