Querido Yayo Félix: Te empeñas
en hacerme aprender cosas y una vez más has logrado que pregunte al señor
Google qué significa la palabra “Taquilones que has empleado hoy en tu carta.
Espero que te gusten las fotos
que de ello encontré para ampliar la documentación a nuestros lectores.
Un fuerte abrazo gruñoncete.
Marisa Pérez Muñoz
IMPOSIBLES
POSIBLES
Valladolid, 21 de Noviembre de 2001
Queridos
hijos: En un programa televisivo de madrugada, "Imposibles Posibles",
he visto y he oído algo que me ha dejado admirado y perplejo, se trataba de un
corretear por los caminos celestes, saltando de estrella en estrella, por lo
visto real posibilidad, no utopía.
Hoy
día nadie duda seriamente de la existencia de vida en otros mundos, incluso hay
quienes piensan que el Universo entero es un hervidero de vida, pese a ello,
como bien se sabe, los científicos son la mar de curiosos y no se sienten
satisfechos hasta tener la firmeza absoluta, pero hasta ayer mismo los
fantásticos proyectos de enviar naves al
espacio no era posible a causa del las enormísimas distancias tomando como
tomaban como base la velocidad de la luz, considerada entonces la frontera
absoluta de la aceleración. Un viaje, por poner un caso, a la estrella más
próxima a nosotros, Alfa Centauro, situada a cinco años luz duraría no menos de
80 años, o sea, imposible de todo punto, ningún ser humano sobreviviría ni el
viaje de ida.
Pero
hoy correr a la velocidad de la luz es
caminar a paso de tortuga y así no se llega a ninguna parte, eso está
desfasado, ya las naves no queman toneladas y toneladas de gas, las alimentan
con rayos luminosos, es decir, con luz, alcanzando velocidad infinita. Los
viajes cósmicos cruzando el Universo en
todas las direcciones requieren una fuerza impulsora de inaudita eficacia.
Dieron explicaciones técnicas
del tema que rebasaron el dique de mi comprensión,
de lo único que me enteré es que se trataba de unos tales taquiones.
La teoría de los taquiones es
algo tan enrevesado que sólo puede ser desarrollada por inteligencias
rotundamente capaces, tal como la de Einstein, con su teoría de la relatividad,
y otros cuatro genios con titipuchal de "taliento en el celebro", o
sea, que a mí, ya digo, y bien que lo siento, por más que se me desbordase la
fantasía, no llegué a imaginar ni lo mínimo el misterioso intríngulis.
Pero, bien, explicado según mis cortas
entendederas se trata de lo más fabuloso de lo fabuloso: viajar en una nave
impulsada por un mecanismo de taquiones es hacerlo a velocidad de vértigo, cien
o mil veces superior a la de la luz, y como ya sabemos que la velocidad “enlenta”
al tiempo, éste no tiene la mínima importancia, tal como lo aclara
evidentísimamente este ejemplo: en tanto que para los tripulantes de la nave
voladora transcurren sólo 65 años cósmicos, sobre nuestro planeta azul habrán
pasado la friolera de cuatro millones y medio de años.
Eso
por un lado, pero aún hay más, mucho más: la ciencia médica ha hecho tales
progresos que domina perfectamente el método de la hibernación, lo que les
permite conservar ilimitadamente a temperaturas muy bajas a una persona, y por consiguiente se pueden
congelar a los astronautas para que realicen el viaje y descongelarlos
oportunamente para que recuperen su capacidad de acción, ¡Qué cosas!
Hijos, yo cuando sea mayor seré tripulante de
un platillo volador.
Besos
y abrazos