MI VIDA SATURADA DE AÑOS
Valladolid 4 de Octubre 2001
Queridos
hijos: En la Naturaleza
desde que empieza a germinar la semilla
de una planta hasta que la flor se abre sobre su tallo no existe la prisa, para
su lento crecimiento se toma su tiempo, por lo que resultan emocionantes esas
películas que condensan en breves momentos todo el proceso de germinación de la planta, y desde que brota
la semilla hasta que, como tocada por una varita mágica, hace eclosión la flor
transcurren apenas unos minutos.
Pues bien,
echo a volar mi imaginación y hago algo semejante con las etapas de mi vida:
nacimiento, la niñez y la adolescencia que fui libre como los pájaros, disfrutando
a lo grande esa libertad. La juventud, cuando veía el mundo como una cosa
graciosa y divertida. En la edad adulta también gocé de la vida con los cinco
sentidos con la llegada y crianza de los hijos y posteriormente con los hijos
de los hijos, que han sido para mí luz y alegría.
Después,
hasta hoy a punto de convertirme en octogenario, no ha faltado alguna espina sembrada
en el camino; pero todo ha pasado tan rápidamente ante mis ojos, que bien patente queda lo que con profunda verdad
se dice, que nuestro paso por la
Tierra es sólo un soplo, un corto vuelo, una breve cosa, por
larga que sea la que se nos concede.
Lo
importante es el uso que hayamos hecho de ella. Me digo a mí mismo que no soy
un ángel, ni cabe darme ínfulas de nada, pero en opinión personalísima, creo
que en conjunto soy una persona bastante decente, un pobre buen hombre del montón
que aunque no he ayudado mucho a Dios a que me ayude, me anima la esperanzadora
posibilidad de contar con el beneplácito divino a la hora suprema de la verdad.
Hijos,
así están las cosas en mi vida saturada de
años.
Besos
y abrazos