TRECE FLORIDOS AÑOS
Melilla 7 de Junio de
2001
Querido Raúl:
Trece floridos años, nada más y nada
menos que casi todo un hombre. Bueno, pues, que sea este día y el resto de los días de tu vida especialmente felices, y
que todo lo que te pase hoy y siempre puedas calificarlo de agradable,
provechoso y extraordinariamente divertido. Y, por supuesto, aunque el dinero
no hace la felicidad, pero ayuda a lograrla, cuenta con una propinilla.
Deportivamente
ya sé que eres todo un campeón, ¡estupendo! Ahora sólo falta que lo seas también en todo lo
demás: un buen estudiante y que vayas poco a poco preparándote para que en un
futuro ya no lejano seas una estupenda persona. Es fabuloso ser joven y tener
por delante toda la vida y todo un mundo para ver, oír y hacer cosas.
Has llegado
al final de una etapa y estás cruzando
el umbral de otra: la adolescencia, con lo que has empezado a crecer y ya eres
más alto que yo, me ganas también en vozarrón, no así en barbudo, pero estas
dejando de ser un imberbe, con las puntas del bigote empezando a brotar, pero,
Raúl, todo eso, con ser mucho, no es todavía bastante para ser todo un hombre;
ser un hombre consiste ante todo y sobre todo en la cultura y la educación.
Cultivar el espíritu y aprender a ser un ciudadano de decoroso comportamiento,
respetuoso del parecer de los demás.
Esto es, poseer una educación emocional, cuya regla de oro es: “trata a la
gente como quieres que te traten a ti”.
Pon,
muchacho, mucho interés en todo lo que hagas, que te interesen a fondo todas las
cosas que merezcan la pena, porque hay que estar muy atentos dado que el
caballo blanco de la juventud y de las
oportunidades no pasan con mucha frecuencia por delante. No dejes nunca que se
te haga añicos la voluntad, que aplastado el pompis hora tras horas ante la
tele no lleva a ninguna parte positiva.
Trázate un buen camino y adelante, tratando cada día
de desarrollar tu sensibilidad y la
manera de hacer las cosas, que ya se sabe que “hacerlas bien importa más que el hacerlas”, sin
olvidar que lo que se desea de verdad triunfa solo.
La idea, tan
de hoy, que todo vale. Obrando en consecuencia, no es correcta, vale lo que
redonda en tu beneficio y en el de los
demás. Es importante que grabes bien en la memoria: “el respeto al derecho
ajeno es la paz”.
Mira, Raúl,
¿qué más quieres? Eres joven y estás en el camino en el cual todo te impulsa a correr y ser feliz, no te detengas
pues, ¡corre y se feliz!
No eches en
saco roto estas amistosas recomendaciones del abuelo Félix que te envía un mil de apretados abrazos.