Querido yayo: Tras un tiempo de sequía por fin recibo tu carta.
Tan bonita como siempre y llena de sentimientos cálidos y paternales.
Gracias por las hermosas palabras que me dedicas. No hago más dar
a conocer tu obra al tiempo que disfruto de ella.
No siempre puedo ser tan diligente como me gusta y como mereces,
pero ya sabes, no es desgana es “destiempo”.
Nunca dejes de encontrar tú
ese tiempo que nos falta para continuar tu obra cada día. La necesitamos… Te necesitamos.
Te quiero.
Marisa Pérez Muñoz
3 de octubre de 2012 22:10
Valladolid, 28 de septiembre de
2012
Querida familia y amigos: En estas
tardes de clima amable, me place sentarme en el balcón, sólo, y jugando al
deporte de la pluma escribir una carta lenta y conscientemente, por que una carta
requiere lo suyo. Se dice que el tiempo no perdona lo que se hace sin contar
con él, por lo que escribiendo el tiempo no es oro, no escatimarlo, derrocharlo
generosamente tomando apuntes y escribiendo un borrador, dado que manifestar lo
que piensas, lo que sientes resulta más difícil de lo que parece.
Porque,
vamos a ver, la carta que escribimos, en realidad, nos la dirigimos primero a
nosotros y somos a los primeros a
quienes ha de agradar y los más beneficiados dado que nos ayuda a poner en
orden nuestros propios pensamientos y tomando conciencia de nosotros mismos nos hace ser más honestos y exactos.
Dándole
vueltas al tema de la carta, pienso en la gran importancia de su invención, se
considera tan fundamental, al menos, como la rueda, por lo que supuso la nueva
forma en el trato de la gente. Antiquísimamente las personas se relacionaban únicamente en
vivo y en directo, parrafadas cara a cara, pero he aquí el gran invento de la
carta, nada menos que la comunicación de lejos, hacer llegar a los demás, sin
verse ni oírse, sentimientos,
pensamientos, ideas, noticias…
Hoy
tenemos lo que necesitamos en el momento que queremos, no hace tanto tiempo las
cosas no resultaban tan fáciles, se escribía con pluma de ave sobre pergamino, que no era otra cosa que la piel
curtida de las terneras. Hoy estamos en el mundo de los milagros. Milagro es en
efecto, entre los muchos prodigios verdaderamente pocos como el móvil, cordón
umbilical de día de hoy, pero el peor enemigo de las cartas, “no escribas
cartas, habla por teléfono” reza un antipático y peligroso anuncio que pretende
acabar con la difusión del arte epistolar. Arte ya poco menos que perdido de escribir
cartas de verdad a mano, con papel, sobre y sello, buzón, cartero... portadoras
de alegrías, tristezas, melancolías, sueños, recuerdos…Por supuesto no es lo
mismo una carta que un correo electrónico, son dos cosas completamente
distintas, pero perdido el arte epistolar el ordenados, Internet resultan el no
va más, sin moverte de tu asiento e instantáneamente mi e-mail corre mucho,
vuela alto en razón de que entre mis allegados no falta quien irresistiblemente
simpático y amable piensa que mis escritos pueden contener, así sea en modesta
medida, noticias curiosas, graciosas, conmovedoras, y hasta sentimientos nobles
y deseando que otros participen de la lectura me ha organizado mi propio
blog con el que se han multiplicado el
número de destinatarios entre personas
que supongo afines a nuestro espíritu a quienes ni me conocen ni conozco, pero
que ocupan un lugar preferente en mi corazón.
Pues
eso, como se dice que las personas son mejores cuando escriben que cuando
hablan, así cuando escribo trato de
despertar el afán en beneficio de los demás para recibir la cooperación que
me ayude a ser mejor individuo después
de escribir de lo que era antes.
Besos y abrazos.
Abuelo yayo, aunque yo personalmente no tengo el gusto de conocerle, quiero decirle que gracias a su hija Diana, he conocido su afición y buen hacer en la escritura epistolar. Y tiene su razón, ya esta algo obsoleto ésto de escribir epistolarmente, pero hay que seguir manteniéndolo, porque es algo muy bonito, conservar lo que es bueno, para que no se pierda con tanta tecnología fría y distante. Quiero decirle que disfruto mucho leyendo sus cosas, porque se aprende y porque hace usted los escritos tan bellos con sus palabras, que se queda una embobada y no se puede dejar de leer hasta llegado el final. Así que le anímo para que siga con su afición ,para que los desconocidos como yo, aficionados a la escritura y a escribir en ratos libres, podamos seguir leyendo las historias, curiosidades y pensamientos más profundos del abuelo yayo. un saludo Mª Isabel.
ResponderEliminarMuchisimas gracias por tus palabras.
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