CUESTIÓN DE PEREZA
Valladolid 12 de Mayo de 2007
Queridísima prima Esther y todos
los demás: Estás quejosa de mí y con sobrada razón. No entiendo cómo he podido
ser tan antipático y poco familiar no escribiendo en tantos años. Te aseguro
que en absoluto ha sido por falta de afecto, porque os quiero muchísimo, ha
sido únicamente cuestión de pereza, pereza imperdonable, pero prometo
enmendarme, ser más diligente arrojando al cubo de la basura mi holgazanería.
Prometo más: indicaré a mis hijos que se pongan en contacto con vosotros a
través de Internet.
Pese a la falta de
correspondencia, bien por Evangelina, bien por José Félix, que ahora está con
nosotros en Valladolid, o por Paulino que en breve nos visitará después de
disfrutar de vuestra compañía, tengo amplias noticias vuestras, sé con pelos y
señales de vuestra vida. Me interesáis muchísimo.
Con frecuencia recuerdo la
famosa anécdota de la documentación en la cloaca, ocurrida, como bien
recuerdas, hace 54 años, toda una vida. Celebro que hayan quedado atrás los
tiempos de penuria y hoy dispongas de tres baños en casa. Tú, Esther, con tus
floridas 80 primaveras tienes que respetarme porque soy más vejete, los míos
son 85 otoños los que cargo a la espalda, pero aún puedo con ellos, cierto que
con no pocos rechinidos de las articulaciones.
Nosotros, en términos generales,
estamos bien, disfrutando de buena salud y sin problemas mayores, procurando
vivir el día a día con alegría y buen humor, porque bien sabido es que el humor
y las risas son la mejor vacuna contra las dificultades. Más digo: reír es
vivir.
Querida prima Esther y queridos
todos, recibid mil besos y abrazos cargados de cariño.
Félix
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