Otra de tus excursiones placenteras.
Sigo buceando entre tus cartas para encontrar las que te hagan recordar y
recordarnos buenos momentos.
Otros miles de besos y abrazos tan
fuertes como los que te daré en cuantis que te vea.
Marisa Pérez Muñoz
Excursión a Santander
Valladolid-30-8-2001
Queridos
hijos: Ayer pasé el día en Santander, ciudad encantadora, llena de poderoso
atractivo. La excursión resultó tan a pedir de boca que gozando de clima
benigno, buena compañía y pateando las zonas más alegres y concurridas me he
sentido como lleno de euforia.
Las
payas gozan de merecida fama por su particular
belleza y distinguido y animado ambiente. Los jardines que las adornan
ofrecen encantadores rincones y balconadas que brindan espectaculares vistas y
deslumbrantes paisajes donde quiera que mires. Llama la atención el hecho de
que la totalidad de los árboles de estos jardines sean ornamentales tamarindos,
ejemplares no muy altos, troncos retorcidos, pequeñas flores de color rosa
pálido, con aspecto de penachos de pelos y plumas.
Al
hacer la entrada en la célebre playa del Sardinero el horizonte resultaba un tanto
tenebroso, con un mar brumoso, pero cada vez la situación se fue poniendo más
maravillosa, el cielo se hizo transparente y azul, no el azul uniforme de
Castilla, ni vacío, siempre con rebaños de nubes blancas y espesas que corren
unas tras otras.
Bordeando el mar, en lugares
exclusivos y de máxima distinción se ubica el más señorial barrio residencial con
chalets principescos que gozan de espectacular panorama. En su contemplación se
siente como una clara sensación de que quienes habitan en lugar tan especial o
mundo de fantasía, se les borrará la realidad de sus problemas y
tristezas. Allí nada resultará
depresivo, todo será estupendo, vivirán muellemente, teniendo ante los ojos tan
incomparable belleza; leyendo poesía y discutiendo con ingenio cosas divinas y
humanas.
Sin embargo, algo misterioso encierra,
porque por aquellos floridos jardines y privilegiadas terrazas nadie pasea ni
asoma a gozar de las maravillosas vistas.
Hijos, os deseo
alegría y buenos pensamientos, así como me los deseo a mí.
Paternales besos y abrazos,
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