PERRO PULGARCITO Y CAPRICHOSO
Melilla, l6 de Mayo de 2001
Pilar, querida hija: Cerraba la puerta de la calle
camino de la playa a dar el cotidiano paseo con Bruno, cuando sonó el teléfono,
era Maricruz con la mala nueva del
intento de robo. Preocupado por el hecho
llegué al ascensor en el preciso momento en que se cerraba y se iba, pero
Bruno, un perro pulgarcito y capaz de los caprichos más insospechados, sin
darme tiempo a nada, se coló por la mínima rendija, quedando él dentro y yo
fuera con la correa en la mano. Menos
mal que los milagros existen, y los cornitos gozamos de unos reflejos
relampagueantes, pues todo fue
instantáneo, y solté la correa,
agarrándome con toda mi alma a la puerta, logrando abrir una mínima ranura,
pero suficiente para que la susodicha correa corriese tras del perro, y nada ocurriese, pero ¿imaginas
el drama, Bruno horrorosamente ahorcado entre piso y piso?
Lo pienso y no puedo por menos que sentirme
merecedor de encarnarme en la otro vida en perro callejero, porque aunque todo
queda en anécdota, de haber tenido lugar el sobrecogedor drama se hubiera
debido a la trágica mano del destino,
pero reúne todos los ingredientes para haber sido juzgado unánimemente, sin
defensa posible, como un viejo chocho, tonto de las narices hasta la pared de
enfrente, porque ¿ dime cómo explico ya de manera verosímil el hecho inaudito
de quedar el perro dentro del ascensor y yo fuera con la correa en la mano?
Abrazos de tu asustado apá
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