Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

martes, 20 de mayo de 2014

VIBRANTE KIKIRIKÍ





VIBRANTE KIKIRIKÍ
 Melilla 20- 05- 01
Querida y saludable hija: En  el bien poblado gallinero de mi madre, allá en Cornón, descollaban dos gallinas por lo opuesto de  sus temperamentos. Una, formal y muy ponedora, el día que no traía al mundo su cotidiano huevo se sentía tan llena de vergüenza que no levantaba cabeza; la otra, eso de estar todo el día fabricando huevos era su fuerte precisamente, pero si  -muy raro-  en alguna ocasión dejaba caer uno, se desgañitaba cacareando. En el remotísimo caso de que tú alguna vez llegases a ser gallina, ¿qué ejemplo seguirías?
Lo pregunto porque hay gente, mogollón, titipuchal de gente que se desgañitan voceando para no decir nada de sustancia, y, claro, quien grita no escucha, y quien no escucha no entienda a razones y, consecuentemente, no se entera de nada. O sea que quien habla y habla hasta salírsele la fuerza por la boca se empobrece y vacía a medida que habla, porque lleno de sí mismo no deja ni un huequito en su interior para los demás. ¿Entiendes lo que quiero decir?
Ese  frecuente reuniros en casa todas para confraternizar alegremente me parece de perlas, pero ¿qué te parece la sugerencia? En vez de vocear, porque seis gritonas y eso parece un gallinero alborotado, porque el patatín  patatán y que esto y lo otro y que lero, lero...no hacéis que sea un  deslizarse las palabras que salgan de la boca con lenta y envolvente cadencia.
 Es cuestión de probar; quien quita y os guste.
Un vibrante kikiriki del gallito de tu apá