TANTO
MONTA MONTA TANTO
Valladolid, 20 de Diciembre de 2004
Queridos amigos Fernando, Lety y
todos los demás: Por tu toque de teléfono sé, entre otras cosas, que has
alcanzado le excelsa categoría de bisabuelo. Yo pese a tener cuatro nietos
casaderos aún no he sido elevado a tan noble grado, pero, por supuesto, será, y
no tardando, dado que soy nueve veces
abuelo, un abuelo muy nietero, uña y carne con ellos, juntos hemos organizado
mil y una excursiones a pie, en coche, en tren, por tierra, mar y montaña...
Les he dado mucho, todo, pero
ellos a mí incomparablemente más. Esos tiempos llenos de aventuras e ilusiones
en parte han pasado, porque crecen y por mi circunstancia, problemas de raspa,
más que por estar pasado de peso, por estar pasado de años, paro p’a no echar mentiras, para mí el éxito es estar aún
vivito y coleando, por añadidura pasándolo bien. Siento y mucho, eso sí,
no poder echar alguna escapadita a México lindo y querido, donde nacieron todos
mis hijos y donde tengo excepcionales amigos por su generosidad, lealtad e
insuperable hospitalidad. P’a que lo vayas sabiendo tengo doble nacionalidad, pasaporte español y mexicano, o
mexicano y español, que tanto monta, monta tanto.
Para las fiestas estamos
planeando agasajarnos con un verdadero placer culinario mexicano, guajolote con
mole de almendras y ajonjolí.
Por aquello que se dice, sin que
falte razón, de que el mayor pecado que
puede cometer el hombre es no ser dichoso, pero con la llegada de la
Navidad, la entrañable festividad que fomenta cálida fraternidad y dispone el ánimo a la
felicidad, vamos a alegrarnos, porque la alegría a más de ser el perfume del
día es barata y bonita, el mejor remedio contra la tristeza, por lo que,
consecuentemente, lo que se impone, al menos es estos días festivaleros, es
olvidar problemas de tiempos atrasados que ya son historia y no desazonarnos
tampoco por el futuro que es pura imaginación
y bien podía no llegar, así, pues, vamos a reír hasta no poder más
porque la risa es al hombre lo que el sol a las flores, así de imprescindible.
Dice el refrán, “mientras reímos olvidamos problemas y miedos” Una sonora carcajada, reír como locos, según
aseguran los que están en disposición de saberlo: los médicos, es como una farmacia
abierta, nos protege de las enfermedades, alivian el dolor por el efecto
anestésico que produce, oxigena la sangre, alegra el corazón, disminuye el
colesterol, modera la ansiedad, calma los nervios, contrarresta el estrés...
Mis queridos
amigos, que paséis unas fiestas fantásticas y para que los días del próximo año
corran felices y serenos procuremos ser mejor de lo que somos para que todo a
nuestro alrededor mejore también.
Navideños abrazos