Querido Yayo Félix:
Como en tantísimas
ocasiones, más razón que un santo tienes.
Lástima
que no nos enteremos en qué cama duerme actualmente la señora de los zapatos de
oro y otras tantas que como ella alardearon riqueza -quizás ajena- y luego, al
envejecer y ya no tener perrito que las ladrara, lloraron como plañideras al ver que su carroza
lujosa tirada por hermosos corceles no era más que una calabaza atada con
simples cordeles.
Un
abrazo fuerte y apretujadito y dulces sueños.
Marisa
Pérez Muñoz
ZAPATOS DE ORO
Valladolid-11-12-2001
Queridos hijos:
Las revistas del corazón no me emocionan precisamente, pero hoy he ojeado una
que reseña en relucientes páginas una de estas fiestas benéficas a las que
acuden las personas caritativas, en las que las damas siguiendo furiosas y desafiante
moda y llevadas por irreprimible necesidad de exhibirse se presentan enjoyadas de pies a cabeza,
destacando una de esas señoronas que
calzaba unos zapatos dignos de levantar exclamaciones de ohhhs y ahhhs de
admiración y asombro, lujosísimos, de auténtico oro macizo, con tacones de
vértigo.
Llevar encima
tanta ostentación, ese no va más del despilfarro es un comportamiento totalmente desacertado por muchas razones. La
principal es que entregarse a tanto exceso y dispendios son ganas de poner a la
gente en ascuas. Su vida es pura fábula, saben vivir, pero no convivir y
considerando orgullosamente pertenecer al club de la gente más exclusiva del
planeta usan el lujo como instrumento de provocación, hiriendo a las personas
con sensibilidad, y qué decir de los tantos y tantos que en este valle de
angustias esperan recoger las migajas que caiga de la mesa de los poderosos,
porque, ya se sabe, el hambre es muy
dolorosa.
De momento la vida
les sonríe de oreja a oreja, sin quererse enterar de la provocación que supone
su actitud, pero ¿qué pasará el día que los más desesperados decidan pasar a la
acción, amotinándose contra tanta clase
de excesos e injusticias? Algo que, por cierto, ya se ha iniciado con el tema
de la antiglobalización.
Hijos, hemos nacido
para vivir y debemos hacerlo con toda el alma, pero poniendo un poco de lo mejor
que tenemos al servicio de los demás.
Besos
y abrazos
Félix
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