LOS
VIEJOS SOMOS COMO NIÑOS
Melilla
21 de Mayo del 2001
Queridíííísima hijiiiisima: Ayer por la tarde
estuve en el parque infantil con María y sentado a la sombra contemplaba
complacido a la gente menuda jugar,
saltando corriendo bulliciosa, y como en rincón de los gratos recuerdos llevo
todavía estampada el alma de aquel niño que fue y que nunca morirá, a más de
que bien sabido es que los viejos somos como niños, me he dejado llevar por la
imaginación y me he ido más allá de la
realidad. Quiero decir que hubo un momento en que me sentí como desbordado por
una especie de plenitud vital, e, imaginativamente, me he metido en sus juegos,
he unido mi voz a la suya y he vuelto a ser crío como antaño.
Pues ya lo ves, pese a ser un vejete con el
Más Allá cada vez más acá, he sentido, de pronto, que algo ha acariciado mi
víscera de la emoción y removido el fondo de inocencia que los hombres
guardamos bajo las cenizas de los años, y por un momento ha renacido el niño
que como ángel habita dentro de mí.
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