LEER
MENOS Y MEJOR
Valladolid Octubre de 2001
Queridos hijos: Más o menos
todos sois amantes de la lectura, lo que me place, muy loable; ahora bien,
gustarme, lo que se dice gustarme, me gustaría veros convertidos a todos en
verdaderos adultos como lectores para que viendo las cosas con suficiente
claridad os animaseis a seguir mi
consejo de leer menos, es decir, no que dediquéis menos tiempo a la lectura,
sino que leáis menos libros y los leáis mejor.
Me explico: embaular libro tras
libro y hacerlo deprisa y corriendo equivale, casi siempre, a hacerlo mal. Para
leer bien, leer mejor. Por extraño que parezca, leer libros a mogollón,
sólo por
matar el tiempo, es más bien de gente con escasa voluntad que huye del
esfuerzo. Leer por leer, al buen tuntún, da menos trabajo que leer uno como es
debido, extrayéndole toda la sustancia. Afanarse en leer mucho sin razonar lo
que se lee no es sacrificio, el sacrificio es esforzarse por leer mejor, porque
aunque parezca más descansado, en realidad exige más esfuerzo al espíritu, es,
por decirlo de algún modo, como que el corazón y los pulmones se sofocan más
trepando cerro una legua cerro arriba que diez caminando tranquilamente por
terreno llano.
Hijos, celebraré
simpaticéis con mi deseo de que leáis
algo más selectivamente, disminuyendo la cantidad y aumentando la calidad, no
alimentéis "el taliento de vuestro celebro" con cualquier forraje.
Por supuesto que esta disminución del número de libros no significa que vaya en
perjuicio de vuestro provecho y placer; muy contrariamente, mi deseo y consejo
en que ejerzáis el libre albedrío
leyendo lo que os plazca, pero eso sí, con la inteligencia lista y el
ánimo en paz para que gozando de la compañía
de un libro, que sin duda es un amigo íntimo, amable y generoso os sintáis en
el país de las delicias.
Besos y abrazos
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